recensiones - Edizioni Studium
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GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 175 RECENSIONES BIBLIA MARBÖCK, Johannes, Jesus Sirach 1–23, Herders Theologischer Kommentar zum Alten Testament, Herder, Freiburg – Basel – Wien 2010; pp. 285. € 60,00. ISBN 978-3-451-26832-8. Ni que decir tiene que el comentario sobre el Sirácida hecho a dos manos por Patrick W. Skehan y Alexander A. Di Lella y publicado en el año 1987 en la serie «The Anchor Bible» ha hecho historia. En la actualidad todavía sigue siendo un punto de referencia indispensable para los estudiosos de este libro de sabiduría (The Wisdom of Ben Sira, a new translation with notes by †P.W. Skehan, introduction and commentary by A.A. Di Lella [AB 39], New York 1987). Trece años más tarde vio la luz el comentario de G. Sauer (Jesus Sirach: Übersetzt und erklärt [ATDA 1], Göttingen 2000), al que siguieron el de J. Schreiner, Jesus Sirach 1–24 (NEB. Kommentar zum Alten Testament mit der Einheitsübersetzung 38), Würzburg 2002 y recientemente el de B.M. Zapff, Jesus Sirach 25–51 (NEB. Kommentar zum Alten Testament mit der Einheitsübersetzung 39), Würzburg 2010. También el año pasado, el conocido especialista en el libro de Ben Sira, el austriaco J. Marböck, profesor emérito de la Universidad de Graz (cf. Gregorianum 86/3 [2005] 673-674 y Gregorianum 89/2 [2008] 420-421), publicó la primera parte de su comentario (Sir 1–23) en la serie «Herders Theologischer Kommentar zum Alten Testament». Es de notar que todos los comentarios aparecidos después del 1987 están escritos en lengua alemana. El presente comentario (de casi 300 páginas) — como el mismo A. se encarga de puntualizar en el prefacio (9-10) — se basa en la versión griega del Sirácida. La razón es obvia y comprensible: a diferencia del texto hebreo del que en la actualidad disponemos solamente de un más o menos 68% distribuido en varios manuscritos, la versión griega es un texto unitario y completo. Esta opción, ciertamente discutible (cf. por contraste el comentario de Skehan – Di Lella), facilita enormemente la labor de comentar el texto y evita entrar en la siempre difícil y debatida cuestión de la reconstrucción de un hipotético original hebreo. Ahora bien, no hay que olvidar las dos dimensiones que encierra dicha versión. Por un lado, testimonia la obra que el sabio Ben Sira escribió en hebreo allá por el 185 a.C. en Jerusalén y, por otro, siendo 176 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES una traducción de la misma, refleja el ambiente de la diáspora judía de Alejandría de Egipto ca. el 132. a.C. La división del comentario responde a una profunda convicción del A., según la cual el libro se divide en dos partes (Sir 1–23 y 24–51), siendo el cap. 24 no la conclusión de la primera parte sino la introducción de la segunda. Respecto a la estructura de la primera parte, está determinada por los pasajes sobre la Sabiduría personificada o Doña Sabiduría: Sir 1,1-10; 4,11-19; 6,18-37; 14,20–15,10; 19,2030 (concentrados sobre todo en la primera parte del libro) y por la presencia de una oración de súplica individual, la única en toda la obra (22,27–23,6), que funciona como conclusión de la primera parte (cf. la oración del sabio en 51,1-12 al final del libro). El resultado es el siguiente: prólogo del traductor griego, primera parte (Sir 1,1–4,10: «Weisheit und Furcht des Herrn – Programm und erste Realisierungen»), segunda parte (Sir 4,11–6,17: «Bewährungen und Segnungen der Weisheit»), tercera parte (Sir 6,18–14,19: «Weisheit in vielfältigen Beziehungen»), cuarta parte (Sir 14,20–19,17.18-19: «Weisheit und Gottes gute Ordnung für seine Schöpfung») y quinta parte (Sir 19,20–23,27: curiosamente sin título!). Después de una selección bibliográfica clasificada por temas (11-18) sigue una breve introducción (21-34) que no pretende en ningún momento ser exhaustiva sino ofrecer una serie de informaciones sobre las líneas de fondo del comentario. Tres son los puntos tratados en estas páginas: las opciones textuales en las traducciones y comentarios, la organización de la primera parte del comentario y una visión de conjunto de Ben Sira y su libro. El comentario, fiel al estilo de la serie a la que pertenece, sigue siempre la misma disposición. En primer lugar, se ofrece una selección bibliográfica, una pequeña introducción y un esquema de la parte del libro en cuestión. Luego se sigue con el comentario por separado de cada una de las unidades de dicha parte. Así pues, para cada unidad se ofrece una selección bibliográfica («Literatur»), la traducción del texto y algunas notas de carácter textual y sobre la traducción («Text»), un análisis formal de la unidad («Analyse»), el comentario por versículos o grupos de versículos («Auslegung») y, por último, un pequeño apartado («Bedeutung») sobre el sentido y la importancia del pasaje comentado. Tres excursus, escritos en carácter más pequeño, amplían algunos temas relevantes de la obra: uno está dedicado al temor del Señor en la obra de Ben Sira (57), otro a la amistad en el Antiguo Testamento y en el mundo clásico greco-romano (110-111) y el último sobre la obra del sabio y la filosofía popular sobre la responsabilidad humana (202-203). Como era de esperar, este comentario no defrauda al lector sino todo lo contrario. De hecho, colma sus expectativas. A mi juicio, la nota más destacable es su esencialidad. Habida cuenta de la extensión del libro, no resulta fácil limitarse a aquella información fundamental que da razón del texto sin perderse en discusiones sobre cuestiones secundarias. A este respecto, ayudan mucho las anotaciones a modo de títulos que aparecen en los márgenes colocadas muy oportunamente. También es de agradecer el esfuerzo realizado por el autor por consultar obras escritas en italiano y español, algo que suele ser raro en los círculos académicos y que demuestra un buen conocimiento del ambiente académico internacional. Con todo, y dicho sea de paso, GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 177 abundan los errores tipográficos en las lenguas citadas, lo que lamentablemente desmerece la calidad de la obra. El comentario, escrito en un estilo elegante, sobrio y siempre bien documentado, está llamado a ser un punto de referencia obligatorio para los estudiosos y estudiosas del Sirácida, aunque algunos echen de menos una mayor atención a la cuestión textual y sus implicaciones hermenéuticas. Por último, queremos expresar un deseo compartido por muchas personas interesadas en la obra de Ben Sira: poder tener muy pronto entre las manos el comentario de la segunda parte del libro (Sir 24–51). Y, mientras tanto agradecemos al prof. Marböck su valiosa contribución al estudio de este libro deuterocanónico que sigue despertando el interés de especialistas y profanos. NURIA CALDUCH-BENAGES GREGORY, Bradley C., Like an Everlasting Signet Ring. Generosity in the Book of Sirach, Deuterocanonical and Cognate Literature Studies 2, Walter de Gruyter, Berlin 2010; pp. XVII + 378. € 89,95. ISBN 978-3-11-022366-8. Como he señalado ya en otras recensiones (cf. RivBib 57/3-4 [2009], Greg 91/1 y 91/3 [2010]), los estudios sobre el libro de Ben Sira están creciendo a un ritmo impresionante. Solamente en el año 2010 han salido a la luz dos comentarios y dos monografías. Los dos comentarios son en lengua alemana: J. Marböck, Jesus Sirach 1–23 (HThK.AT), Freiburg im Breisgau 2010 y B.M. Zapff, Jesus Sirach 25–51 (NEB. Kommentar zum Alten Testament mit der Einheitsübersetzung 39), Würzburg 2010, que completa el comentario publicado en el primer volumen por J. Schreiner, Jesus Sirach 1–24 (NEB. Kommentar zum Alten Testament mit der Einheitsübersetzung 38), Würzburg 2002. Por lo que se refiere a los estudios monográficos, a parte del volumen objeto de nuestra recensión, cabe destacar el de A.J. Guerra Martínez, El poder de la oración. Estudio de Sir 51,1-12 (ABE 50), Estella (Navarra) 2010, texto ligeramente retocado de la tesis doctoral defendida en nuestra facultad de teología en diciembre del 2008. A estas obras hay que añadir otras tres publicadas en la primera mitad del año 2011: R. De Zan, Il culto che Dio gradisce. Studio del «Trattato sulle offerte» di SirGr 34,21–35,20 (AnBib 190), Roma 2011; C. Kearns, The Expanded Text of Ecclesiasticus. Its Teaching on the Future Life as a Clue to Its Origin, enlarged with a biographical sketch of Kearns by G. Norton, an intro. to Kearns’ dissertation by M. Gilbert and biblio. updates (1951-2010) by N. Calduch-Benages, edited by P.C. Beentjes (DCLS 11), Berlin 2011 y, por último, I. Balla, Ben Sira on Family, Gender, and Sexuality (DCLS 8), Berlin 2011. El presente volumen es la versión revisada de la tesis doctoral defendida en el Departamento de Teología de la Universidad de Notre-Dame (IN) en primavera del 2009 y dirigida por el prof. Gary A. Anderson. El título de la obra, ciertamente original, deriva de una conflación de Sir 17,22 («La limosna del hombre es para él como un sello y custodia la generosidad como la niña del ojo») y Sir 40,17 («la generosidad es como un paraíso de bendición y la limosna permanece para siem- 178 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES pre») y refleja el doble objetivo de la investigación del A.: estudiar la concepción de Ben Sira sobre la generosidad y su contextualización en la Judea del tiempo de los Seléucidas y explorar el modo en que la generosidad está representada en las múltiples formas textuales del libro (cf. Prefacio, VII). La obra consta básicamente de cuatro capítulos. El primero (1-24) es una breve introducción al estudio (status quaestionis) y al libro de Ben Sira (fecha, origen, contexto, historia y crítica textual, estructura e historia de la composición). El segundo («Wealth, Poverty, and the Problem of Justice», 25-90) está totalmente dedicado a la función de la riqueza y la pobreza en relación al problema de la justicia. Para ello, el A. profundiza en las dimensiones teológicas de la riqueza y la pobreza (cf. la adhesión del sabio al principio de la justicia retributiva y la negación de la misma en la realidad social). Uno de los aspectos principales de la discusión sobre la justicia retributiva es el problema de la muerte y, más específicamente, la falta de creencia en el más allá. De ahí que el capítulo tercero («Death, Generosity, and the Good Life», 91-127) funcione como transición al tema principal de la tesis, concentrándose en Sir 14,3-19, un pasaje que incorpora la virtud de la generosidad en la visión de la «buena vida» (el vivir bien) en relación con la finalidad de la muerte. Los siguientes capítulos constituyen el corazón de la obra y están dedicados a la exégesis detallada de los siguientes textos: Sir 29,1-7.14-20 sobre los préstamos y las fianzas (capítulo cuarto: «Generosity through Loans and Surety», 128-170) y 29,8-13 sobre la limosna (capítulo quinto: «Generosity through Almsgiving», 171221). Los últimos dos capítulos se apoyan en la dinámica elucidada en el capítulo quinto para investigar las cualidades específicas de la limosna. Así, el capítulo sexto («Almsgiving and Sacrifice in Sirach», 222-253) estudia el uso de la terminología relativa al sacrificio para describir la eficacia de la limosna y sostiene que no existe ninguna tensión social implícita entre mantener a los sacerdotes de Jerusalén y ayudar a los pobres. El capítulo séptimo («The Extent of Almsgivig in Sirach», 254290) intenta explicar por qué Ben Sira defiende limitar la limosna a los justos en algunas ocasiones mientras en otras se inclina por la limosna sin reservas (cf. el modelo ético de la imitatio Dei). El estudio termina con un breve capítulo conclusivo (capítulo octavo: «Synthesis & Conclusions», 291-295), un apéndice que contiene la crítica textual de una selección de pasajes estudiados a lo largo del trabajo (295-327), la bibliografía (328-352) y los índices de autores modernos y referencias (353-378). La obra de B.C. Gregory es, sin duda alguna, una buena contribución al estudio del contenido temático del libro de Ben Sira, ya que ha afrontado una cuestión que solamente había sido estudiada de forma parcial en un par de tesis doctorales (no publicadas) y en unos pocos artículos. Por último, quisiera destacar dos puntos de la obra. Disiento del primero y alabo el segundo. En primer lugar, me refiero a la extraña opción de colocar la crítica textual de los textos seleccionados para el estudio en un apéndice al final de la obra, pues entorpece enormemente la lectura, ya que cada vez que el lector quiere verificar algún punto en concreto del texto tiene que desplazarse a las últimas páginas del libro. En segundo lugar, considero muy GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 179 acertado la decisión de terminar los capítulos 3, 4, 5, 6 y 7 comparando el pensamiento de Ben Sira con el de otras obras de la antigüedad, judías, cristianas y de otros ambientes. Para ello, el A. no se ha limitado a la forma breve del texto sino que ha incluido también la forma larga en hebreo y griego. Concluyo felicitando al A. por su obra y expresando un deseo: que no cese el creciente interés por este libro deuterocanónico cuya sabiduría parece no agotarse. NURIA CALDUCH-BENAGES URBANZ, Werner, Gebet im Sirachbuch. Zur Terminologie von Klage und Lob in der griechischen Texttradition, Herders Biblische Studien 60, Herder, Freiburg – Basel – Wien – Barcelona – Rom – New York 2009; pp. IX + 319. € 60,00. ISBN 978-3-451-30241-1. Ben Sira habla de la oración en más de veinte ocasiones, mucho más que sus predecesores y también más que el autor del libro de la Sabiduría. En su obra, la oración generalmente es presentada en forma de consejo, aunque también encontramos ejemplos concretos de oración tanto individual como colectiva. El sabio, por tanto, combina el hablar sobre Dios con el hablar a Dios. No cabe duda que la oración, a pesar de haber sido hasta hace poco un tema poco estudiado, constituye una cuestión fundamental en el Sirácida como lo son, por ejemplo, la Sabiduría, el temor del Señor, la Torá o la teodicea, por citar algunas de las más relevantes. Con el propósito de colmar un vacío en el estudio de la teología del Sirácida, Werner Urbanz ha escrito su tesis doctoral sobre tema de la oración bajo la guía de Johannes Marböck, profesor emérito de la universidad Karl-Franzens de Graz (Austria), de reconocida fama internacional, que acaba de publicar la primera parte de su comentario sobre el libro de Ben Sira: J. Marböck, Jesus Sirach 1–23 (HThK. AT), Freiburg im Breisgau 2010. La tesis, defendida en la citada Universidad en el año 2008, ha sido publicada con unos ligeros retoques. Tal como aparece indicado en el subtítulo (Sobre la terminología del lamento y la alabanza en la tradición textual griega), el punto de partida de este estudio es la doble dimensión de la oración en la obra del sabio jerosolimitano. Si hasta ahora la oración en Sir se había contemplado solamente desde el punto de vista de la alabanza, ahora W. Urbanz añade otra perspectiva: la del lamento (lamento y alabanza son las categorías clásicas de la oración tomadas de C. Westermann). La obra empieza con una brevísima introducción de carácter práctico y métodológico (1-3) seguida de una historia de la investigación sobre el tema de la oración en el Sirácida (4-19), donde el A. repasa críticamente todas las contribuciones al tema y a los textos más significativos al respecto (cf. Sir 22,27–23,6; 36,1-22; 39,1235; 51,1-12), incluyendo monografías, artículos, comentarios y voces de diccionario. A continuación, hace una breve presentación del tema de la oración en el Antiguo Testamento y su campo semántico junto a algunas indicaciones sobre el modo de llevar a acabo el análisis terminológico (20-28). 180 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES Después de estas páginas introductivas, se entra en el mérito de la obra. Siguen los dos puntos, partes o secciones centrales (en ningún momento se habla de capítulos), obviamente los más extensos, dedicados al campo semántico del lamento (29-132) y al campo semántico de la alabanza (133-224) respectivamente. El método de análisis es idéntico en los dos casos: se analizan los distintos vocablos en tres momentos: panorámica (Übersicht), estudio de las ocurrencias (Stellenuntersuchungen) y notas semánticas (Semantische Notizen), y luego se concluye con un resumen general dividido también en tres momentos: vocabulario (Vokabular), distribución en el libro (Verteilung im Buch) y estructuras del lamento en Sir (Strukturen der Klage in Sir), en el primer punto, y estructuras de la alabanza (Strukturen des Lobes in Sir), en el segundo. En el punto siguiente (número seis), se estudia la relación entre el lamento y la alabanza, dos dimensiones de la oración presentes en el libro que, sin embargo, no aparecen juntas en los textos concretos (225-249). Antes de concluir su trabajo, en el punto siete el A. analiza la oración de Sir 51,1-12, situada antes del poema final del libro (51,13-30), como ejemplo y elucidación (als Beispiel und Verdeutlichung) del tema tratado. El volumen termina con una escasa página y media a título de conclusión (281282), donde el A. reafirma su tesis: «Nur wenn Klage und Lob gemeinsam betrachtet werden, erhählt die Darstellung des Gebets im Sirachbuch die ihm eigene Tiefe und Farbigkeit, treten Struktur und Kontrast adäquat zu Tage und leuchtet es mit seinen Motiven auf zu Gott» (282), que se podría resumir de este modo: la relación entre lamento y alabanza es la clave para entender la oración en el libro de Ben Sira. Siguen la lista de abreviaciones (283), la bibliografía clasificada (284-305) y los índices de citas y de términos hebreos y griegos (solo una selección, 306-319). El estudio llevado a cabo por W. Urbanz presenta todas las características de una tesis doctoral bien hecha (buena elección del tema, estructura lógica y pertinente, claridad de exposición, metodología impecable etc.). Por otro lado, se percibe una cierta monotonía en el análisis, quizás inevitable en un estudio esencialmente terminológico, y poca originalidad en sus comentarios. Aunque conforme a la decisión del A., ciertamente comprensible, de basar su investigación en la tradición griega de Sir (puesto que el texto hebreo es fragmentario), no deja de sorprender el estudio de Sir 51,1-12 a partir de la traducción del nieto de Ben Sira. Habría sido muy enriquecedor que, al tratar las diferencias entre el texto griego y el hebreo, el A. hubiese cotejado los estudios de F. Mies, «De la brûlure d’un feu…Ben Sira 51,1a (hébreu)», Biblica 86 (2005) 260-268 y M. Rossetti, Giuseppe negli scritti di Qumran. La figura del patriarca a partire da 4Q372l, Roma 2007, 202-214. Menciono, solo a título de información, la reciente monografía de A.J. Guerra Martínez, El poder de la oración. Estudio de Sir 51,1-12 (ABE 50), Estella (Navarra) 2010. Sin lugar a dudas, la obra de W. Urbanz contribuye notablemente a un mayor conocimiento de la teología del Sirácida. Fue precisamente el director de su tesis quien, hace ya algunos años, abrió el camino para este tipo de estudios con una obra que sigue siendo punto de referencia obligado para los especialistas y personas interesadas en la obra de Ben Sira: J. Marböck, Weisheit im Wandel. Untersuchun- GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 181 gen zur Weisheitstheologie bei Ben Sira, BBB 37, Bonn 1971 (2a ed. [BZAW 272] Berlin – New York 1999). NURIA CALDUCH-BENAGES PIERI, Fabrizio, L’itinerario di cristificazione di Paolo di Tarso. Caratteristiche di una esperienza di Dio, Gregorian & Biblical Press, Roma 2010; pp. 331. € 29,00. ISBN 978-88-7839-183-3. L’ispirazione per scrivere questo libro origina dall’incontro dell’A. con la spiritualità paolina, proposta dal Beato Giacomo Alberione, fondatore della Famiglia Paolina. Perciò all’inizio del suo saggio l’A. dà una spiegazione puntuale del titolo del suo libro: «Il termine cristificazione origina dalla sensibilità del Beato Giacomo Alberione, Fondatore della Famiglia Paolina, che lo usa per descrivere il processo spirituale di Paolo di Tarso, considerato dall’Alberione come il Fondatore e Padre della Famiglia Paolina, che deve caratterizzare la sequela e la vocazione di tutti i Paolini e le Paoline. Per Paolo la cristificazione significa come l’esperienza di trasformazione ontologica sostitutiva del suo io con l’Io di Cristo» (9, nota 1). L’A. ci introduce nel mistero della vita di Paolo, trasformata nell’evento di Damasco dall’incontro con il Cristo, Signore e Maestro. Il procedere del percorso teologico-spirituale del libro si apre, dopo una Introduzione in cui Paolo viene definito come nemico di Cristo, l’afferrato di Cristo e l’innamorato cantore di Cristo, con uno sguardo sulle tappe salienti della vita dell’Apostolo delle Genti per poi passare a una visione sintetica della sua personalità, e giungere successivamente a descrivere e riflettere sull’esperienza dell’evento di Damasco, depositato nelle Lettere autobiografiche dell’Apostolo e nello scritto lucano degli Atti. Subito dopo si passa all’analisi di alcune tematiche teologico-spirituali proprie e specifiche di Paolo, frutto della sua esperienza di cristificazione con il Signore Gesù. Le tematiche che caratterizzano questa riflessione dell’A. si concentrano sulla originalità dello stile paolino di vivere il suo proprio servizio ministeriale come esperienza di mistica apostolica. Il volume riporta, in un’apposita Appendice dopo la Conclusione, anche due interessanti contributi sulla dinamica dell’amore di Paolo. Tutto lo studio è supportato da una vasta Bibliografia. Il libro ha una sua logica interna lineare e ogni parte può essere letta in un modo autonomo, perché è complesso nel suo contenuto: contiene analisi dei testi paolini, che l’A. definisce come «Brevi elementi di lettura esegetica»; ma ci sono anche elementi per una lettura spirituale, che vengono denominati «Elementi di lettura spirituale». Caratteristica peculiare di questo libro è che l’A. offre anche una serie di originali riflessioni per un approfondimento personale, che intitola «Conclusioni per la nostra esperienza spirituale», oltre a riportare in conclusione del libro alcune preghiere composte da lui stesso su alcune pericopi dell’epistolario paolino. Un’altra specificità originale di questo libro è che si tratta di un approccio nettamente interdisciplinare, cioè tra l’esegesi biblica e la teologia spirituale. Ovvia- 182 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES mente, questi due approcci richiedono anche diversi metodi. L’A. con autorevolezza utilizza il metodo dell’analisi esegetica biblica, facendo riferimenti ai testi in lingua greca e ebraica, ma è altrettanto convincente il suo metodo di analisi teologica quando si tratta dell’interpretazione dell’esperienza paolina. Il libro è un manuale universitario e rispecchia il corso offerto dal professore nell’Istituto di Spiritualità della Pontificia Università Gregoriana. Il materiale è didatticamente ben sistemato e guida il lettore in una lettura sempre più profonda dell’esperienza paolina e, allo stesso tempo, il libro offre spunti di lettura spirituale anche ai lettori meno preparati per l’analisi biblica testuale. Nell’insieme si tratta di un lavoro di «esegesi spirituale» (279), che naturalmente va oltre il puro commento tecnico del testo e pur supponendolo lo integra nella prospettiva della sua specifica densità e fecondità «mistica». Di conseguenza l’individuazione del tipico cristocentrismo paolino, che è determinante per cogliere l’identità «ontologica» del cristiano, viene opportunamente allargata su orizzonti insieme ecclesiologico–missionari ed escatologici, che completano efficacemente il quadro. Si tratta dunque di un lavoro ben studiato e articolato che certamente risulterà utile per la conoscenza di una teologia tanto pregnante come quella di Paolo. MIHÁLY SZENTMÁRTONI S.I. THEOLOGIA FERRI, Riccardo, Il Dio Unitrino nel pensiero di Tommaso d’Aquino. Dal Commento alle Sentenze al Compendio di teologia, Contributi di teologia 60, Città Nuova, Roma 2010; pp. 203. € 18,00. ISBN 978-88-311-3327-2. En suivant, dans leur élaboration progressive, des textes majeurs précédant la Somme théologique, R. Ferri montre combien saint Thomas, dès son Commentaire des Sentences, réfléchit l’unité divine à partir de l’unique sujet d’investigation que présente la foi chrétienne: le Dieu un et trine. Fidèle à la Révélation, d’une part l’Aquinate articule intimement l’un à l’autre l’ordre de l’essence et l’ordre des Personnes, qui, dans sa pensée, sont absolument co-originaires. D’autre part, tout en maintenant soigneusement entre elles la distinction, il lie profondément la vie «unitrine» du Dieu ad intra et son opération ad extra selon l’ordre des processions trinitaires qui — conformément à l’axiome répété dans I Sent. — sont ratio et causa, exemplarité et causalité, de l’œuvre de la création et de l’œuvre de la rédemption (cf. 66). Ce faisant, il évite de faire de l’agir de Dieu dans la création et dans l’histoire du salut un instrument pour accéder, spéculativement, à la connaissance de Dieu en lui-même — une connaissance qui, de fait, dépasse la raison humaine laissée à ses propres ressources (cf. 139). D’un intérêt tout particulier est l’analyse du De Pot. GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 183 dans laquelle l’auteur explique comment la distinction re/ratione permet à Thomas, reprenant Aristote, de dépasser, sans le transgresser, le principe de non-contradiction: «rien n’empêche que des affirmations contradictoires puissent se prédiquer d’une chose qui est identique en réalité mais est différente selon la raison» (q. 7, a. 1, ad 5). Ainsi la multiplicité des propriétés personnelles ne contredit-elle pas la simplicité de l’essence divine. Sur le plan ontologique, les relations qui distinguent les Personnes, s’identifient re à cette essence, tandis que sur le plan des rationes, du quid est, «elles s’opposent entre elles et en vertu de cette opposition relative (et en même temps de leur subsistance dans l’essence divine), elles constituent des personnes distinctes re entre elles» (160). Et l’A. de citer en note, quelques pages plus loin, deux textes très éclairants: Paternitas et filiatio habent oppositionem ad invicem; et ideo exigunt realem distinctionem suppositorum (q. 7, a. 6, ad 7). Proprietates personales habent quod subsistant ab essentia: ex eo enim paternitas habet quod sit res subsistens, quia essentia divina, cui est idem secundum rem, est res subsistens (q. 9, a. 5, ad 13). Une interprétation intéressante d’un point majeur de la doctrine trinitaire de l’Aquinate, appuyée sur des textes éclairants, mais qui laisse ouverte, bien entendu, l’un ou l’autre question. Qu’en est-il, par exemple, de l’idée du De Potentia, contredite dans le Commentaire (I Sent. d. 26, q. 1, a. 2), dans le Compendium (61 e 62), et dans la Somme (I, q. 40, a. 3), selon laquelle si l’on fait abstraction en Dieu de la propriété personnelle, on ne supprime pas la substance (De Pot. q. 8, art. 4, ad 5um)? Tout en constituant l’aspect absolu de la Personne divine, cette substance, estime Thomas, à cette étape de sa réflexion, encore marquée par l’influence dionysienne médiévale, ne peut être dite personnelle. L’auteur donne-t-il à la notion de relation subsistante tout le poids qu’elle paraît bien revêtir chez ce Docteur, et ce dès avant la Somme? On ne peut comprendre ce qu’est la pure paternité du Père, la pure filiation du Fils ou le pur lien d’amour de l’Esprit Saint, sans recourir aux relations que chacune des personnes a concrètement avec les autres, et notamment aux relations de Père à Fils, de Fils à Père, de Père et Fils à Esprit, d’Esprit à Père et Fils. Chez saint Thomas, très clairement dans l’ouvrage systématique de la Somme théologique, le vocable de personne désigne le terme posé par la relation et donc quelque chose qui est vraiment présent en lui, le «suppôt» — et le mouvement — qui distingue chacune des hypostases en ce qu’elle a de plus propre: «Les trois personnes divines se rejoignent dans la nature, mais se distinguent par leur suppôt, et c’est pourquoi on ne peut attribuer l’une à l’autre». (III, q. 16, a. 1, ad 2um). Le résultat de la relation entre intrinsèquement, en effet, dans la notion même de personne. Les textes cités par l’auteur suggèrent une exégèse en ce sens. Une autre question, sur laquelle on aurait également souhaité un approfondissement, concerne la fondation d’une réelle triple différence immanente en Dieu et en particulier d’une hiérarchie à l’intérieur de sa théologie trinitaire. Comme l’a rappelé heureusement en son temps Walter Kasper, c’est le Père, «fondement sans fondement», qui «possède de façon originaire la substance de Dieu consistant dans l’amour»: l’amour qui, en se répandant, libère de lui-même, le Fils et l’Esprit et les unit à soi en même temps dans l’unique amour. Possédant, chacune d’elles, la totalité de l’essence divine, les personnes divines ne se différencient nullement en raison d’une 184 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES perfection entitative. Ce qui les distingue entre elles est le rapport d’origine. En adversaire du monarchianisme, Thomas défend fermement la parfaite identité axiologique mais il affirme en même temps la hiérarchie interne des personnes divines ainsi que la corrélation entre les missions du Fils et de l’Esprit Saint dans le temps et les processions intra-trinitaires. À l’intérieur des personnes consubstantielles, le Père est l’unité d’origine en tant que principe sans principe. Le Fils qui procède du Père — et de lui seul — est envoyé par lui et par lui seul dans le monde. L’Esprit qui procède du Père et du Fils est envoyé par ceux-ci, mais principaliter par le Père qui, n’étant pas lui-même engendré, produit l’Esprit Saint à travers le Fils: il procède immediate du Père, mediate du Fils (I Sent. d. 12, q. 1, a. 3). Ainsi la procession intra-trinitaire du Saint-Esprit est-elle logiquement postérieure à la procession du Fils. Il convient donc que sa mission extérieure dans le Christ soit également postérieure à la mission extérieure du Verbe. Dans les termes techniques de la Somme théologique: «La mission du Fils est, selon l’ordre de nature, antérieure à la mission du Saint-Esprit; de même que, dans cet ordre, l’Esprit Saint procède du Fils» (III, q. 7, a. 13). Il ne peut y avoir en Dieu de priorité d’une personne vis-à-vis de l’autre mais il n’y a pas moins pour autant en lui un ordre, l’ordre dicté par les relations constitutives des personnes elles-mêmes: la relation de paternité et les deux relations de filiation et de spiration passive, selon lesquelles le Fils et l’Esprit tirent origine et procèdent du Père, l’Esprit procédant lui-même du Père et du Fils comme d’un unique principe. On trouvera, dans le présent opuscule, ample matière à une réflexion plus spéculative. Quoi qu’il en soit de ses limites, soulignons les mérites de cette brève étude qui attire notamment l’attention sur un point lumineux de la réflexion de l’Aquinate — la relation entendue comme principe de subsistance des Personnes divines — et contribue surtout à dépasser la néfaste division des traités De Deo uno et De Deo trino, en évitant ainsi les risques du sabellianisme (cf. 164): situer les propriétés personnelles du côté de notre intellect, en perdant de vue la «distinction originaire» au niveau trinitaire. Un heureux retour au centre de notre Credo: Deus de Deo, Lumen de Lumine (cf. Expos. in Symbol, II)! JACQUES SERVAIS, S.I. DOYLE, Dominic, The Promise of Christian Humanism. Thomas Aquinas on Hope, Crossroad Publishing Company, New York 2011; pp. 228. US$ 34,95. ISBN 978-0-8245-24692. This is an important book which has already been widely praised and which even before publication received a John Templeton award. It seeks to connect, and indeed correct, some contemporary authors on Christian humanism by retrieving the wisdom of Aquinas. I will have questions about how convincing these connections are, but there is no doubt that Dr Doyle offers an impressive argument and tackles some crucial fields for theological reflection today. GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 185 The early chapters, constituting about a third of the book, involve a comparison between the works of two Catholic intellectuals of today, Charles Taylor and Nicholas Boyle, both writing about issues of identity, with an earlier generation of religious humanists, more future-oriented and more influenced by Aquinas, in particular Jacques Maritain and John Courtney Murray. Then, for more than half of its length, the book enters into an extended exploration of Aquinas on hope and on his continuing relevance for Christian humanism. Its stated aim is to «bring an urgent question of today to a great text of the past» (3), and in particular to revisit the origin of hope as a specifically Christian reality. The Canadian philosopher Charles Taylor has increasingly voiced his personal faith perspectives, especially so since his famous lecture of 1999 on Catholic modernity. The Promise of Christian Humanism includes several references to A Secular Age, Taylor’s large volume of 2007, but it gives more attention to earlier writings. In Doyle’s view Taylor’s Christian humanism is grounded upon both an ethical concern for the human good and upon a highlighting of religious transcendence. Boyle focuses more on the anthropological impact of changes in the global and consumer economy. He too is presented here both as a critic of the contradictions within today’s culture and as a searcher for deeper Christian ways of living. However, Doyle’s horizon is more concerned with the theological virtue of hope. In this light he voices reservations about both authors: they can seem insufficiently theological and in general too accommodating to secularity. They risk being content with «a generalized religious humanism rather than a theologically informed Christian humanism» (28). Here the battle lines become clearer: the two thinkers are being accused of excessive correlation (not Doyle’s term) and hence of selling Christian identity short. It is a significant and delicate debate in today’s theology. Indeed the distinguished philosopher William Desmond, when reviewing Taylor’s A Catholic Modernity, commented that we need more than a moralised religion and added: «Sometimes I felt as if I was being smothered by cushions of reassurance that we are all modern now. It is true, but I wanted to throw off these cushions and cry: Air!» Insofar as Dominic Doyle favours a dialectical stance, he would probably agree. Sometimes the summaries offered of Taylor’s thought can risk over simplification or even inaccuracy. For instance on p. 17 we are told that «by secularization Taylor means the denial of belief in God» and the irrelevance of religion in the public sphere. This is secularism rather than secularization, and indeed the later Taylor offers a more sophisticated reading of secularization as a shift of sensibility located in the drama of the social imaginary. In the chapters devoted to Aquinas hope is seen as the gift whereby the believer becomes a pilgrim helped by God. Through hope one «approaches God as the future, difficult, yet possible good in the sure expectation of future beatitude» (40) and thus the virtue or settled disposition of hope has an «intrinsic relation to the present human good» (49). In this light it cannot be accused of being excessively other-worldly or naïve. Indeed its capacity to face challenges and darkness is eloquently stressed. It is our God-guided movement through painful history, personal or communal, towards a healed future. Based on these presuppositions, 186 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES three chapters invite the reader into a detailed analysis of Aquinas on hope. Creation is seen as the providentially good context for discovering God. And hope, as distinct from faith, is more struggling «ascent» than restless «assent» (98), whereas charity entails union, the culmination of Christian humanism. Thus hope’s role is to be motus or action «specified as difficult» (113), a vision of «transcendence as cruciform» (115) but «actualizing the humanistic potency of faith» (102). The scholarship here is impressive. The argument is valid and often energetic. However a difficulty remains about what I would call the rhetoric. Will the book communicate to contemporary readers more used to the cultural imaginary of Taylor or Boyle? Some sentences are dense in a vocabulary that calls out for more translation: «effects, by desiring their own perfection, desire to participate in the source of that perfection, the agent» (54). What Doyle offers represents a horizon shift and we seem to have moved into a different language game. The author is aware of this challenge and this danger, admitting that an exegesis of Aquinas «cannot be straightforwardly applied to a contemporary Christian humanism without some creative appropriation» (95). Probably more effort could have been invested towards that appropriation. One should add that the final chapter involves a comparison of Thomist and Augustinian versions of hope, seeing the encyclical Spe Salvi as exemplifying the latter position. It also takes issue, and rightly so, with the «wholesale dismissal of modernity» found in such authors as Tracey Rowland. In this context Doyle broadens out the agenda to situate himself in the debate over conflicting interpretations of Vatican II. Since hope is inevitably connected with confronting the difficulty of change, he detects «characteristic marks of hope on the thought and spirit of the council», adding that any «assertion of continuity must not obscure the reality of change» (148-151). And he ends with a short section on fundamentalism as «substituting security for hope» (152). It should be noted that the June 2011 issue of Theological Studies, dedicated in part to the theme of «Hope and the Church», offers an article by Dominic Doyle and a response by James Gerard McEvoy which takes issue with his interpretation of Charles Taylor. MICHAEL PAUL GALLAGHER, S.I. MANTOVANI, Mauro, La discussione sull’esistenza di Dio nei teologi domenicani a Salamanca dal 1561 al 1669. Studio sui testi di Sotomayor, Mancio, Medina, Astorga, Báñez e Godoy, Nuova Biblioteca di Scienze Religiose 29, Libreria Ateneo Salesiano – Angelicum University Press – Editorial San Esteban, Roma – Salamanca 2011; pp. 500. € 35,00. ISBN 978-88-213-0790-4. Der Verfasser hat in einem vorhergehenden Werk (An Deus sit [Summa Theologiae I, q. 2]. Los comentarios de la «primera Escuela» de Salamanca, Salamanca 2007) schon die ersten Theologen der Schule von Salamanca (1530-1560) zur quaestio II der Prima Pars der Summa Theologica del Hl. Thomas behandelt. Hier GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 187 geht er zu den folgenden Jahrzehnten, um zu zeigen, wie die zweite Schule von Salamanca die Frage der Existenz Gottes behandelt; er geht dabei auf Pedro de Sotomayor, Mancio de Corpus Christi, Bartolomeo de Medina, Juan Vicente de Astorga, Domingo Bañez und Pedro de Godoy ein, der 85 Jahre nach Bañez noch einmal eine Zusammenfassung der Salmantiner veröffentlicht. M. beschreibt ausführlich den Werdegang und die Lehrtätigkeit der sechs gewählten Autoren und stellt dann die Quellen für die quaestio 2 der Pars Prima dar. Es folgt der Abdruck des jeweils gewählten Textes nach dem am besten geeigneten Manuskript (bzw. Buch im Fall von Godoy), schließlich die Erklärung seines Inhaltes. Dabei zeigt sich, wie sich die Schule von Salamanca mehr und mehr ändert. Von der Offenheit zum Humanismus, der besonderen Aufmerksamkeit für den Nominalismus, einer bei aller Thomastreue offenen Diskussion von Sachfragen geht man jetzt zu einer Kommentierung von und durch Cajetan über, obwohl einzelne Verfasser sich durchaus von ihm abgrenzen können. Gleichzeitig hält sich die Schule immer unbeweglicher an den Buchstaben von Thomas; die Erklärung wird metaphysischer und rückt langsam von der reichen Benutzung der Väterquellen und Schriftstellen in der Zeit eines blühenden Humanismus der ersten Schule von Salamanca ab, bis hin zu Bañez, der als antihumanistisch qualifiziert wird. Im zweiten Teil der Arbeit folgen vier lateinische Texte von Pedro de Sotomayor, zwei von Mancio de Corpus Christi und ein Anonymus, Ms. 1042 de Bibliotheca Angelica, dessen Verfasser bis heute noch nicht identifiziert werden konnte, alle über die gewählte quaestio. Am Ende steht eine Schlussbetrachtung, die die damalige Diskussion vor allem über die quinque viae des Hl. Thomas mit modernen Auffassungen über einen Gottesbeweis vergleicht. Dieses ganze Werk ist eine beachtliche Leistung. Es baut auf der bekannten Literatur auf — ich nenne nur einige bekanntere Namen, Ehrle, Jerico Bermejo und Belda Plans —, aber ebenso auf eigenen Forschungen. Der Verfasser zeigt sich damit als hervorragender Kenner der salmantinischen Quellen und der einschlägigen Literatur. Es sucht die benutzten und von den Autoren zitierten Verfasser bis in die kleinsten Einzelheiten auf. Es stellt die Beziehungen unter den einzelnen Autoren her. Für das Thema der Gotteserkenntnis in der zweiten Schule von Salamanca haben wir eine entscheidend weiterführende, geschichtliche Arbeit vor uns. Bei einer solchen Leistung legt man nicht gerne einige von den Fragen vor, die einem bleiben. Am Anfang mag der Hinweis auf eine Eigenart stehen, die ich gut verstehe. Der Verfasser als Wissenschaftler legt eine Edition lateinischer Texte vor, als Autor für heutige Leser muss er dann aber durch die mehr als ausführliche Darstellung und Beschreibung des jeweiligen Inhaltes auch der Unkenntnis des Lateinischen, die heute ja fast allgemein verbreitet ist, Rechnung tragen. Das gilt für die Mehrheit seiner Leser. Wer aber die lateinischen Texte vorher gelesen hat, liest zweimal dasselbe. Hier zeigt sich ein Grundproblem der heutigen Theologie: Wie will man mit den 1500 Jahren lateinischer christlicher Literatur umgehen? Wie soll man sich mit ihr beschäftigen und sie anderen zugänglich machen? Ferner: Wer die Schule von Salamanca schätzt und schon manche Zeit in ihr geforscht hat, fragt sich immer mehr, was denn solche Forschungen heute bedeuten können. Der Verfasser vergleicht das Denken von Salamanca in seinen Schlussü- 188 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES berlegungen mit manchen modernen philosophischen Strömungen. Müsste man nicht zuerst die geistige Entwicklung und wissenschaftliche Behandlung der Erkenntnis der Existenz Gottes in der gleichen Zeitspanne in Europa mit in die Betrachtung hineinnehmen und sie mit Salamanca vergleichen? Macht es nicht nachdenklich, dass im letzten Salmantiner, Pedro Godoy, der 1687 stirbt, nichts von der Bewegung zu finden ist, die Descartes mit seinem Discours de la Méthode 1637 ausgelöst hat? Die Erwähnung der politici moderni temporis bei ihm aus Vazquez (286) genügt wohl nicht. Und die Salmantiner haben die Fragen der quaestio 2 als Philosophie angesehen, nicht als Theologie (theologia materialiter). Um es salmantinisch auszudrücken: Heute brauchen wir Darstellungen der Schule von Salamanca nicht bloß in se, sondern in se et quoad tempus suum. Ich habe das Buch gerne gelesen und würde mich freuen, wenn der Verfasser die in seinem Stoff angelegten geistesgeschichtlichen Verbindungen weiter behandeln könnte. KARL J. BECKER, S.I. CURUCHICH TUYUC, Cruz Oswaldo, Charles de Foucauld e René Voillaume. Esperienza e teologia del «Mistero di Nazaret», prefazione di Nicola Ciola, postfazione di Pierangelo Sequeri, Studi e ricerche. Sezione Teologica, Cittadella Editrice, Assisi 2011; pp. 462. € 24,00. ISBN 978-88-308-1136-2. La figura di Charles de Foucauld è stata importante nella storia della chiesa del XX secolo; la sua originale spiritualità ha avuto un influsso significativo in tante espressioni di vita ecclesiale che trovarono impulso attorno al Vaticano II e alla seguente stagione. Fa piacere, pertanto, un nuovo studio scientifico su un personaggio che ha avuto tanto da dire nella modernità. A ben vedere, però, il saggio di Cruz Oswaldo Curuchich Tuyuc, Piccolo Fratello guatemalteco dell’Abbazia di Sassovivo di Foligno che presentiamo, si impone per una assoluta novità: esso intende infatti studiare il rapporto tra la spiritualità di Charles de Foucauld e la rilevanza teologica della spiritualità incarnazionale di Nazaret, per questo risulta essere un contributo originale per i motivi che qui di seguito verranno elencati. L’A., che nell’Introduzione si propone di non aggiungere cose nuove alla sconfinata letteratura riguardante Charles de Foucauld (1858-1916) e il suo autorevole interprete René Voillaume (1905-2003), ma di realizzare soltanto una «lettura ermeneutica in chiave agapica» dei tre temi centrali: Incarnazione, Salvezza, Eucaristia, di fatto, però, raggiunge dei risultati che si impongono in diversi ambiti teologici: cristologia-teologia trinitaria, soteriologia ed ecclesiologia, solo per citarne alcuni, e che diventano un apporto concreto nell’attuale contesto teologicospirituale. Tali risultati originali vengono dettagliatamente enunciati nella Prefazione da Nicola Ciola, ordinario di Cristologia nella Pontificia Università Lateranense che, più che una prefazione compone un vero e proprio «Saggio introduttivo» a tutta l’opera. Egli sostiene che «il lavoro si impone per la sua solidità scientifica, e per avere operato un’indagine paziente e meticolosa della rilevanza teologica della GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 189 spiritualità di Nazaret, propria di Charles de Foucauld e portata avanti creativamente da René Voillaume» (11). La conferma di quanto delineato nella Prefazione e spiegato dall’A. nell’Introduzione è data Pierangelo Sequeri, ordinario di Teologia Fondamentale a Milano, nella Postfazione, non senza prima valorizzare il passo in avanti operato da Curuchich Tuyuc nell’interpretazione dell’intera vicenda di Charles de Foucauld, del quale il teologo milanese è fine conoscitore. Di fatto, sostiene Sequeri, «una certa superficialità — per non dire un uso strumentale — dell’icona spirituale associata a Charles de Foucauld, ha generato equivoci e fraintendimenti. Ne sono scaturiti schemi di lettura — e di rilettura — che hanno lambito persino l’integrità della qualità cristiana ed ecclesiale della sua testimonianza. La formale contestazione di una qualche difformità non ha mai avuto spazio reale, in verità. Né avrebbe potuto averlo, anche concedendo il più ampio beneficio d’inventario. È un fatto, però, che le letture schematiche hanno incoraggiato forme di recezione ambiguamente tolleranti ed elusive: di fatto, marginalizzanti» (421). Il punto di partenza del saggio di Osvaldo Curuchich è l’intuizione dell’Eremita del Sahara, Charles de Foucauld, sulla necessità di «imitare la vita di Gesù di Nazaret a Nazaret». Meditando e contemplando la vita di Gesù, la sua kenosi (abiezione, come de Foucauld amava chiamarla), si appassiona soprattutto al lungo periodo di Nazaret e vuole farne il modello per la propria vita. Egli crede che il massimo della kenosi del Cristo è il martirio del Golgota e per questo sogna e prega di poterlo un giorno ripetere, ma della vita di Gesù egli vede Nazaret come momento imitabile: il nascondimento, la frequentazione assidua della Parola, la preghiera, il lavoro, la condivisione della vita con gli abitanti del luogo, l’amicizia… «come Gesù a Nazaret». Oswaldo Curuchich applicando, dal punto di vista epistemologico, il criterio che non vi è vera teologia che non sia collegata con la spiritualità e una spiritualità deve essere profondamente teologica, per il contatto reale con la verità tutta intera, con il mistero di Dio, pratica già una metodologia che si sta facendo strada nella comunità scientifica, ossia la complementarietà e inseparabilità del livello teologico riflesso e della «teologia vissuta dei santi». Intitolando un paragrafo del capitolo V «Gridare la teologia con la vita» (365), l’A. si lascia ispirare dalla convinzione di Charles de Foucauld che il cristiano — egli per primo, in un contesto non cristiano — non deve annunciare Gesù con la parola, ma piuttosto «gridare il Vangelo con la vita». Così, mentre si applica a illustrare la reale profondità dell’intuizione fuculdiana, dipana minuziosamente i riferimenti utili alla compiuta decifrazione dell’integrità cristologica della fede, che ne sostiene la peculiare configurazione spirituale. In questa prospettiva, la comparazione dei dati originari con il prelievo creativo e la sistemazione organica di René Voillaume, è un elemento di decifrazione intrinseco al progetto di Curuchich Tuyuc. La monografia si impone — tra l’altro e in modo particolare — per aver saputo operare una puntuale rilettura teologica dei linguaggi soteriologici, espressione della singolare esperienza di Charles de Foucauld. La quale si ritrova interamente nella categoria di oblazione. L’A. dimostra il passaggio dall’esperienza personale di de Foucauld alla reinterpretazione in chiave teologica della medesima. La 190 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES descrizione, alquanto efficace, delle quattro esperienze di oblazione nella vita dell’Eremita del Sahara (cf. 220ss), è alla base di una nuova capacità espressiva di veicolare i contenuti dell’annuncio di salvezza, presentato non più attraverso categorie «sacrificaliste», bensì agapiche. De Foucauld, e dopo di lui Voillaume, anche quando adoperano un linguaggio già acquisito, intendono le cose in modo diverso, cioè fanno emergere continuamente la motivazione in senso agapico del sacrificio del Cristo e anche del «farsi vittime» per i fratelli, per amore di Lui. Nessun conto da saldare con la divinità, nessuna ira divina da placare, semplicemente l’unione con Gesù che si è dato per amore e ha trasformato in amore il soffrire e il patire. Vi è senz’altro un modo originale per dire verità acquisite con un linguaggio e uno spirito rinnovati. Vi è un elenco di nuove categorie per esprimere la salvezza avvenuta in Gesù Cristo. La ricerca che presentiamo mostra una sensibilità storica oltre che teologica,. L’evento epocale del Concilio Vaticano II ha indubbiamente favorito la penetrazione delle intuizioni di Charles de Foucauld sviluppate in modo geniale da René Voillaume. Tra i meriti di Oswaldo Curuchich, vi è quello di aver fatto interagire il prezioso patrimonio fuculdiano con le migliori acquisizioni del dibattito teologico riguardo alla soteriologia. L’obiettivo della ricerca è stato ampiamente raggiunto, infatti si è cercato di mostrare come la piattaforma dell’esperienza di fede di Foucauld e la rilettura di Voillaume abbiano, di fatto, contribuito a una «maturità teologica» che, da una parte ha dato un contributo al pensiero teologico espresso dal Concilio e dalla riflessione susseguente, e dall’altra parte ne ha avuto in esso conferma. Il paziente lettore potrà rendersi conto che l’A. — carte alla mano — ha saputo far emergere come Charles de Foucauld e René Voillaume abbiano spostato il baricentro dell’essere cristiani sul mistero dell’Incarnazione. E — forse — della riflessione teologica, oltre che dell’esperienza storica di chiesa! GIOVANNI SALE S.I. CONWAY, Pádraic – RYAN, Fáinche, ed., Karl Rahner. Theologian for the Twentyfirst Century, Studies in theology society and culture 3, Peter Lang, Oxford – Bern – Berlin – Bruxelles – Frankfurt am Main – New York – Wien 2010; pp. XIV + 251. € 36,70. ISBN 978-3-0343-0127-5. The book contains eleven articles written by different authors on Karl Rahner and his theology and a brief concluding remarks by Walter Hagg. As the editors acknowledge, most of these articles are papers presented at the conference «Karl Rahner: Theologian for the Twenty-first Century?» held at University College Dublin in 2009. The book is divided into three sections. In the first part Declan Marmion gives an overview of Rahner’s theological legacy in the light of Vatican II and the postmodern context. He argues that Rahner’s understanding of theology as the «science of mystery» (19) is in a position to engage with the intellectual pluralism of modern society. GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 191 In the second section, «Rahner in dialogue», the authors attempt to engage Rahner with three important personalities of the Catholic Church: Aquinas, Newman and Ratzinger. While highlighting the meeting point between Aquinas and Rahner on the incomprehensibility of God, Fáinche Ryan draws the reader’s attention to the possible disagreement between them on the concept of «supernatural existential». In the same section James Corkery elaborates the complex relationship between Rahner and Ratzinger which includes both theological convergence and divergence. Part three of the volume, «Rahner and the Twenty-first Century: Key Themes», contains some interesting articles on Rahner’s theology and its relevance for today’s world. Though Ethna Regan in his article on theological anthropology concedes that Rahner’s concern goes beyond a preoccupation with the cognitive subject, towards the end, however, he laments that Rahner’s theology lacks engagement with specific historical realities and it tends to subsume human suffering in the broad category of experience (cf. 140). While Werner G. Jeanrond enquiries the relevance of Rahner’s theological method for our time, Dermot A. Lane presents in a concise form the contribution of Karl Rahner to interreligious dialogue and the role of Christ in other religions, especially with the concept of «searching memory of all faiths» (199). Further, in his critical examination of Rahner, Lane draws the reader’s attention to how Rahner in his Christology fails to give sufficient material content to the life of the historical Jesus. Here he seems to agree with J. B. Metz that Rahner’s transcendental Christology needs to be informed by a more rigorous historical Christology (cf. 204). In the final section of his article Lane briefly investigates the relevance of Rahner’s thought in postmodern culture and theology. Like Derrida, according to Lane, Rahner with his emphasis on «a searching Christology», engages in a considerable amount of deconstruction in order to modernize Catholic theology (cf. 212). Eamonn Conway’s article on «Rahner’s tough love for the Church» reviews the theological contributions of Rahner after his retirement in 1971. He claims that Rahner’s proposals are relevant and the Church can still learn from him. While making frequent references to Rahner’s book, The shape of the Church to come, Conway reminds the reader upon what Rahner insists: from an eschatological perspective, all structural forms in the Church are provisional and that the ultimate harmony in the Church is not something we can expect to accomplish as she journeys through history (cf. 155). In the present context, according to Conway, change in the Church is not an option. The only option is whether change is chosen or forced upon us. He concludes that Rahner can be an inspiration for the Church to embrace changes as a graced opportunity offered by the Holy Spirit for the renewal of the Church in its mission (cf. 162). The collection of articles in this volume provides good information on Rahner and his legacy. Moreover, most of those who contributed to the book have a balanced critical view on Rahner and do not fail to point out the possible lacunae in his theology. JOSEPH XAVIER, S.I. 192 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES HENRICI, Peter, Hans Urs von Balthasar. Aspekte seiner Sendung, Johannes Verlag Einsiedeln, Freiburg 2008; pp. 151. € 15,00. ISBN 978-3-89411-402-2. À la mort de Balthasar, Peter Henrici S.I. avait donné des contributions de poids au volume collectif Hans Urs von Balthasar. Gestalt und Werk (1989), que les card. Lehmann et Kasper avaient voulu dédier à la mémoire du grand théologien suisse: l’une sur sa figure («Erster Blick»), l’autre sur sa philosophie («Zur Philosophie»). Devenu évêque en 1993, il a eu l’occasion de donner des conférences et publier divers articles qui développaient d’autres «aspects de sa mission». Dans le présent volume, Mgr. Henrici recueille, en plus des deux premières, des contributions concernant la spiritualité («Balthasars Vertändnis der ignatianischen Mystik», 2001), le Concile («Balthasar und das Zweite Vatikanische Konzil», 2005), l’opus magnum du théologien suisse («Die Struktur der Trilogie», 1997), ainsi qu’un texte proposant une lecture personnelle de cette mission («Balthasar entre Kierkegaard et Nietzsche», 2005). Comment Balthasar comprenait-il la mystique de saint Ignace? Entré dans la Compagnie de Jésus, Henrici avait assisté comme novice, en 1948, à une conférence de son cousin (du reste de près d’un quart de siècle son aîné!) sur le sujet. Il tente ici de répondre à la question en reconstituant, sur la base «des maigres notes» prises alors, ce qu’il en avait alors saisi et qui lui paraît encore aujourd’hui déterminant: «l’expérience mystique d’où provient la théologie de Balthasar est la mystique de saint Ignace» (62). Quelle sorte de mystique? Une mystique de l’obéissance trinitaire: «La Très Sainte Trinité» — ce sont les mots du conférencier d’alors qu’il rapporte — «doit constituer notre point de départ, car dans ses visions, Ignace considérait dans le détail toutes les phases des processions trinitaires et en contemplait tout le sens» (63, traduction difficile que la version italienne originale [RTL 2001, 58] aide à rendre à peu près). Propos très forts, qui ont dû marquer, sans qu’ils les comprennent très bien, les jeunes novices d’alors. Dans la même année, dans la revue Orientierung, le théologien écrivait, en termes plus précis, au sujet d’Ignace, mais ici en référence concrète à l’Incarnation: «Tout se joue à l’intérieur d’une théologie de l’obéissance: pas d’abord de l’homme, mais du Christ vis-à-vis du Père». Telle est la clef de la notion d’obéissance d’amour trinitaire à laquelle Balthasar renvoyait son jeune public sans indication ultérieure. Plus tard, Henrici comprendra mieux que le Père Ignace présenté ainsi dans toute sa radicalité était celui que Adrienne von Speyr avait «expliqué» à Balthasar (135-136). «L’obéissance ignacienne à laquelle il n’avait cessé d’exhorter ses étudiants, en particulier durant les retraites, ne se comprend bien qu’aujourd’hui, sur la base des documents publiés après la mort d’Adrienne von Speyr» (29). À l’époque, ce qui frappait ses auditeurs était son «étonnante assurance», notamment dans la décision qu’il prit de quitter la Compagnie, en apparente contradiction avec l’idée de l’obéissance dans l’Ordre. L’A. décrit succinctement le rapport de Balthasar avec Adrienne (cf. 24-38), mais ne lui accorde pas l’importance déterminante qu’il avait à ses yeux. Il évite du reste de se prononcer sur l’affaire de la Compagnie (il invoque là prudemment le principe de Gamaliel, p. 31, renvoyant à At 5,34-39). Il n’approfondit guère non plus, dans GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 193 son essai, le sens johannique de la mystique d’obéissance ignacienne (sur Jean, cf. 58-60), ni la signification de la Johannesgemeinschaft, la nouvelle communauté de vie consacrée dans le monde fondée par Balthasar et Adrienne (dont il donne p. 72 une interprétation discutable). Tout en reconnaissant, avec Balthasar, que son œuvre de maturité et celle d’Adrienne sont fortement imbriquées l’une dans l’autre, il se montre étranger à l’idée d’une «mission à deux». Il met à l’inverse en évidence d’autres figures, come sainte Marguerite-Marie Alacoque, à qui le théologien aurait en réalité dédié Das Herz der Welt (66), et surtout Kierkegaard, tout proche, selon lui, du «centre» profond, secret, de sa mission, telle que la laissent deviner ses trois gros ouvrages rédigés avant le «tournant» décisif de la rencontre avec Adrienne (cf. 145). Dans la ligne des travaux qu’il avait dirigés autrefois comme professeur de philosophie à la Grégorienne (p. ex. ceux de J. Gesthuisen), il s’efforce de déterminer, sur la base des premiers écrits, «quelle part personnelle Balthasar a apportée à son œuvre ultérieure et combien cette œuvre reste profondément fidèle à ce qui est le plus propre à Balthasar» lui-même (42). Pareille grille de lecture l’amène à souligner fortement la place centrale que revêt la Dramatique dans ce qu’il aime appeller le «Triptyque» balthasarien. À notre avis, par là-même il sous-estime quelque peu le rôle de l’esthétique théologique dans la conception originaire de la Trilogie (cf. Unser Auftrag, 103-104, en référence expresse à saint Jean et à Adrienne). N’est-il pas significatif que c’est précisément la notion, si ignacienne, de gloire qui amènera Balthasar à se démarquer de son Apokalypse de 1937 (il estimait, écrivait-il alors, devoir aborder ses auteurs «sans prendre essentiellement en considération leurs qualités esthétiques»[Introduction])? Quoi qu’il en soit de ces remarques, on ne peut que saluer la parution de ce beau livre, qui devrait stimuler bien des étudiants en philosophie et théologie à se mettre à l’écoute d’un maître à penser pour notre temps. À signaler de menues erreurs: dans la note 5 de 76, il faut lire 38 au lieu de 40f. Le même texte, tiré de Rechenschaft 1965, est cité deux fois, avec une référence erronée à Zu seinem werk où il a été réédité: il s’agit là non point de la p. 41 (90, note 55) ni de la p. 46 (135, note 3), mais de la p. 49. JACQUES SERVAIS, S.I. BALTHASAR, Hans Urs, Die Gottesfrage des heutigen Menschen. Erweiterte Neuausgabe aus dem Nachlass, herausgegeben und eingeleitet von A.M. Haas, Johannes Verlag Einsiedeln, Freiburg 2009; pp. XXII + 257. € 25,00. ISBN 9783-89411-407-7. VON L’ouvrage est l’édition posthume d’un livre paru chez Herold en 1956 sous le même titre, revue et augmentée sur la base de notes manuscrites de l’A. conservées dans les archives de Bâle. Il constitue le septième volume de la «Studienausgabe» des œuvres de H. U. von Balthasar, dont le prof. A. Haas assure la direction. Par comparaison à l’édition originelle, il comporte — par-delà quelques corrections stylistiques — deux remaniements. Tout d’abord, une légère mais significative 194 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES modification rédactionnelle (39-40) du paragraphe correspondant de cette première édition (43-45), qui explicite la question du livre: l’évolution culturelle que représente la technologisation à laquelle la vie personnelle est de plus en plus soumise aujourd’hui, signifie-t-elle nécessairement une rupture par rapport à toute une attitude spirituelle d’écoute respectueuse vis-à-vis de la nature, et de la révélation dont celle-ci est porteuse? Telle est exactement, nous y dit l’auteur, la question à laquelle il entend donner une réponse dans son étude. Ensuite et surtout, en substitution des maigres pp. 222-223, la présente édition présente une conclusion toute nouvelle (226-250), qui développe la réponse sous forme d’un dernier chapitre de la troisième partie sur la Religion et le Christianisme, intitulé «Nochmals eine Welt» et comportant deux sections: «1. Die große Natur», «2: Die Welt in der Wirklichkeit». Résumons brièvement le parcours de la pensée. Une fois évanouie l’image cosmologique et religieuse du monde, l’homme, d’une part, s’est construit une anthropologie autonome (l’esprit advient par lui-même à la liberté de son être-soi) et, d’autre part, il a transformé plus ou moins complètement son milieu au moyen de la technique. À la notion antique de nature, l’homo technicus contemporain a substitué une notion de nature basée sur l’ordre et la nécessité: la nature est pour lui le substrat de phénomènes de quelque façon numériquement mesurables. Ainsi l’image de la réalité qu’offre la raison scientifique se trouve-t-elle réduite à des structures spécifiques, qui vont trahir tôt ou tard leur caducité. L’homme en effet ne retrouve guère, tant s’en faut, en ce nouvel univers mental la protection à laquelle fondamentalement il aspire. Il se sent maintenant à la merci de forces qui l’exposent, impuissant, aux systèmes totalitaires qu’à travers ses techniques il a lui-même édifiés. Quand bien même il sait qu’il constitue, en son esprit, la quintessence de la nature qui se transcende en lui, il ne trouve de sécurité ni à l’extérieur ni à l’intérieur de lui-même! En fait il se découvre plus isolé que jamais, et même aliéné, si l’on considère les «ravages psychologiques indéniables que provoque en lui l’angoisse de l’existence et du monde» (246). Certes, l’esprit n’est ce qu’il est que parce qu’il se transcende en un au-delà de lui-même. Mais qu’est au juste la réalité? Celle-ci ne se laisse guère approcher sur la base de «représentations», car elle est, au vrai, l’élément global à l’intérieur duquel se trouvent de toujours déjà l’homme et, avec lui, la nature et le monde. Mais alors, de nouveau — et c’est ici que prennent leur importance les notes retrouvées — quelle signification a le monde, s’il n’est ni «maya» ou principe régulateur de la raison transcendantale, ni non plus, comme tel, la réalité? La liberté à laquelle l’homme est advenu n’abolit nullement ni ne met même en péril la «fonction religieuse du monde» (228), bien au contraire. L’expérience de la précarité de l’univers scientifique fait, selon notre A., une brèche, qui permet de poser d’une nouvelle manière la question de Dieu. Ainsi, le théologien suisse en est convaincu, «dans la culture d’aujourd’hui [...], on voit s’ouvrir la voie d’un nouvel ethos: l’ethos tout à fait sérieux de l’ère scientifique et technique» (43). Si du moins, précise-t-il, l’homme moderne qui, au départ, est tellement focalisé sur lui-même et le produit de ses mains, est tant occupé par les inventions théoriques et surtout pratiques, dans lesquelles il se donne de lui-même une image comme homo faber, GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 195 sort résolument de lui-même, ce qu’il fera en évitant de céder à une double tentation: celle de «dé-diviniser» ce monde (en en faisant un monde purement profane), ou alors de l’élever au rang d’une sorte de corpus mysticum; dans un cas comme dans l’autre, le risque serait de faire sauter l’analogia entis. L’éditeur ne s’est pas aventuré à dater le manuscrit d’archives corrigé, mais la critique interne et externe semble indiquer qu’il s’agit des années suivant immédiatement la publication de Gottesfrage et précédant en tout cas celle de deux articles de 1964 et 1965 sur un sujet connexe, puis du volume de Métaphysique de l’Esthétique théologique, où le thème est présent mais développé désormais sous une autre angle. En 1965, l’année où parut ce dernier, le théologien suisse confessait à ses lecteurs que l’essai d’autrefois — sans doute aussi le manuscrit qu’il avait amélioré sans aller jusqu’à le publier — ne l’avait pas entièrement satisfait, et que sa déception avait fait germer en lui l’idée d’une trilogie (Théo-esthétique, Théodramatique et Théo-logique). Quoi qu’il en soit de ses insuffisances, l’ouvrage fait résonner à nos oreilles une bonne nouvelle qu’il est bon d’entendre: «La réalité se donne à voir quand l’homme advient réellement à la réalité de son être tel que le veut le Dieu réel: lorsqu’il secoue les voiles — non seulement de la nature, en tant qu’esprit, mais de la chute de la nature et de l’esprit —, et ressort au lieu où il se perçoit lui-même et perçoit les choses comme elles doivent l’être: face à Dieu, comme la Parole que Dieu lui adresse» (249). Une bonne nouvelle, puisée dans une foi très traditionnelle: «Là où Dieu est pensé dans sa transcendance par rapport au monde, il lui est à la fois tellement immanent que ce monde est senti et compris comme sa révélation spontanée» (27). On ne peut que saluer la parution de cet ouvrage posthume qui redonne une actualité neuve à la vieille formule de saint Ignace: «trouver Dieu en toutes choses» (25). JACQUES SERVAIS, S.I. DURAND, Emmanuel – HOLZER, Vincent, ed., Les réalisations du renouveau trinitaire au XXe siècle, Cogitatio Fidei 273, Les Éditions du Cerf,Paris 2010; pp. 352. € 35,00. ISBN 978-2-204-09136-7. Deux «enseignants-chercheurs» au Theologicum de l’Institut catholique de Paris ont réuni dans ce volume, intitulé Les réalisations du renouveau trinitaire au XXe siècle, une série d’études recueillant les résultats de contributions sur la doctrine trinitaire telle que la proposent entre autres des théologiens majeurs tels K. Barth (͊ 1968), K. Rahner (͊ 1984) et H. U. von Balthasar (͊ 1988). Aux rédacteurs qui, à l’exception de Mgr. Luis Ladaria, sont tous d’expression française, incombait la tâche de discerner les principaux foyers d’un possible renouveau en ce domaine. Dans la conclusion, prenant acte de «l’extrême diversification des points de vue» des œuvres emblématiques de la théologie trinitaire contemporaine, V. Holzer se demande si l’on assiste là à un pur et simple «éclatement» du langage, ou s’il n’y a pas là, malgré tout, «en dépit ou en raison de cette diversité», une certaine convergence et s’il n’est pas possible de «dessiner quelques principes directeurs qui 196 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES président aux réalisations du renouveau trinitaire» (333), qu’avec son collègue dominicain E. Durand, il entend promouvoir. Le fait est, constate-t-il, que la quasitotalité des contributions présentées traite de l’articulation entre Trinité immanente et Trinité économique. Que ce thème apparaisse comme un «point majeur de controverse» (335), on ne peut guère le voir à la seule lecture du «bilan», assez irénique, de la discussion sur la théologie trinitaire de K. Rahner. Le fameux axiome de ce dernier, selon lequel la Trinité économique est la Trinité immanente et vice versa, fait l’objet d’une analyse serrée de Ladaria (dans une contribution déjà publiée en 2005, en espagnol, dans cette revue, dont le présent volume offre une traduction, du reste approximative, pp. 87-127). La première partie de cet axiome ne fait pas difficulté. Elle affirme simplement que «Dieu se montre à nous et se donne à nous tel qu’il est» (94). Elle a une valeur noétique. «Nous ne pouvons avoir connaissance de la Trinité immanente et oser des affirmations à son sujet qu’au moyen de la Trinité économique», concorde-t-il avec Balthasar (TD II/2, 466). Le motif en est la base biblique de tout énoncé dogmatique. «Aucune énoncé sur la Trinité immanente ne devrait s’écarter ne fût-ce que d’un millimètre de la base des énoncés néotestamentaires» (TL II, 117). Cette proposition n’est pas sans similitude avec le mot de K. Barth qui disait, de façon volontairement provocatrice: le Fils est Jésus-Christ. L’ambiguïté gît bien plutôt dans le «et vice versa»: «La Trinité immanente est la Trinité économique». Rahner entend signifier qu’il y a une adéquation des deux termes de la distinction? Invoquant l’autorité de la Commission théologique internationale, Ladaria souligne qu’il faut absolument éviter d’interpréter la proposition au sens hégélien: «la Trinité se constitue dans l’histoire du salut, comme s’il fallait un processus historique pour que Dieu parvînt à être trine». Et d’en donner la raison en citant de nouveau Balthasar: «Sur le plan chrétien, la Trinité économique apparaît certes comme l’exégèse de la Trinité immanente, mais étant le principe fondateur de la première, celle-ci ne doit justement pas être identifiée avec elle. Dans ce cas, en effet, la Trinité immanente et éternelle de Dieu risque de disparaître dans la Trinité économique, en termes plus clairs: Dieu risque d’être absorbé dans le processus historique et de ne parvenir à lui-même qu’à travers ce processus» (TD II/2, 466, traduction corrigée de la note citée p. 103). Mais la préoccupation de Rahner, aux yeux de Ladaria, est plutôt de montrer le caractère authentique et réel de la connaissance théologique qui procède selon un mouvement ascendant. «S’il n’y a pas un mouvement «descendant» de la Trinité en elle-même vers l’homme (le premier dans l’ordre de l’être), le mouvement ascendant, de l’«économie» vers la théologie (le premier dans l’ordre du connaître), ne peut pas exister non plus» (101). L’homme peut et doit se mettre à l’écoute du monde parce que celui-ci est le lieu de la Révélation. Celle-ci, néanmoins, s’accomplit-elle selon les lois de l’esprit humain qui, pour le Jésuite allemand, est en quelque sorte médiateur entre le monde et Dieu (Geist in Welt)? Ici, à notre sens, si situe le véritable point en débat: il est de savoir si la métaphysique sous-jacente à la théologie transcendantale offre une base satisfaisante pour rendre raison du mystère de la Trinité. La lecture des diverses contributions, fort variées dans leur objet et leur méthode, fait voir, s’il en était besoin, combien vaste est le cadre herméneutique dans lequel GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 197 se meut de nos jours la réflexion sur la doctrine trinitaire. L’extrême dissemblance de perspectives provient, comme nous l’avons suggéré à partir d’une question particulière, des positions philosophiques notablement différentes des auteurs pris en considération, mais aussi de leur forma mentis et spiritus spécifique. Chez des théologiens comme Barth (cf. 31ss; 61ss) et Balthasar (cf. 277ss), par exemple, mais aussi A. Gardeil (cf. 17ss), la dimension spéculative de l’intelligence qui réfléchit et explique pour notre époque les vérités de foi et leurs implications en termes d’engagement politique (J. Moltmann, cf. 247ss), est d’emblée subordonnée à la dimension contemplative de l’affectivité spirituelle qui se laisse toucher, en toute révérence, par son Sujet divin: dans la figure unique de Jésus-Christ, révélation du Père, du Fils et de l’Esprit Saint, ces auteurs perçoivent d’emblée le Dieu un et trine qui se manifeste librement à ses élus et les convie à l’adorer. D’autres, tels Rahner et ses disciples, mettent de tout autres accents. Pour reconduire à l’unité les formes et figures de la théologie trinitaire du XXe siècle, il ne suffit pas d’indiquer quelques principes formels généraux comme le rapport entre exégèse et dogmatique. Il n’y a, à notre avis, espoir de convergences tangibles qu’à condition d’aborder résolument, par delà les questions d’herméneutique (Gadamer, cf. 338), le discours proprement ontologique. Ipsum esse est similitudo divinae bonitatis, disait saint Thomas. Aux enseignants qui ont mené à bien cette recherche, renvoyons la question: pour que la théologie redevienne spirituelle et trouve dans la théologie trinitaire spéculative les sources d’un véritable renouvellement (cf. 17), ne conviendrait-il pas de repenser celle-ci à partir du transcendantal Bonum qui, «après Auschwitz» (291), ouvre, mieux que le Verum, une voie capable de réconcilier l’idéalité (l’Esprit qui procède du Père et du Fils) et la réalité (l’Esprit envoyé par le Père, par l’intermédiaire du Fils, dans le monde)? Les tentatives de conciliation contenues dans ce volume risquent autrement de ne tracer que d’abstraites «figures» théologiques convergentes. JACQUES SERVAIS, S.I. ZIVIANI, Giampietro, Una Chiesa di popolo. La parrocchia nel Vaticano II, pref. F.G. Brambilla, Biblioteca di teologia dell’evangelizzazione 7, Edizioni Dehoniane Bologna , Bologna 2011; pp. 306. € 28,00. ISBN 978-88-10-45007-9. Il saggio di Giampietro Ziviani, docente nella Facoltà teologica del Triveneto, si inserisce con originalità nella fitta «selva» delle pubblicazioni dedicate all’approfondimento storico e teologico del Vaticano II. Del concilio egli esplora un «tema minore», a metà strada fra l’ecclesiologia dogmatica e la teologia pastorale: quello della parrocchia. Sebbene siano già stati pubblicati alcuni studi intenti a delineare una «teologia della parrocchia» nel contesto della contemporaneità (L. Bressan, F.G. Brambilla), affiancati da altri di carattere più canonistico (F. Coccopalmerio), mancava ancora all’appello un’indagine rigorosamente diacronica sull’emergenza del tema della parrocchia nel contesto dell’ultimo concilio. 198 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES Dopo un capitolo dedicato preliminarmente all’ermeneutica conciliare, si entra in medias res. L’A. prende in esame, con ammirevole acribia, i vota fatti pervenire a Roma dall’episcopato mondiale nella fase antepreparatoria del concilio. Il risultato, a suo stesso dire, è tuttavia deludente: assai raramente i vescovi ritengono che fra i temi conciliari si debba inserire la parrocchia e, anche quando ne parlano, ne mostrano una comprensione meramente giuridica. Talora emerge tuttavia la percezione della «crisi» della parrocchia e la necessità di superare una concezione strettamente territoriale e amministrativa. Si auspicano tra l’altro un maggior coinvolgimento del laicato e la creazione di parrocchie non territoriali in grado di raggiungere quelle categorie di persone che non gravitano attorno al «campanile». In seguito l’A. passa in rassegna i singoli periodi dell’assise conciliare. Stupisce che un concilio programmaticamente «pastorale» (come lo ha inteso Giovanni XXIII) abbia quasi del tutto passato sotto silenzio il tema della parrocchia, soggetto di consolidata centralità nell’azione pastorale della Chiesa. V’è tuttavia quel «quasi» a marcare la differenza: i pure sporadici riferimenti disseminati nei testi disegnano un nuovo volto di parrocchia, consentendo l’emersione di una incipiente concezione teologico-pastorale. La «riscoperta» della parrocchia è resa possibile dalla teologia della Chiesa locale, fondata sulla centralità dell’Eucaristia e sulla presidenza episcopale: in quanto comunità eucaristiche, presiedute dal presbitero in rappresentanza del vescovo, le parrocchie «rappresentano quodammodo la Chiesa visibile stabilita su tutta la terra» (Sacrosanctum Concilium 42). Ulteriori impulsi vengono dalla riflessione sul ministero dei presbiteri, sull’apostolato dei laici, sulla dimensione missionaria della Chiesa: la parrocchia è invitata a passare da una «pastorale di mantenimento», interessata alla cura di quanti sono «dentro», a una «pastorale estroversa», che si prende in carico l’evangelizzazione di quanti invece stanno «fuori». L’ultimo capitolo si dedica infine al postconcilio, nel quale il dinamismo innescato dal Vaticano II si estingue progressivamente, provocando un nuovo «oblio» della parrocchia. Tale oblio si connetterebbe per l’A. con quella sostituzione, operata a partire dal Sinodo del 1985, dell’ecclesiologia del popolo di Dio, attenta alla dimensione comunitaria e storica della Chiesa, con l’ecclesiologia di comunione, più astratta e «introversa». Non stupisce in tal senso che anche nel magistero di Giovanni Paolo II il tema della parrocchia rimanga in posizione di marginalità. Ziviani non soccombe alla tentazione di leggere il concilio ad usum delphini, attribuendo al Vaticano II una teologia della parrocchia che esso non ha voluto (o potuto) sviluppare. Nondimeno il suo sforzo è tutt’altro che infruttuoso. In primo luogo perché rappresenta un interessante contributo alla ricezione del Vaticano II: già i padri conciliari avevano intuito che tale ricezione o sarebbe passata attraverso la parrocchia, forma storica privilegiata di «localizzazione» della Chiesa, in cui «calare» concretamente le affermazioni di principio, o non sarebbe avvenuta affatto. In secondo luogo, l’A. ha il merito di mostrare che la maturazione conciliare della teologia della parrocchia, sebbene rimasta un processo incompiuto, consente di ricostruire «in controluce» la (non facile) gestazione della nuova ecclesiologia del Vaticano II, rappresentando un capitolo (secondario ma paradigmatico) di quel travaglio speculativo che ha condotto ad abbandonare l’ecclesiologia manualistica di GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 199 impostazione giuridica a vantaggio di un’intelligenza teologica del mistero della Chiesa. Alcune scelte restano però discutibili. Il capitolo iniziale sull’ermeneutica conciliare, in cui l’A. si attarda pure a illustrare gli indirizzi della storiografia ecclesiastica contemporanea (H. Jedin versus G. Alberigo), rappresenta forse un incipit troppo remoto, un contributo interessante ma solo indirettamente incidente su quanto si dirà in seguito sulla parrocchia. Analoga impressione suscita, nell’ultimo capitolo, l’indagine sulle diverse fasi della ricezione conciliare. La sensazione è di trovarsi di fronte a due pregevoli esercitazioni di ecclesiologia storica, che però faticano a integrarsi nell’economia generale del saggio. Stupisce poi, allorché si indaga il «destino» della parrocchia nel postconcilio, il passaggio brusco all’era «wojtyliana», e dunque il silenzio sul pontificato di Paolo VI. A causa di questo «salto», la tesi secondo cui il tema della parrocchia avrebbe suscitato interesse nel periodo compreso tra il 1965 e il 1985, per venire poi di nuovo dimenticato, non può essere sufficientemente documentata. Resta da dimostrare anche l’effettiva correlazione fra il declino dell’interesse per la parrocchia e il successo dell’ecclesiologia di comunione: a nostro avviso, proprio quest’ultima è in realtà un terreno più che fecondo per sviluppare una corretta teologia della parrocchia. Infine, l’affermazione continuamente ribadita, secondo cui il concilio non avrebbe elaborato una riflessione compiuta sulla parrocchia, induce l’A. a una sorta di «pessimismo metodologico», distogliendolo dallo sforzo di delineare un accurato riepilogo sistematico dei dati raccolti, sempre opportuno a conclusione delle indagini di natura diacronica, per offrire al lettore il profilo di parrocchia complessivamente emergente dal concilio (e dal postconcilio). PASQUALE BUA BATTAGLIA, Vincenzo, Sentimenti e bellezza del Signore Gesù. Cristologia e contemplazione 3, Corso di teologia sistematica. Complementi 10, Edizioni Dehoniane Bologna, Bologna 2011; pp. 251. € 23,00. ISBN 978-88-10-50321-8. Este libro se coloca dentro de un «Curso de teología sitemática», dirigido por Carlo Rocchetta, como el vol. 10 de la sección «Complementi». Para el A., profesor de Cristología en la Universidad Pontificia Antonianum de Roma, el tercer volumen de una Cristología publicada por él en los 15 últimos años. El primer vol. fueron Orientamenti generali sobre la materia Cristología y contemplación, y es de 1997. En el segundo, entra en la materia con el tema con il título Il Signore Gesù Sposo della Chiesa. Cristologia e contemplazione, 2001. El que aquí recensionamos es el vol.3 de la mencionada serie. Como su título y sección propia indica más que una teología sistemática se coloca entre los «Complementos» del sistema. No por ello sin importancia, sino quizás como «teología espiritual», a la que como cima ha de tender la teología doctrinal sistemática. Es una teología más afectiva sin dejar de basarse en la revelación, sino atendiendo a su finalidad de edificar el cuerpo de 200 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES Cristo que es la Iglesia, abriendo el conocimiento a la experiencia espiritual, afectiva y a la transformación interior a que va dirigida la revelación. El A., decano de la Facultad de Teología del Antonianum, Presidente de la Pontificia Academia Internacional de Mariología, muestra particular atención al papel ejemplar de la Virgen María, de los mártires y los santos, como reflejos de la belleza del Señor Jesús en el mundo. Incluye al final de cada capítulo unas líneas destinadas a facilitar el detenerse en oración sobre la materia tratada. Más que de belleza corporal de Jesús se trata de la belleza espiritual de sus sentimientos, de sus actitudades, se incorpora la sensibilidad espiritual a la captación del «splendor sanctitatis», el que se refleja de Jesús en María y en los santos por medio de su transformación interior, operada en ellos por la acción del Espíritu Santo. El libro, después de explicar el proyecto teológico-formativo que le ha dado origen, se divide en dos partes fundamentales. En la primera se parte de las palabra de Jesús «Venid y lo veréis» (Jn 1,39) para exlicar el seguimiento de los discípulos y su admiración por Jesús, suscitada por el Espíritu no sólo en su vida mortal, sino por su crucifixión y su gloria, su carácter de Esposo de la Iglesia; y en la segunda, ante todo la belleza de la Virgen María, icono y modelo de la Iglesia, y luego la de los santos que han contribuído al resplandor de la santidad y belleza del Señor Jesús en el mundo. Son sólo algunos más conocidos por él, entre los que no podía faltar san Francisco de Asís. En el modo de tratar el argumento se sirve el A. no sólo de la S. Escritura y del Magisterio, sino de citaciones muy frecuentes de autores eclesiásticos de las diversas épocas, desde la patrística a nuestros días. El tema de la belleza en teología ha sido tratado ya por otros autores. Nuestro A. ha procurado entrar más ampliamente. Su intento puede abrir una brecha para profundizarlo y aun para discutirlo desde el punto de vista de la teolgía, de la espiritualidad y de la estética, teniendo en cuenta la consideración posible del pulchrum como transcendental filosófico. MANUEL RUIZ JURADO S.I. ERNESTI, Jörg – THÖNISSEN, Wolfgang, ed., Personenlexikon Ökumene, Herder, Freiburg im Breisgau 2010; pp. 248. € 19,95. ISBN 978-3-451-30600-6. This biographical dictionary, published on the occasion of the 100th anniversary of the Edinburgh Missionary Conference of 1910, is intended to provide short accounts of the lives of those who have made some of the most significant contributions to the contemporary ecumenical movement. One hundred and forty-six biographies of one to two pages each are provided by a team of writers headed by J. Ernesti, professor for Church History and Patrology at the Philosophical-Theological Faculty of Brixen, and W. Thönissen, professor of Ecumenical Theology at the Theological Faculty of Paderborn and Director of the Johann-Adam-Möhler Ecumenical Institute. These two authors are responsible for forty-seven of the entries, and their close collaborators M. Hardt, B. Neumann and J. Oeldemann, all from GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 201 Paderborn, added another twenty-eight, with the result that over half of the biographies came from this small editorial committee. The remaining entries were produced by an impressive list of contributors chosen for their special familiarity with the persons to be described. Special mention is due to H. Gasper for the seven entries on prominent Pentecostal ecumenists and P. Lüning for the same number about Anglicans. The overall result of this distribution among the authors is that the quality of the individual biographies is quite high. Already the introduction reveals a dominant trait of this dictionary when it states that the primary criterion for selecting the persons to be included was «the contribution that a particular theologian had made to the development of ecumenical thought». Obviously those responsible for this text consider ecumenism to be concerned in a most substantial way with theology and, thus, with the reestablishment of unity in doctrine and faith. If one compares the names included in this dictionary with those included in the Dictionary of the Ecumenical Movement, published by the World Council of Churches (2002), one cannot but be struck by the fact that the present Personenlexikon contains many more theologians, even some who, while not heavily involved in «institutional» ecumenism by serving on dialogue committees or within the structure of ecumenical organizations, have nevertheless made substantial contributions to the way Christians think about their faith and about their relation to one another. The entries on theologians like Barth, Congar, Cullmann, Fries, Guardini, Iserloh, Jüngel, Kasper, Lehmann, Lindbeck, Lortz, Moltmann, Pannenberg, O.H. Pesch, Pryzwara, Radamacher, K. Rahner, Ratzinger, Schlier, Schlink, Söhngen, Wainwright and Zizioulas often show a remarkable skill in focusing the reader’s attention on one or two central insights that the theologian in question brought to bear on the work of seeking Christian unity. The dictionary does not overlook those who contributed to ecumenism in other important ways: spiritual ecumenism (Couturier, Metzger, Schutz, Lubich), justice-peace-protection of the environment (Bonhoeffer, Delp, Opocenský, Siegmund-Schultze), missionevangelization (Kraemer, Mott, Potter) and ecclesial leadership (Athenagoras, Bea, Brent, Dibelius, John XXIII, John Paul II, Maximos IV, Visser’t Hooft and Willebrands). Nevertheless, the particular strength of this biographical dictionary — a strength that will be appreciated by Catholic readers — is its concern to highlight that aspect of ecumenism which emphasizes theological doctrine. In that line, this reviewer found two insights of special interest. The first concerned the Orthodox sensitivity that ecumenical discussion has, at times, been overly dominated by a Western philosophic-theological mindset (see the entries on Florovsky and Staniloae). This helps those interested in ecumenism to appreciate more fully the Orthodox hesitation about some agreed statements that have so far been achieved and suggests that dialogue teams need to widen their horizons so as to include language harmonious with the theological traditions of the East and avoid language which Easterners find alienating. A second insight concerns the interpretation of the model of Church unity which has been called «reconciled diversity». Several entries (those on Lienhard, Lohff and Meyer) suggest to this reviewer that «reconciled diversity» is to be understood as roughly equivalent with that kind of doctrinal agreement that has been sometimes called «differentiated 202 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES consensus» and has been attributed to the «Joint Declaration on Justification» between the Lutheran World Federation and the Roman Catholic Church and later embraced also by the World Methodist Council. This would be quite significant because it means that «reconciled diversity» does not connote acquiescence in the current positions of the divided churches (the veteran Catholic ecumenist Bishop Paul-Werner Scheele, Weitervereinigung, Würzburg 2008, 111, has warned against the possible misuse of this model as basically reaffirming the status quo). Instead «reconciled diversity» is being understood here as that kind of unity in doctrine that the Roman Catholic and Lutheran leaders have accepted when they signed the Joint Declaration in 1999. This Personenlexikon Ökumene has some significant advantages over two other recently published ecumenical biographical dictionaries: I. Bria – D. Heller, ed., Ecumenical Pilgrims, Geneva 1995, and Ch. Möller et al., ed., Wegbereiter der Ökumene im 20. Jahrhundert, Göttingen 2005, the main one being that, even though it is a more slender and therefore handier volume, it contains many more biographies than the earlier two. Nevertheless, some will wish that the biographies of figures such as Anglican Oliver Tomkins, Baptist Timothy George, Disciples of Christ Peter Ainslie and Paul Crow, Methodist Albert C. Outler, Jan Lochmann of the Evangelical Church of the Czech Brethren or Roman Catholics Frans Thijssen and Raymond Brown had also been presented. The editors prefaced their dictionary with a convincing explanation of the factors that determined the list of those to be included. The fact that there are relatively few biographies of women and of persons from the Southern hemisphere seems to me not so much a flaw of this dictionary — it probably reflects accurately the situation — as a call for the churches to make sure that their efforts at reconciliation on the doctrinal-theological level do not unintentionally exclude important voices. Were one to read this dictionary cover to cover — not such a foreboding task, with its 248 pages — one would get a good overview of the breadth and depth of the ecumenical movement during the past one hundred years. The editors and authors of this work are to be highly praised. WILLIAM HENN GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 203 PHILOSOPHIA HONNEFELDER, Ludger – MÖHLE, Hannes – SPEER, Andreas – KOBUSCH, Theo – BULLIDO DEL BARRIO, Susana, ed., Johannes Duns Scotus 1308-2008. Die philosophischen Perspektiven seines Werkes/Investigations into his Philosophy. Proceedings of «The Quadruple Congress» on John Duns Scotus. Part 3, Archa Verbi, Subsidia 5, Aschendorff Verlag – Franciscan Institute Publications, Münster – New York 2010; pp. 536. ISBN 978-3-402-10215-2. Gli atti della terza parte dei quattro congressi internazionali dedicati al centenario della morte di Giovanni Duns Scoto, o.min. (di cui si è data notizia in una precedente recensione, cf. Gregorianum 92/4 [2011] 844-845), si aprono con la Lettera Apostolica inviata da Benedetto XVI all’Arcivescovo di Colonia (card. Meisner) in data 2810-2008. Oltre che degna di particolare menzione, tale epistola ha tra l’altro il pregio di sintetizzare in maniera assai efficace il filosofo-teologo minorita vissuto a cavallo fra il XIII e il XIV sec. Mi pare degno di nota soprattutto un riferimento del Pontefice che riporto di seguito: «subtilissimo ingenio arcana veritatis tam naturalis quam revelatae ita profunde penetravit ac exinde talis generis doctrinam deprompsit, ut «Doctor Ordinis», «Doctor Subtilis» et «Doctor Marianus» appellatus sit ac dux Scholae Franciscanae necnon lux et exemplar totius populi christiani evaserit» (1011). Il volume che presentiamo è dedicato prevalentemente all’ingegno profuso dal Doctor Subtilis nell’investigazione filosofica (arcana veritatis… naturalis) ed è suddiviso in tre sezioni distinte: «Metafisica», «Epistemologia», «Volontà e Libertà». Essendo tutti gli autori studiosi di altissimo livello sarebbe impossibile con una recensione dare un’idea esaustiva dei singoli contenuti delle locuzioni, mi limiterò pertanto a segnalare quei contributi che a mio avviso si distinguono per originalità. Nell’ambito della prima sezione, oltre all’importantissima questione di una metafisica declinata non in termini assoluti ma secundum statum viatoris (A. Speer) e quindi con i suoi limiti prospettici e la sua necessità di completamento e pienezza sub specie aeterni (secundum statum beatorum), troviamo un saggio dedicato alla questione della trascendentalità (J.A. Aertsen). Il tema della trascendentalità nello scotismo assume un valore peculiare poiché, mediante il lemma relatio transcendentalis (tipico dello Scotismo), riassume una delle due basilari caratteristiche dell’essere persona, la potentia oboedientialis secondo secondo l’espressione del Doctor Subtilis. All’altra caratteristica che declina la persona, l’ultima solitudo, è dedicata un’indagine sui suoi fondamenti metafisici con il tema della haecceitas (R. Andrews; con tale termine si intende l’ontica caratteristica individuante il singolo ente) e della «individualità» (A. Schmidt). Il concetto di persona in Scoto presenta un’oscillazione fra relazione e individuazione che possono essere diversamente accentuate (nel caso di persona umana, angelica o divina), ma che devono comunque essere mantenute unite in reciproca intenzionalità. Tenuto conto di questo, un’indagine ontologicamente dettagliata sui temi della trascendentalità, della haecceitas e 204 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES della individuazione diventa quanto mai preziosa offrendo al lettore uno spaccato sul contributo tipicamente francescano alla questione metafisica. La pregevole sezione dedicata all’epistemologia culmina con due saggi notevoli e originali dedicati alla teoria della conoscenza scientifica (F. Fiorentino) e all’epistemologia estetica (O. Bychkov). Fiorentino evidenzia il ruolo dell’esperienza, quale momento basico di verifica del sapere sul piano logico: in questo modo non si riduce ogni forma di conoscenza, empiristicamente, al solo piano esperienziale, ma viene sviluppata una nozione equilibrata di «esperienza» mostrando la sua funzione di verifica per le altre forme del sapere. Si pensi ad esempio a nozioni di tipo teologico, dove l’esperienza assume i tratti della verifica mistica, dovuta allo Spirito, all’opera della grazia per il viator, mentre per il beato l’esperienza è conoscenza de visu. Bychkov, prendendo le mosse da alcune considerazioni di von Balthasar, sviluppa un originale parallelo fra la percezione dell’armonia musicale e la conoscenza della verità, che in Scoto potrebbe definirsi nei termini di una epistemologia estetica: infatti raramente egli considera in sé i fenomeni estetici, mentre «he sometimes resolves key epistemological problems in ways that some contemporary thinkers […] would call “aesthetics”» (354). Si pensi ad esempio all’utilizzo, non solo mariologico, dell’argomento della convenienza (decuit). Globalmente intesa, la sezione dedicata a volontà e libertà è quella che maggiormente si presta a sconfinare in temi di enorme rilevanza teologica, ad esempio con la considerazione del peccato, sia in quanto originale, visto il suo ruolo nel respingere la prova ontologica di S. Anselmo (P. King), che globalmente inteso (H.I. Werner). Per chiudere la presentazione di questo ottimo volume di atti, mi limito a un’ulteriore segnalazione: il limpido saggio di J.P. Beckmann sulla specificità della libera volontà in cui confronta le posizioni di Scoto con quelle di William Ockham, cercando anche di definire meglio a quale titolo si possa parlare di volontarismo nel caso dei due autori in questione. ANGELO PELLEGRINI CURCI, Stefano, La nascita dell’ateismo. Dai clandestini a Kant, Saggi e Proposte 3, Libreria Ateneo Salesiano, Roma 2011; pp. 192. € 12,00. ISBN 978-88-2130774-4. In questo nuovo testo L’A. propone un approccio storico ad alcuni temi della teologia filosofica. Come il sottotitolo suggerisce, secondo L’A. la nascita dell’ateismo è avvenuta con Kant ed è cominciata con lo sviluppo di linee critiche interne all’ultima Scolastica. L’A. presuppone una certa conoscenza della filosofia della religione e della storia della filosofia. Il libro é diviso in cinque capitoli. Il primo é introduttivo e presenta una breve sintesi storica della nascita della tradizione atea. L’A. descrive in che modo Dio, come ipotesi filosofica è stato eliminato e come sono nate le tendenze alla negazione della trascendenza in generale. Se si voleva salvare la ragione, la trascendenza GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 205 doveva essere respinta. Così si è creata una spaccatura tra ragione e fede, che L’A. descrive anche dal punto di vista della dialettica tra univocità ed equivocità nel parlare di Dio. Nel Settecento ci sono state due vie verso l’ateismo. Una «ufficiale» più lenta e indiretta, e una «clandestina» più diretta ed esplicita. Manoscritti clandestini (come Theophrastus redivivus) contro la religione e contro la metafisica circolavano prima della nascita pubblica dell’ateismo. Alcune opere classiche (Cicerone, Platone, Seneca) sono state anche usate contro la religione. Il secondo capitolo L’equivoco Descartes presenta le dimostrazioni di Dio elaborate da Descartes e i dibattiti suscitati da queste dimostrazioni. Le obiezioni contro il suo concetto di Dio (l’idea della sostanza infinita innata nella mente umana), lo scetticismo che riguarda le nostre esperienze dei sensi e il suo meccanicismo spiegano come si sono indebolite le posizioni teistiche a favore di deismo e ateismo; anche se le intenzioni di Descartes erano contrarie. Descartes è importante perché secondo molti interpreti ha contribuito in modo decisivo alla nascita dell’ateismo. Il terzo capitolo, sul Dio dei filosofi materialisti, parla di una pietra «miliare dell’ateismo moderno», cioè Spinoza, che paradossalmente non nega l’esistenza di Dio, ma dice che tutto è Dio, perché «nulla può essere concepito senza Dio». L’A. descrive come si sviluppano le idee di Spinoza nelle opere di Hobbes e Holbach fino alla negazione esplicita della bontà di Dio e l’affermazione che la religione è dannosa per la morale. Il quarto capitolo sul Dio dei Razionalisti è il più lungo di tutti e inizia con Malebranche e la sua idea dell’Infinito. Il suo concetto di Dio come essere assoluto e la spiegazione del male sono messi a confronto con la critica di S. Landucci, A. Del Noce, e M. Blondel. In seguito P. Bayle divide le verità di fede e ragione, attacca la superstizione e l’idolatria, e alla fine dipinge l’ateismo come la migliore delle religioni. Il paragrafo su Leibniz descrive le sue prove dell’esistenza di Dio, i problemi con «il migliore dei mondi possibili» e la risposta alle obiezioni di Bayle. Con Locke si apre la strada ai «liberi pensatori» che erano storicamente chiamati «deisti» (come H. di Cherburg e M. Tindal). Dio è concepito attraverso il filtro della ragione naturale, evitando di dare importanza alla Rivelazione. Il capitolo si conclude con Hume, Voltaire, Rousseau e Kant. In questa dinamica, l’A. sottolinea il passaggio dal teismo al deismo e dal deismo fino all’ateismo. L’ultimo capitolo è su Pascal che vede in tutta questa storia della teologia naturale un doppio errore di fondo: (1) Non si parla più di Dio della Rivelazione, (2) non si parla più della fragilità dell’uomo. La superbia dei filosofi afferma che la ragione umana arriva fino a Dio con i suoi metodi astratti. Pascal rifiuta la teologia cartesiana e il concetto filosofico di Dio e vede la risposta ultima solo nella Croce di Cristo. L’A. presenta con cura e competenza le teorie cruciali per la teologia filosofica (e l’ateismo) del Settecento, includendo differenti spiegazioni del concetto di Dio, delle prove della sua esistenza, interpretazioni della Bibbia e della persona di Cristo, e l’immortalità dell’anima umana. Il libro è un contributo importante alla teologia filosofica in lingua italiana. Una lettura attenta aiuta una più ampia comprensione delle radici storiche dell’ateismo contemporaneo e coinvolge questioni che si discutono finora, soprattutto nella tradizione analitica della filosofia della religione. ďUBOŠ ROJKA, S.I. 206 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES PICCOLO, Gaetano, Significato e interpretazione. Indagine sulla conoscenza, Biblioteca di testi e studi, Carocci, Roma 2011; pp. 176. € 18,00. ISBN 978-88-4306121-1. Die Studie verbindet Fragen der Erkenntnistheorie mit Problemen der Sprachphilosophie. Weiterhin verbindet es die antike Tradition mit den Diskussionen der zeitgenössischen analytischen Philosophie. Das erste Kapitel beginnt mit der Bestimmung des Wesens der Erkenntnis bei Platon und Aristoteles; dann schildert es die Suche der Epikureer und Stoiker nach dem Kriterium wahrer Erkenntnis. Das zweite Kapitel befasst sich mit dem Begriff des Wissens. Zur Sprache kommen die Unterscheidung zwischen deduktiver und induktiver Erkenntnis, das so genannte Gettier Problem, verschiedene Spielarten des epistemischen Fundamentalismus (foundationalism) und die Frage nach apriorisch wahren Sätzen. Am Ende bekennt sich der A. weder eindeutig zum Programm einer vollständigen Rechtfertigung aller Erkenntnisansprüche, noch gibt er den skeptischen Einwänden gegen die Möglichkeit des Wissens einfach statt. Er verweist vielmehr auf den Gemeinsinn und auf den Horizont, in dem sich unsere Überzeugungen bewegen. Das führt zur Frage nach der Bedeutung sprachlicher Aussagen. Im dritten Kapitel referiert Piccolo Bedeutungstheorien von Frege bis Davidson. Wie vor allem der zuletzt genannte betont hat, muss es sich bei den Grundlagen einer Semantik für natürliche Sprachen um intersubjektiv geteilte Überzeugungen handeln. Das vierte Kapitel kreist daher um Davidsons Theorien der Wahrheit und der Interpretation. Daneben bezieht sich Piccolo auf Gadamer, Ricoeur und immer wieder auf Augustinus. Überzeugend legt er dar, dass die syntaktische, die semantische und die pragmatische Ebene nicht voneinander getrennt werden dürfen. Das Buch ist in einer klaren und verständlichen Sprache verfasst. Es eignet sich deshalb besonders für Studierende der ersten Semester. Der besondere Reiz besteht in dem Brückenschlag zwischen kontinentaler und analytischer Tradition. Indem er Epistemologie und Semantik verbindet, vollzieht der A. die für die Philosophie der Gegenwart charakteristische linguistische Wende mit. Dementsprechend unterbelichtet erscheinen viele der Probleme, denen moderne Philosophen von Descartes über Kant bis Husserl ihre Aufmerksamkeit widmeten, beispielsweise die Theorien der sinnlichen Wahrnehmung, des subjektiven Bewusstseins sowie des Raumes und der Zeit. Dass Piccolo von alledem nicht handelt, ist ihm nicht zum Vorwurf zu machen, sondern liegt an seiner argumentativen Stoßrichtung. «Die Erkenntnis der Wirklichkeit anderer Menschen oder Gegenstände wächst umso mehr, je größer das Netz der sie betreffenden Bedeutungen wird» (122f). Im Blick auf diese Grundthese wäre es interessant, den Übergang vom Problem der Erkenntnis zur Frage nach der Bedeutung und Interpretation der Sprache, das heißt vom zweiten zum dritten und vierten Kapitel, weiter zu bedenken. Es trifft gewiss zu, dass unsere epistemischen Überzeugungen in einem Horizont stehen und verstanden werden, der wesentlich durch die Überzeugungen anderer Menschen bestimmt ist. Ebenso trifft es zu, dass ohne ein Mindestmaß an Gemeinsamkeiten überhaupt kein Verstehen möglich wäre. Auf die Weise lässt sich zwar die Gefahr des Relativismus entschärfen (vgl. 158), aber das Problem des Skeptikers wird eher verschoben, denn statt des Wissens jedes GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 207 Einzelnen könnte dieser nun die Geltung der geteilten Überzeugungen in Zweifel ziehen. Dagegen hat Davidson die Ansicht vertreten, es sei unmöglich, dass die Mehrzahl unserer Überzeugungen falsch sind. Piccolo scheint ihm darin zu folgen, ohne Davidsons — von Quine übernommene — Begründung zu erwähnen, nämlich dass unsere Behauptungen durch die Gegenstände verursacht sind, von denen sie handeln, also zum Beispiel der Satz «ecco un coniglio» durch ein vorbeihoppelndes Kaninchen (vgl. «A Coherence Theory of Truth and Knowledge», in: Subjective, Intersubjective, Objective, 150f). Inwieweit auf diese Annahme verzichtet werden kann, ist zwischen Internalisten und Externalisten umstritten. GEORG SANS, S.I. LACOSTE LAREYMONDIE, François de, Je refuse! L’objection de conscience, ultime résistance au mal, Éditions de l’Emmanuel, Paris 2011; pp. 221. € 19,00. ISBN 978-2-35389-154-2. Le thème de l’objection de conscience revient au premier plan de l’actualité chaque fois qu’une autorité veut imposer un comportement en rupture avec celui qui avait prévalu jusqu’alors en se fondant sur la religion ou une culture donnée. Ainsi en a-t-il été dès les premiers siècles du christianisme, quand les croyants refusèrent le monde romain et son paganisme; mais si l’objection de conscience revêt des caractères qui tiennent aux circonstances particulières de chaque époque, les formes diverses qu’elle prend s’apparentent entre elles du fait qu’elles donnent toujours à leur refus une radicalité absolue. Celle-ci implique une conception de l’être humain et de sa dignité qu’il est difficile de saisir, si l’on n’a pas une vision claire de la relation de la personne à la Transcendance. L’un des grands mérites de cet ouvrage est de mettre ce point en lumière avec une clarté et une force d’argumentation rarement atteintes pour un tel sujet. Le volume s’ouvre sur la présentation de trois cas historiques d’objection de conscience au sens propre du terme; il a été à chaque fois le fait d’hommes qui ont affronté des situations qui n’avaient rien de commun entre elles: Thomas More face à Henri VIII qui voulait soumettre l’interprétation de l’Évangile au pouvoir politique, Franz Jägerstätter, travailleur agricole refusant de porter les armes pour ne pas apporter de soutien au nazisme durant le deuxième conflit mondial, et le roi Baudouin refusant d’être associé à une loi légalisant l’avortement au risque de créer une grave crise constitutionnelle dans son pays. Du fait que l’objecteur est le plus souvent un homme isolé ne rencontrant qu’incrédulité de la part de l’opinion et même de ses proches, la question se pose de savoir si son attitude procède d’un attachement inconsidéré à une vue personnelle ou si au contraire elle est vraiment une exigence inhérente à la perception qu’un sujet a de sa dignité et de son devoir de la sauvegarder quoi qu’il en coûte. C’est à répondre à cette interrogation que s’attache cet ouvrage en prenant position en faveur de la seconde branche de l’alternative; il repose sur une information précise et une argumentation élaborée 208 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES faisant apparaître le point de rupture que constitue l’objection de conscience et la signification qu’elle revêt dans la société actuelle. Un portique majestueux ouvre l’ouvrage. Plutôt que de proposer une définition abstraite de l’objection de conscience, l’A., comme il a été dit, procède à l’analyse, telle qu’un expert des sciences juridiques pouvait le faire, des trois cas mentionnés plus haut; les conclusions qu’il en tire lui permettent de relever les éléments essentiels qui leur sont communs, bien qu’ils se soient produits dans des circonstances diverses du fait de la personnalité de leurs auteurs et de la problématique qu’ils ont dû affronter: «il s’agit d’un acte «contre» les circonstances qui le voient naître, dicté par le refus d’un mal précis à ne pas commettre, auquel la conscience s’oppose, quelles qu’en soient les conséquences» (38). Il s’agit donc de ne pas apporter un concours positif à un acte que veut imposer une autorité à un subordonné, alors que celui-ci le juge en conscience intrinsèquement mauvais et que sa conscience réprouve absolument (cf. 125). Le fait qu’il s’agisse d’un acte «irréductiblement personnel, modeste et singulier» contraint l’entourage et en dernier lieu l’autorité civile à prendre position face à ce choix, en y voyant soit une rébellion soit l’exercice d’un droit devant lequel elle doit s’incliner. Le problème ainsi posé, l’A., faisant une large utilisation de St Thomas, explique pourquoi la conscience doit être respectée. La démonstration théorique — dont quelques développements pourront parfois paraître ardus à un lecteur qui n’est pas familier avec la philosophie et l’éthique générale — est faite en trois étapes. La première, partant de l’opposition qui peut naître entre la loi et le jugement de la conscience, montre les raisons pour lesquelles ce conflit ne peut être résolu qu’en reconnaissant l’existence d’un ordre moral supérieur s’imposant à tout être humain; c’est d’ailleurs en référence à l’existence d’un tel ordre moral que les juges de Nuremberg ont justifié la condamnation des responsables nazis qu’ils ont prononcée à l’issue de la deuxième guerre mondiale (cf. 62); la deuxième étape invite le lecteur à prolonger sa réflexion en reconnaissant que, si la conscience a connaissance de l’existence de cet ordre supérieur, elle a le devoir de le respecter pour agir humainement et que la loi est là pour l’y aider; enfin, troisième étape, dans le cas d’un conflit, si la loi déclare être le bien et ce que la conscience saisit comme un mal et donc apparaissant comme injuste et ne pouvant être obéi, c’est ici que rend place l’objection de conscience. Mais comme le rappelait Pie XII dans son allocution ai giuristi cattolici italiani le 6 décembre 1953 le Christ n’a pas ordonné d’éradiquer la mauvaise herbe en toutes circonstance, enseignement qui souligne la nécessité d’étudier les questions de la coopération au mal et de la place de l’objection de conscience (cf. 125). Les derniers chapitres de l’ouvrage appliquent la distinction qui a été faite entre objection de conscience au sens strict et refus d’obéir aux injonctions injustes d’une autorité; ils étudient les obligations du chrétien face aux lois imparfaites, au paiement des impôts, au choix du candidat pour qui voter lors d’une élection, etc. Ils rejoignent les conclusions d’un colloque tenu à Rome il y a quelques années et dont les travaux ont été publiés sous le titre: I cattolici e la società pluralista. Il caso delle leggi imperfette, Bologna 1996, et la position adoptée par Jean-Paul II dans Evangelium vitae (par. 73 in fine) à propos de l’attitude du député catholique en GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 209 présence d’une loi réduisant seulement la période durant laquelle elle permet le recours à l’avortement. JOSEPH JOBLIN, S.I. FANCIULLACCI, Riccardo – ZANARDO, Susy, ed., Donne, uomini. Il significare della differenza, Filosofia Morale 38, Vita e Pensiero, Milano 2010; pp. XX + 388. € 40,00. ISBN 978-88-343-1924-6. Il testo curato da Riccardo Fanciullacci e Susy Zanardo si inserisce nel panorama ormai vasto degli studi sulla differenza sessuale recando, però, un rilevante e originale contributo nell’impostazione dell’intera questione, come emerge già dal titolo che non si riferisce al «significato» della differenza, ma alla sua possibilità di «significare». Il volume nasce a partire dalle riflessioni svolte in una serie di Seminari a Venezia sull’etica della differenza sessuale (2007-2008), coordinati dal prof. Carmelo Vigna, e si articola in due parti che condividono il medesimo obiettivo, ma che si distinguono sotto il profilo formale. La prima parte, infatti, è costituita da otto saggi, sei inediti e due che sono la ripubblicazione di lavori precedenti, che esplorano la questione della differenza da varie prospettive disciplinari, con una decisa prevalenza dell’approccio filosofico. La seconda, invece, raccoglie le trascrizioni degli interventi e dei dibattiti dei suddetti Seminari nei quali la centralità della dimensione etica non ha impedito, anzi ha richiesto, che l’orizzonte si ampliasse verso problematiche antropologiche, psicologiche e teologiche. Il filo conduttore che, nella loro specificità, lega i saggi della prima sezione è offerto da un deciso «spostamento» della differenza sessuale dall’esclusivo ruolo di oggetto su cui indagare a quello di «operatore di cui avvalersi per ottenere uno sguardo diverso» (XII), incrociando così in una nuova luce le fondamentali questioni poste dall’umana differenziazione in donne e uomini. Ciò emerge con particolare evidenza nel saggio iniziale di Riccardo Fanciullacci (uno dei due curatori), ma risulta centrale anche in quello dell’altro curatore, Susy Zanardo, che, muovendo dalle analisi ormai classiche di Luce Irigaray, intende fondare l’originarietà della differenza che attraversa l’identica umanità di donne ed uomini. Il saggio conclusivo di Carmelo Vigna, poi, istituisce il raccordo tra l’indagine antropologica, volta a cogliere l’essenza della differenza, e la domanda etica, che si interroga sulle condizioni che rendono possibili un sapere ed una pratica comuni alle donne ed agli uomini. Gli altri studi (Paola Francesconi, Paolo Gomarasca, Sergio Labate, Ina Praetorius e Annarosa Buttarelli), infine, concorrono nel conferire all’insieme un chiaro taglio interdisciplinare che corrisponde alle caratteristiche della differenza che è inscindibilmente biologica, storica, culturale e spirituale. La seconda parte del libro, quindi, fa emergere quelle peculiarità che, insieme al ricordato «spostamento» della differenza, costituiscono la radicale originalità dell’intera ricerca, poiché in essa, in primo luogo, «l’etica, da interrogante, è 210 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES divenuta l’interrogata, interrogata dalla differenza sessuale» (239) che si rivela carica di istanze che l’etica non può eludere fingendo di ignorare che la convivenza umana è sempre quella di donne ed uomini. In secondo luogo, la prospettiva rigorosamente teoretica guadagna in chiarezza e precisione dal progressivo emergere della non sovrapponibilità di coppie di espressioni quali: essere donna/essere uomo, femminile/maschile o Femminile /Maschile (con l’iniziale maiuscola). I cinque interventi (Umberto Galimberti, Luisa Muraro, Laura Boella, Paolo Pagani e PierAngelo Sequeri) e i dibattiti che sono seguiti articolano la problematica dei complessi rapporti della differenza sessuale con l’etica mettendone in luce le molteplici implicazioni che pongono in evidenza la non settorialità del tema della differenza. Le domande che, come si è detto, la differenza pone all’etica, infatti, richiedono, per trovare risposta, o quanto meno per aprire piste valide di indagine, che lo sguardo spazi dalla psicologia del profondo alla riflessione teologica, attraversando quel nodo cruciale che è rappresentato dal contemporaneo pensiero femminista, nella sua fondamentale distinzione tra le correnti francese e italiana da una parte e anglo-americana dall’altra. Sulla base di questa sintetica ricognizione, avendo individuato le peculiarità del testo in esame, è necessario tornare, per motivarla, all’affermazione iniziale secondo la quale esso costituisce un contributo rilevante ed originale in un quadro di pubblicazioni che, come si è detto, è oggi notevolmente vasto. Tale contributo, infatti, nonostante il valore delle tesi proposte, non risiede primariamente ed esclusivamente in esse, ma nell’aver sottolineato, come afferma Fanciullacci nel suo saggio, che la differenza è un «inaggirabile», ovvero un costitutivo ineliminabile di ogni umana esperienza e dell’interpretazione che il soggetto è chiamato a darne. Il pensiero, dunque, non può prescindere dal differire della donna e dell’uomo se non vuole perdersi in analisi astratte e prive di incidenza sul vissuto concreto, anche considerando che quest’ultimo non è solo quello di coloro sui quali gli studiosi si interrogano, ma è, prima di tutto, quello degli stessi ricercatori che sono sempre o donne o uomini. GIORGIA SALATIELLO GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 211 HISTORIA ECCLESIASTICA GUILLOUX, Fabien, Saint François d’Assise et l’ange musicien. Thème et variations iconographiques dans les collections du Museo Francescano de Rome, Iconographia Franciscana 20, Istituto Storico dei Cappuccini, Roma 2010; pp. 167. € 25,00. ISBN 978-88-88001-73-9. Nella collana Iconographia Francescana, che nel corso degli anni ha fornito degli ottimi strumenti di studio per indagare l’arte in rapporto alla spiritualità francescana in tutte le sue diramazioni nel corso dei secoli all’interno dell’ordine, viene ora pubblicato un agile libro dal titolo Saint François d’Assise et l’ange musicien. Non è una semplice pubblicazione artistica a carattere iconografico: è qualcosa di differente e, per certi aspetti, più originale. Nel libro, composto da un centinaio di pagine comprendenti anche una trentina di tavole con illustrazioni a colori, si parla d’arte sacra, ma filtrata attraverso la musica sacra, specifica competenza dell’A. Fabien Guilloux è infatti un musicologo professionista che, essendo frate cappuccino, ha approfondito una particolare tematica legata alla spiritualità del suo ordine religioso, ossia quella dell’episodio della vita di San Francesco d’Assisi che durante un’estasi ode della musica angelica. L’occasione è stata fornita dalla presenza di cospicui fondi non ancora inventariati, soprattutto di stampe, delle collezioni del Museo Francescano di Roma. Il libro si presenta quindi come un inventario di opere d’arte raffiguranti tale iconografia, ma ulteriormente arricchito da preziose riflessioni di tipo musicale. Anche nella stessa organizzazione editoriale, l’A. ha dimostrato la sua specifica conoscenza musicale, articolando la struttura della ricerca come se fosse una piccola sinfonia: a cominciare dal sottotitolo Thème et variations iconographiques dans les collections du Museo Francescano de Rome e soprattutto nella sostituzione dei termini «capitoli» e «paragrafi» con «prélude», «thème», «variations», «postlude». Si tratta di piccoli segnali che certamente contribuiscono ad accompagnare il lettore alla scoperta di una originale dimensione artistica, dove l’immagine e il suono fanno entrambi parte indissolubile del significato spirituale dell’episodio dell’esperienza estatica del santo. Il racconto di San Francesco d’Assisi e l’angelo musicante appartiene a quella serie di narrazioni mistiche che hanno contribuito a offrire una impostazione altamente spirituale alla vita di San Francesco. La narrazione della visione celeste con al centro un angelo, che con il suono della sua viola accompagna l’estasi di san Francesco, si ritrova nel Memoriale di Tommaso da Celano della metà del XIII secolo, fino alla raccolta dei Fioretti del 1375. Questo soggetto non occupa, però, un posto centrale nella vasta realizzazione figurativa legata alla vita e ai miracoli francescani, ma riguarda uno specifico aspetto dell’iconografia francescana che riscuote maggiore interesse in quel periodo (dalla metà del Cinquecento in poi) in cui si diffondono anche delle equivalenti iconografie estatiche di santi di altri ordini religiosi, come S. Ignazio di Loyola, Santa Teresa d’Avila, S. Filippo Neri. Sono gli 212 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES anni della riforma nella Chiesa e nella vita religiosa che porta anche i Francescani ad una ulteriore revisione interna attraverso l’azione dei Frati Osservanti, i Cappuccini. L’immagine più rappresentativa è sicuramente il dipinto di Francesco Vanni nella cappella Capizucchi nella Basilica di Santa Maria Maggiore a Roma, dal quale sono state tirate numerose stampe di riproduzione, soprattutto dagli incisori della scuola fiamminga, i migliori in tutta Europa all’incirca dalla seconda metà del Cinquecento. L’incisione di Raphael I Sadeler (cat. 5A) — scelta anche per la copertina del libro — offre una pregiata prova d’artista. In primo piano si trova il Santo, che indossa l’abito degli Osservanti ed è seduto all’aperto mentre stringe con sguardo ispirato un crocifisso. In alto un angioletto, seduto su di una nuvola, sta accordando una viola a quattro corde. L’enfasi spirituale della raffigurazione è sottolineata dalla scritta Deus cordis mei Deus meus et omnia, quasi un motto di esortazione per il fedele che contempla l’incisione. Anche Hieronymus Wierix, altro importante artista fiammingo, si è misurato con questo soggetto (cat. 5B). Del Settecento è l’acquaforte di Joseph Klauber (cat. 12H), esponente di una rinomata famiglia di incisori. Lo stile si arricchisce di belle cornici che inquadrano il soggetto, oramai dilatato in ampi spazi prospettici. Qui l’estasi del Santo è ambientata nel chiuso della cella. L’A. del libro, infatti, tiene conto con molto scrupolo di tutte le possibili varianti del tema iconografico, dividendo così in gruppi e sottogruppi ben descritti e catalogati le centinaia di stampe delle collezioni. Infine, di particolare pregio artistico risultano due bozzetti di artisti veneziani: un olio su rame del caravaggesco Carlo Saraceni (cat. 15), del 1620 circa, efficace nella vivace resa cromatica e luministica; e un olio su tela del famoso pittore Giovanni Battista Piazzetta del 1729 circa. Qui l’artista riattualizza l’iconografia canonica del Santo con il crocifisso, trasformando la scena, con grande acutezza stilistica, in uno spazio trascendente in cui il suono della musica celeste sembra dominare tutta la raffigurazione, attraverso l’inserimento centrale della maestosa figura dell’angelo musicante. Il principale merito di questo libro consiste perciò nel far ricordare al lettore che la musica nell’arte cristiana non deve essere intesa come un mero tema iconografico, ma si dovrebbe sempre cercare di inserirla nella profonda realtà spirituale a cui si riferisce — in questo caso specifico all’esperienza estatica di san Francesco — con l’intento di restituirle l’adeguato posto nella sua dimensione religiosa. LYDIA SALVIUCCI INSOLERA MAC CUARTA, Brian, Reshaping Ireland, 1550-1700. Colonization and its Consequences, Four Court Press, Dublin 2011; pp. 374. € 55,00. ISBN 978-1-84682272-8. KEOGH, Dáire – MCDONNELL, Albert, ed., Cardinal Paul Cullen and his World, Four Court Press, Dublin 2011; pp. 470. € 55,00. ISBN 978-1-84682-235-3. These two handsome volumes from Four Courts Press, Dublin, are indicative of both high standards and revisionism in Irish historical studies during recent decades. GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 213 The volume edited by Mac Cuarta covers a period of alleged English dominance in Irish affairs, as «colonization» in the subtitle suggests. The period begins with the decade covered in Nicholas Canny’s first book, The Elizabethan conquest of Ireland: a pattern established, 1565-76, which was published in 1976 and won the «Irish Historical Research Prize». Following the editor’s Introduction, the fifteen essays in the volume represent a wide range of approaches to the 150 years under consideration. They illustrate Ireland’s links with the wider world in terms of both coverage and of the essays’ authors: Ciaran Brady, «From policy to power: the evolution of Tudor reform strategies in sixteenth-century Ireland»; John McGurk, «A soldier’s prescription for the governance of Ireland, 1599-1601: Captain Thomas Lee and his tracts»; Annaleigh Margey, «Representing colonial landscapes: early English maps of Ulster and Virginia, 1580-1612» — the fine maps are illustrated in full colour; Rolf Locher and Terence Reeves-Smyth, «Lord Audley’s grandiose building schemes in the Ulster plantation»; Brian Mac Cuarta, «“Sword” and “word” in the 1610’s: Matthew De Renzy and Irish reform»; Jane Ohlmeyer, «“Making Ireland English”: the early seventeenth-century Irish peerage»; Brendan Kane, «Scandal, Wentworth’s deputyship and the breakdown of Stuart honour politics»; Bernadette Cunningham, «Loss and gain: attitudes towards the English language in early modern Ireland»; David Finnegan, «Old English views of Gaelic Irish history and the emergence of an Irish Catholic nation, c. 1569-1640»; Jason McHugh, «“For our own defence”: Catholic insurrection in Wexford, 1641-2»; Aidan Clarke, «The commission for the despoiled subject, 1641-7»; Kevin Forkan, «“The fatal ingredient of the covenant”: the place of the Ulster Scottish colonial community during the 1640s»; Alan Ford, «Past but still present: Edmund Borlase, Richard Parr and the reshaping of Irish history for English audiences in the 1680s»; Pádraig Lenihan, «The impact of the battle of Aughrim (1691) on the Irish Catholic elite»; Toby Barnard, «Sir Richard Bellings, a Catholic courtier and diplomat from seventeenth-century Ireland». A short piece «Atlantic horizons» by J.H. Elliott, «Select bibliography of the writings of Nicholas Canny to 2009», and Index, complete this very informative and reflective volume. The enormous influence of Cardinal Cullen upon Catholicism is widely accepted. As archbishop of Armagh from 1849/50 to 1852 and of Dublin from 1852 until his death in 1878, and created Ireland’s first ever cardinal in 1866, he exercised decisive influence in transforming Catholicism in his country from a relatively insular church into a distinctly Roman model. Ireland, moreover, became a powerhouse for the Catholic church’s missionary work worldwide and Cullen played an important role in the definition of papal infallibility at the first Vatican council in 1870. Recently, however, and reflecting recent revisions of opinion among the Irish people about the Catholic church, evaluations of the benefit of Cullen’s influence have become more divided. The present volume, which contains papers delivered at two recent conferences on Cullen, the first held at St Patrick’s College in Drumcondra, Ireland, the second at the Irish College in Rome, reflect these divergences. It is healthy that these divergent assessments are published together in this volume, but also that the volume goes beyond ecclesiological issues to consider many other aspects of Cullen’s career and contributions. The volume provides valuable information and 214 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES insights into many aspects of Irish life at this crucial juncture in the country’s history. Twenty-seven papers from the two conferences are published in the volume: Emmet Larkin, «Paul Cullen: the great ultramontane»; Christopher Korten, «Converging worlds: Paul Cullen in the world of Mauro Cappellari»; Eamon Duffy, «The age of Pio Nono: the age of Paul Cullen»; Oliver Rafferty, «The ultramontane spirituality of Paul Cullen»; Ambrose Macaulay, «“Strong views… in very strong forms”: Paul Cullen, archbishop of Armagh (1849-52)»; Eileen Kane, «Paul Cullen and the visual arts»; Ciarán O’Carroll, «The pastoral vision of Paul Cullen»; Mary E. Daly, «Catholic Dublin: the public expression in the age of Paul Cullen»; Virginia Crossman, «“Attending to the wants of poverty”: Paul Cullen, the relief of poverty and the development of social welfare in Ireland»; Gerard Moran, «Faith, Famine and Fenianism: Paul Cullen and the Irish emigrant world»; Margaret Ó hÓgartaigh, «Amiens, Brisbane and Crimea: Paul Cullen and the Mercy Mission that led to the establishment of the Mater Hospital in Dublin»; Joseph Doyle, «Cardinal Cullen and the system of national education in Ireland»; Andrew Shields, «Paul Cullen in the Irish Conservative imagination»; Anne-Marie Close, «A meeting of minds? Margaret Aylward and Paul Cullen»; Miriam Moffitt, «The conversion of Connemara and conflict between Paul Cullen and John MacHale»; James H. Murphy, «His Excellency, His Eminence and the minister: Paul Cullen and channels of political communication during the first Gladstone administration, 1868-74»; John Montague, «Paul Cullen, J.J. McCarthy and Holy Cross Church, Clonliffe: the politics and iconography of architectural style»; Ian Ker, «“Not… an equal, but… one of his subjects”: John Henry Newman’s perception of the archbishop of Dublin»; S.J. Connolly, «Cardinal Cullen’s other capital: Belfast and the “devotional revolution”»; Matthew Kelly, «Providence, revolution and the conditional defence of the union: Paul Cullen and the Fenians»; Anne O’Connor, «The pope, the prelate, the soldiers and the controversy: Paul Cullen and the Irish Papal Brigade»; Norman Tanner, «Paul Cullen and the declaration of papal infallibility»; Liam Chambers, «Paul Cullen and the Irish College, Paris»; Rory Sweetman, «Paul Cullen and the remaking of Catholicism in the Antipodes»; Fintan Cullen, «Visualizing Ireland’s first cardinal»; Colin P. Barr, «“An ambiguous awe”: Paul Cullen and the historians»; Gearóid Ó Tuathaigh, «Reassessing Paul Cullen: an afterword». The volume is embellished with many well chosen illustrations and concludes with a full Index. NORMAN TANNER, S.I. WANG JIYOU, Paul, Le Premier concile plénier chinois (1924). Droit canonique missionnaire forgé en Chine, préf. J. Charbonnier, Droit canonique, Les Éditions du Cerf, Paris 2010; pp. 413. € 42,00. ISBN 978-2-204-09205-0. Cet ouvrage met à la disposition du public une étude sur l’action missionnaire de l’Église dans sa rencontre avec une civilisation autre que celle de l’Occident; elle GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 215 montre que Benoît XV et Pie XI furent en avance sur leur temps en reprenant le processus d’indigénisation — inculturation diront certains aujourd’hui — commencé dès le XIIIe siècle en Chine et poursuivi avec quelque succès au XVIIe siècle avant d’être interrompu par la querelle des rites. Au centre de ce travail, se trouve l’étude du concile plénier chinois réuni en 1924 à Shanghai sous la présidence de Mgr Costantini en tant que délégué apostolique nommé par Pie XI. Concile plénier, car convoqué par le Pape selon le code de droit canonique de 1917; ce fut le premier que connut le Chine et dont les travaux permettent de mieux comprendre l’attitude de l’Église à l’égard de la culture chinoise. La première partie de l’ouvrage expose d’une manière claire et précise les efforts accomplis depuis le XIIIe siècle par les missionnaires pour évangéliser la Chine (cf. 59-206); elle analyse les méthodes suivies aux différentes époques. L’affaire des rites chinois apparait comme une charnière qui arrêta un élan et fit voir dans les missionnaires qui revinrent au XIXe siècle comme les agents des Puissances occidentales dont ils diffusaient la culture. Le christianisme fut regardé par la majorité de l’opinion comme un corps étranger. Le grand mérite de Benoît XV est d’avoir renversé le cours des choses en fixant les lignes d’une nouvelle politique missionnaire dans l’encyclique Maximum illud en 1919; il y prônait l’indigénisation des chrétientés locales et la création d’un clergé autochtone. Pie XI inscrivit ce projet dans la réalité en convoquant le concile plénier qui se réunit à Shanghai en 1924. La deuxième partie de l’ouvrage étudie du point de vue canonique les décisions qui y furent prises (cf. 207-355) et ses suites, à savoir l’encyclique Rerum Ecclesiae sur le développement à donner aux missions, la Lettre Ab ipsis aux évêques de Chine et la consécration des six premiers évêques chinois, le tout en 1926. Autant d’initiatives qui consacrait une rupture avec les Puissances occidentales et notamment le rôle traditionnel de la France comme protectrice des missions. Ce résultat est d’autant plus significatif que la presque totalité des participants était d’origine occidentale (il n’y avait que deux préfets apostoliques chinois) et qu’elle demandait la «chinisation» de l’Église. Ce livre vient à son heure, puisqu’il est publié au moment où une pensée unique ignore la contribution du fait religieux à l’évolution du monde et celle du christianisme et de la Papauté qui a su anticiper la venue d’un véritable universalisme; son apport en effet n’est pas venu de la mise en œuvre d’une idéologie mais de ce que l’Église s’est laissée guider à travers les vicissitudes de l’histoire par l’exigence d’égalité et d’universalisme qui est un élément essentiel du message du Christ et invite les divers pays à dépasser les repliements nationaux. L’ouvrage comporte sept annexes et un tableau chronologique de l’histoire chinoise de 221 à l’avènement de Mao Zedong le 1er octobre 1949 (cf. 367-394). JOSEPH JOBLIN, S.I. 216 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES FORNASIER, Roberto, Jacques Maritain ambasciatore. La Francia, la Santa Sede e i problemi del dopoguerra, La cultura 127, Edizioni Studium, Roma 2010; pp. 285. € 26,00. ISBN 978-88-382-4098-0. Jacques Maritain a été ambassadeur de France près le Saint-Siège de 1945 à 1948; c’est à la demande constante et insistante du général de Gaulle qu’il accepta cette mission qui allait le tenir loin de ses études et recherches philosophiques. Le présent volume situe cette expérience tout à fait particulière dans son contexte de l’après-guerre, permettant au lecteur de se rappeler ou de découvrir les questions très délicates qui se posèrent alors entre Rome et Paris. Le climat dans lequel Maritain allait devoir accomplir sa mission apparait clairement par le rappel des démêlés qui précédèrent sa nomination; ce fut entre autres la difficile négociation entre le nonce Roncalli et Georges Bidault, ministre des affaires étrangères, pour limiter le nombre des évêques auxquels on reprochait de ne pas avoir eu une attitude suffisamment claire devant le gouvernement de Vichy et auxquels on demandait leur démission. L’importance de ce point venait de ce que le général de Gaulle ayant toujours revendiqué d’être le gouvernement légitime de la France, le pouvoir installé à Vichy devait être considéré comme illégitime et ceux qui avaient donné l’impression d’avoir eu partie liée avec lui devaient être sanctionnés; c’est ainsi que le nonce Valerio Valeri qui était en poste déjà avant la guerre ne pût se réinstaller à Paris. La nomination de Maritain, qui avait passé toute la guerre aux Etats-Unis et avait soutenu le gouvernement français de Londres, prenait ainsi une double signification, celle de la continuité de l’État français et celle de l’appui qu’il entendait donner à la reconstruction intellectuelle et chrétienne de la France et de l’Europe. Deux chapitres nous semblent d’un intérêt particulier car ils touchent à des problèmes dont l’actualité demeure. Le premier concerne la participation de Maritain, en tant que chef de la délégation française, à la deuxième conférence générale de l’UNESCO à Mexico en 1947. Le discours qu’il prononça à cette occasion a été comme la charte de la présence chrétienne au sein des relations internationales nées de la guerre, et ses vues ont été confirmées par Gaudium et Spes lors de Vatican II en 1965; il y affirme qu’une institution comme l’UNESCO qui a vocation à promouvoir l’universalisme ne doit pas s’arrêter à la discussion des vérités ou des erreurs contenues dans les divers systèmes philosophiques car alors aucune entente ne se fera entre leurs tenants, mais qu’il convient de définir des objectifs dont on puisse ensemble poursuivre la réalisation. Une telle vue se trouve implicitement à la base de ce que Pie XII a appelé un «sain pluralisme» dans son Message radiophonique de Noël 1944. Le dialogue entre courants de pensée contraires peut en effet respecter l’existence d’une transcendance, si l’on voit dans tout accord réalisé sur un point précis un progrès dans la recherche commune sur la vérité de la condition humaine. Cette dernière possibilité a été parfaitement exprimée par le père Gaston Fessard dans son ouvrage La philosophie historique de Raymond Aron, Paris 1980, lorsqu’il écrit: «Entre son incroyance et ma foi, la distance est aussi grande que bien marquée; mais pourrait-elle être de nature telle, qu’elle empêche entre nous un dialogue fondé sur notre commun respect pour la “logique de vérité” et de nos libertés; car nous avons un égal devoir de vérité et de liberté» (142-143); mais il ne GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 217 faut pas se dissimuler que le risque existe alors de rejeter les options philosophiques et religieuses dans le domaine privé et de demander à une doctrine politique ou économique la justification des engagements assumés dans la société; ce risque n’a rien d’hypothétique puisqu’il est à l’origine du progressisme d’hier et du relativisme d’aujourd’hui. Le second chapitre qui montre l’originalité de la pensée de Maritain concerne la responsabilité du peuple allemand dans les crimes commis par le régime nazi. Alors que Pie XII, à plusieurs reprises, durant et après la guerre, a exclu l’idée de sa responsabilité collective, Maritain qui durant la guerre faisait aux Etats-Unis une distinction entre le système politique hitlérien et le peuple qui lui était soumis, a défendu, une fois à Rome la thèse contraire (cf. 147); il voyait alors la nécessité d’une repentance morale de l’ensemble de la population pour qu’elle soit guérie du soutien politique qu’elle avait accordé à Hitler (cf. 154). D’autres développements très éclairants sur l’époque de l’après-guerre concernent l’internationalisation de la curie romaine, les relations de l’Église avec les pays communistes comme avec l’Italie. En conclusion, nous nous trouvons ici en présence d’un ouvrage écrit à partir d’une consultation très serrée des archives, qui éclaire les quelques années durant lesquelles on est passé d’une époque traditionnelle à la modernité. Un index des noms cités permet également une lecture de l’ouvrage par sondages. JOSEPH JOBLIN, S.I. ATTRIDGE, Michael – CLIFFORD, Catherine E. – ROUTHIER, Gilles, ed., Vatican II. Expériences canadiennes – Canadian Experiences, University of Ottawa Press, Ottawa 2011; pp. 578. ISBN 978-2-7603-0763-6. Les maîtres d’œuvre de cet ouvrage ont réuni vingt-sept collaborateurs pour étudier la réaction du public canadien à l’annonce, au déroulement et à l’application du concile Vatican II. L’originalité de cette entreprise vient de ce que les auteurs s’attachent moins au travail doctrinal opéré par le concile qu’à la transformation des mentalités dont il a été l’occasion; ils mettent en relief les étapes et les débats au cours desquels s’est opéré le virage d’une société traditionnelle à une autre plus ouverte sur le monde et cela aussi bien chez les évêques et leurs théologiens que dans le peuple chrétien et chez les non catholiques. Il y a là un point de vue extrêmement original qui sera repris, espérons-le, par d’autres chercheurs dans d’autres pays. Le fait que les signataires des diverses contributions appartiennent les uns au monde francophone les autres à celui anglophone donne une portée plus large aux observations faites. Les articles consacrés à la perception du concile par les populations catholiques, les autres chrétiens ou les théologiens constituent la première partie de ce volume (cf. 18-183). L’article sur l’Éclaireur-Progrès de la région de la Beauce, par exemple, fait voir que l’évènement conciliaire, bien qu’inhabituel, n’a été perçu que lentement comme devant apporter des transformations au plan local; les pages consacrées à l’Église ukrainienne du Canada et sa participation 218 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES aux travaux du concile apportent des lumières sur la libération du patriarche Slipyj. La deuxième partie de l’ouvrage rapporte l’activité des évêques et théologiens canadiens tant pour la préparation des travaux conciliaires que durant leur déroulement; le rôle joué par le cardinal Léger est fortement souligné (cf. 184-415); la dernière partie se penche sur l’après-concile sous trois aspects: la liturgie, la vie religieuse et l’œcuménisme. L’unité du volume vient de ce que les diverses contributions ne se limitent pas à rapporter la chronologie des évènements mais de ce qu’elles exposent les enjeux des débats notamment à propos du De fontibus et de la Dei Verbum ainsi que la transformation de l’approche de ces questions par les divers acteurs. L’étude du journal du père Bélanger durant la période préparatoire et la première session illustre les cas de conscience devant lesquels se sont trouvés les théologiens qui avaient été formés dans l’esprit d’une scolastique qui excluait tout changement. La doctrine sociale de l’Église a été un autre champ sur lequel a été adoptée une nouvelle perspective tant par le concile que par l’épiscopat canadien; sa «commission des affaires sociales» a été très sensible à la dimension sociale de la foi dans les années qui ont suivi le concile; l’attention qu’elle a donnée à l’évolution de la méthode du discours social de l’Église lui a permis de souligner la nouveauté de Gaudium et Spes qui, au lieu de vouloir soumettre la réalité à une doctrine, part de l’analyse des situations pour y introduire l’esprit du Christ (cf. 257ss). Cependant à partir des années 1980, les évêques canadiens ont voulu transmettre aux communautés locales leur rôle d’initiative en matière sociale; il semble en être résulté que celles-ci, privées de l’expérience du secrétariat national, «the nationwide social justice movement quickly losts its momentum» (cf. 272). On touche là un des points les plus délicats de la pastorale contemporaine qui n’a pas encore trouvé une réponse vraiment commune. Ces quelques aperçus montrent la richesse de cet ouvrage qui analyse in situ l’avènement de Vatican II et dresse de brefs portraits des acteurs principaux (cf. 390-413). Une table analytique des noms cités facilite la consultation de l’ouvrage. JOSEPH JOBLIN, S.I. GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 219 INDICATIONES BROWN, Francis, ed., A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament, with an appendix containing the Biblical Aramaic, based on the lexicon of William GESENIUS as translated by Edward ROBINSON with the co-operation of S.R. DRIVER – Charles A. BRIGGS, Oxford University Press, Oxford 2011 (rprt.); pp. XIX + 1127. € 58,36. ISBN 978-0-19-864301-2. ¿Se necesitan ulteriores recensiones al diccionario inglés del hebreo del AT, confeccionado por F. Brown – S.R. Driver – Ch.A. Briggs (BDB)? Personalmente digo que no. De hecho, este extraordinario instrumento de trabajo ostenta todavía inmutable los méritos de su famosa 1a edición (1907), ahora más que centenaria. Con el paso del tiempo, el popular diccionario se ha limitado a lanzar frecuentes reimpresiones (1953. 1957. 1959. 1962 etc.), que sólo admitían ligeras correcciones. Tampoco la reimpresión actual (2011, si bien el año no viene indicado en ninguna parte) ha emprendido reformas en la obra, como lo testimonia la última nota de su prefacio (XII). Por tanto, las recientes críticas lanzadas al diccionario son más que justificadas: desde el 1907 hasta nuestros días las ciencias bíblicas auxiliares, y en particular la linguística comparada, han realizado insospechados progresos, que la lexicografía no puede tratar con indiferencia, debe tenerlos en cuenta. Cierto, los valores del diccionario que lo han hecho tan popular, están ahí, a la vista de todos; baste sólo citar la sensibilidad en la organización semántica de sus términos o las agudas observaciones cuando matiza las partículas hebreas. En este sentido, concordamos de lleno con el juicio del bien conocido lexicógrafo W. Baumgartner que afirmaba en 1967: «Wer einem Wort näher nachgehen will, wird immer gut tun Lex1, GB und BDB nachzuschlagen» (Hebräisches und aramäisches Lexikon zum Alten Testament, I, XXXII). Y dado que el destinatario es sobre todo el estudiante bíblico, una futura remodelación del léxico tendrá que ser mucho más cuidadosa con el aspecto tipográfico: en su presentación actual, el diccionario deja mucho que desear. SANTIAGO BRETÓN, S.I. 220 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES KEARNS, Conleth, The Expanded Text of Ecclesiasticus. Its Teaching on the Future Life as a Clue to Its Origin, enlarged with a biographical sketch of Kearns by G. Norton, an introduction to Kearns’ dissertation by M. Gilbert, bibliographical updates (1951-2010) by N. Calduch-Benages, Deuterocanonical and Cognate Literature Studies 11, Walter de Gruyter, Berlin – New York 2011; pp. X + 333. € 99,95. ISBN 978-3-11-025258-3. Hace muchos años que entre los estudiosos del libro de Ben Sira se comentaba lo útil que sería poder disponer de una edición de la tesis doctoral del dominico Conleth Kearns (1902-1985), ya que trata un tema de capital importancia en la obra del sabio jerosolimitano, a saber, la vida futura en el texto largo del Sirácida. La tesis fue defendida el 21 de diciembre de 1951 ante la Pontificia Comisión Bíblica en el Vaticano, y por razones que desconocemos nunca se publicó ni entera ni un extracto. El A., en cambio, publicó sus conclusiones de forma muy resumida en B. Orchard – E.F. Sutcliffe – R.C. Fuller – R. Russell, ed., A Catholic Commentary on Holy Scripture, London – Edinburgh 1953, 512, §396g; y más ampliamente en C. Fuller – L. Johnson – C.J. Kearns, ed., A New Catholic Commentary on Holy Scripture, London 1969, 547-551, §§442a-443i. Ahora, gracias a la iniciativa y el tesón de un conocido experto en la materia, Pancratius C. Beentjes, disponemos de una edición moderna, corregida y puesta al día de la mencionada tesis. La edición consta de un prefacio a cargo del editor, donde nos explica en detalle todas las cuestiones técnicas a tener en cuenta antes de la lectura del texto y donde agradece la colaboración de todas las personas que han hecho posible este proyecto, empezando por Friedrich V. Reiterer, quien se encargó de facilitar una versión electrónica del texto, realizada por la Dra. Diljana Atanassova (V-VII). Sigue una breve biografía del A., compilada por Gerard Norton, donde se nos narran algunos episodios interesantes de su vida (Irlanda, Roma, Jerusalén), su recorrido científico y sus publicaciones hasta su muerte en Roma en el año 1985 (1-7). A continuación, Maurice Gilbert, otro gran conocedor del Sirácida, hace una introducción a la tesis doctoral de Kearns. Empieza tratando el espinoso problema de la evolución textual del Sirácida, del que contamos con dos formas textuales del texto hebreo (una breve, HI y una larga, HII) y dos formas textuales del texto griego (una breve, GI y una larga, GII) además de la antigua versión latina (VL), la versión siriaca de la Peshitta y la Syrohexaplar. Después de presentar el método y las conclusiones de Kearns, Gilbert analiza la situación actual de los estudios sobre Ben Sira, 60 años después de la tesis de Kearns, haciendo hincapié en los inevitables límites de esta última (por ej., el hecho de que los textos de Qumrán no eran todavía accesibles), en la debatida cuestión del origen esenio del libro y la relación entre la forma larga del texto y el movimiento esenio. Su presentación termina con una valoración positiva de los análisis realizados por Kearns (9-21). A continuación sigue el texto íntegro de la tesis de Kearns con su índice de pasajes discutidos o citados como paralelos (23-315). Por último, la edición se completa con una bibliografía detallada y puesta al día (1951-2010) sobre las principales temáticas afrontadas en la tesis de Kearns preparada por Nuria Calduch-Benages: el texto largo del Sirácida, la enseñanza del sabio sobre la muerte y la vida futura, la ideas de GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 221 Ben Sira sobre la resurrección y el mesianismo (317-333, incluidas las abreviaciones). En definitiva, una obra indispensable para los estudiosos del libro de Ben Sira, especialmente en lo que se refiere a la escatología del texto largo. NURIA CALDUCH-BENAGES KOWALEWSKI, Daniel, L’insegnamento del beato Egidio di Assisi sulle virtù alla luce dei Detti e delle antiche fonti biografiche, Bibliotheca Seraphico-Capuccina 92, Istituto Storico dei Cappuccini, Roma 2011; pp. 282. € 23,00. ISBN 978-8888001-76-0. El A. es doctor en teología (espiritualidad) y docente de espiritualidad franciscana en el seminario mayor de los Capuchinos en Cracovia. Ha dedicato este trabajo al estudio de las fuentes dispersas en diveras publicaciones originales sobre la vida y enseñanza del tercer compañero de san Francisco de Asís. El estudio es detallado y seriamente llevado a cumplimiento. Conoce bien la documentación que usa. Nos permite entrar en la mentalidad del tiempo, el de los orígenes de la Orden Franciscana: el papel de las peregrinaciones, las virtudes más apreciadas por los contemporáneos, el estilo y los modos de expresión, la cultura cortesana de guerras y amores caballerescos, el lenguaje y los problemes que ayudan a entender mejor los influjos de donde proceden la mentalidad y el lenguaje de Fray Egidio de Asís. Antes de organizar sus enseñanzas contenidas más bien en respuestas a diversas clases de personas, entre otras a sus Hermanos en religión, ha hecho bien en entrar en la tipología del tiempo: armas y dueñas, campos y jardines, animales y vegetales usados para símbolos del bien y del mal, personajes del Antiguo y del Nuevo Testamento, y el modo como pudieron llegar a formar parte de su mentalidad y cultura. Todo ello enmarcado en la espiritualidad franciscana de freternidad con la naturaleza, la paterinad suprema de Dios sobre toda la creación y los destinos del hombre y la centralidad de Cristo en su inspiración que, para él, se concentra especialmente en su ejemplo de pobreza y humilda, de retiro a la montaña, con preferencia al ejercicio de su predicación y curaciones de enfermos, sobre todo si observamos la segunda parte de la vida de Egidio. El A. se ocupa de descubrir la antropología que se encuentra a la base de la concepción egidiana de las virtudes, desde la creación y los daños causados por el pecado original en el hombre, hasta la restauración divina que los salva en Cristo. Así aparecerán las virtudes como don y ejercicio del hombre en el camino de su vuelta hacia Dios hasta abrirlo a la unión con Dios, mística en esta vida y celeste en la eternidad. MANUEL RUIZ JURADO, S.I. 222 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES VENUTO, Francesco Saverio, La recezione del Concilio Vaticano II nel dibattito storiografico dal 1965 al 1985. Riforma o discontinuità?, Studia Taurinensia 34, Effatà Editrice, Cantalupa (Torino) 2011; pp. 468. € 30,00. ISBN 978-88-7402675-3. The A. is to be congratulated on writing this very well documented study of the historiographical debate regarding Vatican II during the twenty years after the council. Coverage of the debate focuses on western Europe and north America — areas which were crucial to the council’s reception. The work is divided into two Parts. The first begins with a full discussion of methodological and historiographical issues. Among them, reform and discontinuity are highlighted in the book’s subtitle as contrasting ways of interpreting the council; even though this dichotomy — too sharp and an over-simplification, in my view — only came to the fore in the 1990’s, therefore after the end of the period covered in the book. An excellent discussion of the Extraordinary Synod of 1985, which comprised bishops from episcopal conferences throughout the world and which focused explicitly on the evaluation and reception of Vatican II, concludes this first Part. The long second Part, entitled «Il dibattito storiografico sul concilio Vaticano II», constitutes over half the book (109-350). It subtly combines a chronological approach with analysis of the various contributors to the debate — popes, bishops, theologians, historians, journalists, and others — as well as analysis of the different ways of interpreting the council. The coverage is admirably well documented and supported by exhaustive footnotes. The twenty years 1965 to 1985 are sub-divided into three periods: 1965-8 (ending with the civil disturbances in various countries in 1968), the last decade of pope Paul VI (1968-78), and the early years of John Paul II. This is a sensible chronological arrangement. Nevertheless that disturbances of an essentially civil nature (in 1968 and shortly after) had such a profound effect upon the reception of an ecclesial event (Vatican II) needs more explanation and, in general, more attention might have been devoted to the influence of civil and secular developments upon the council’s reception — though perhaps these topics are better left to another book. The work is rightly concerned to reveal differences of interpretation among both participants and commentators, as its subtitle «Riforma o discontinuità?» indicates. Nevertheless assumptions that were common to the interested parties were just as significant as the differences, most obviously the primordial importance of the conciliar decrees. Situating these differences more within the agreed assumptions would have been helpful. The extensive Bibliography (405-433) and Index of Persons complete this admirable and thoughtful study. The year 1985 is a suitable cut-off date since a range of other issues subsequently took centre-stage. Nevertheless, given the success of the present volume, it may be hoped that Venuto will eventually trace the story of the reception of Vatican II down to the present. NORMAN TANNER, S.I. GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 223 CORKERY, James, Joseph Ratzinger’s theological ideas. Wise Cautions and Legitimate Hopes, Paulist Press, New York – Mahwah 2009; pp. 174. US$ 14,95. ISBN 978-0-8091-4601-7. Le sous-titre dit bien l’intention de J. Corkery S.I., qui n’est pas tant d’exposer objectivement les Theological Ideas du Prof. Ratzinger — pour cela le lecteur anglophone dispose non seulement de la traduction du gros Heim mais aussi des ouvrages de J. Murphy, Tr. Rowland et de son confrère Th. P. Rausch S.I. — que bien plutôt de formuler rationnellement de Wise Cautions, mais aussi d’exprimer, prudemment, de Legitimate Hopes à l’égard de son magistère pontifical. Donnons deux ou trois exemples de la manière dont l’A. expose celui-ci. Aux pp. 31-33, percevant sous le thème: «Logos before Ethos», significativement présent dans Deus Caritas est, «d’évidents échos augustiniens néo-platoniciens» (32), il suggère l’idée que l’anthropologie de Ratzinger ignore les requêtes de la philosophie contemporaine. Les beaux développements de Gottes Projekt (songeons en particulier à la p. 55), ou l’essai que P. Sottopietra (Wissen aus der Taufe) a consacré au dialogue du Pape avec la Modernité, l’aurait certainement aidé à donner sur ce point un jugement plus objectif et équitable. Autre exemple: selon Corkery, Ratzinger considère la grâce comme «sanante», transformant la nature, plutôt que comme la perfectionnant et l’élévant. L’A. ne fournit pas de citation pour justifier son affirmation, mais il ajoute: «cela n’est pas surprenant, étant donné la préférence de Ratzinger pour Augustin et Bonaventure par rapport à saint Thomas d’Aquin» (44), introduisant ainsi discrètement une opposition, qu’il va radicaliser ensuite. Quelques pages plus loin, comparant Benoît XVI à Rahner, il conclut en disant que ce dernier «était plus thomiste et plus ouvert au monde (more friendly toward the world) que Ratzinger» (49). Et de souligner à nouveau le point: la spiritualité de Rahner est une spiritualité de la continuité (le chrétien est l’homme achevé), tandis que la spiritualité de Ratzinger — et ici l’A. fait deux ou trois citations assez génériques — serait une spiritualité de la discontinuité (le chrétien est l’homme qui a fait demi-tour, l’homme retourné) (cf. 50). Ou encore, dans la conclusion: «[Benoît XVI] est plus centré sur l’Église [que son prédécesseur] — conformément, peut-être, à son approche de l’Église de l’avenir comme “graine de moutarde”: plus ressérée — mais plus pure? Un tel rétrécissement m’agace», ajoute-t-il, «tant il est en contraste avec cette remarque attribuée au Cardinal Martini: “si les gens du dehors ne viennent pas à nous, alors c’est nous qui devons aller à eux”» (139-140). Au long du texte beaucoup d’idées de ce genre, de soi pas tout à fait fausses, sont disséminées. L’A. évite soigneusement de donner l’impression d’embrayer sur certains «poncifs» de la presse antiromaine. À notre sens, il y aurait mieux réussi s’il avait exposé plus méthodiquement le raisonnement qui conduit le Pape à certaines de ses affirmations, et en particulier le parcours (fondé dans la Parole de Dieu et s’appuyant généralement chez lui sur de nombreux auteurs de référence) à travers lequel il les justifie. JACQUES SERVAIS, S.I. 224 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES LIBRI NOSTRI RUIZ JURADO, Manuel, I luoghi di sant’Ignazio a Roma, Editrice Velar, Torino 2011; pp. 142. €. 10,00. ISBN 978-88-7135-619-8. El A. ha publicado este libro a petición de muchos de los que le han acompañado en en sus visitas guiadas a los lugares ignacianos de Roma. Sustituye a la autorizada «guida» precedente, ya agotada, del P.A. de Aldama. Ofrece la novedad de presentar un orden cronológico — según la vida de san Ignacio en Roma — en la disposición de los lugares; presenta valiosas fotografías de cada uno de los lugares, hechas en su mayor parte por el magnífico fotógrafo P. Ceslaw Kozlowski, algunas por el P. Lubos Rojka y otras procedentes del Archivo Velar; añade además varias noticias a las que daba la «guida» anterior, especialmente sobre los datos artísticos o culturales de cada sitio, y algunos lugares que no estaban presentes antes. El libro está dividido en tres partes: la primera contiene 66 lugares que habitó o visitó san Ignacio de Loyola en Roma; la segunda, dos ciudades de la ceranía de Roma; y la tercera, siete lugares de especial devoción para la espiritualidad ignaciana actual, anque no los conociera en su vida san Ignacio. Además del Indice general, «Summario» del libro, hay una página dedicada a cuatro «Itinerarios posibles» para realizar visitas en ocasiones diversas. Las informaciones ofrecidas aquí no son sólamente noticias basadas en las fuentes históricas, sino que están escogidas para que el visitante pueda tener una idea de la espiritualidad vivida por san Ignacio de Loyola durante su tiempo de permanencia y actividad en Roma, en el que necesariamente se cuentan los 22 últimos años de su vida terrena. FALQUE, Emmanuel, ed., La grâce de penser. Hommage à Paul Gilbert, Rendre raison, Éditions Lessius, Bruxelles 2011; pp. 205. € 27,50. ISBN 978-2-87299212-6. À l’occasion de la fin de l’enseignement de Paul Gilbert à l’Institut Catholique de Paris, où il a été invité pendant plusieurs années, un colloque y a été organisé qui parcourt les étapes principales de son œuvre. Les actes de ce colloque, auquel ont participé des collègues de Belgique, de France et d’Italie, suivent pas à pas l’élaboration de cette pensée; chaque communication est suivie d’un bref commentaire par celui qui, depuis un quart de siècle, enseigne la métaphysique à l’université Grégorienne. GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 225 La métaphysique est un discours de raison. Il y a toutefois plusieurs modalités de raison. Le mode «méta» de la raison est celui d’un déplacement, d’un mouvement dont on ne connaît pas le terme. La métaphysique est un discours qui opère un mouvement de transcendance («penser plus», Sergio Bonanni). La tradition française de l’analyse réflexive («la compréhension de soi par soi», Ilaria Malaguti) confirme ce déplacement comme une reprise à un second degré de ce qui demeure à l’horizon de la pensée vivante. La phénoménologie contemporaine poursuit le même effort avec grande attention aux dispositions spirituelles qui permettent d’entendre les événements en leur réalité propre. Le «plus» indiqué par la métaphysique, ou l’«être», est en réalité senti plutôt que connu; il ouvre ainsi un espace à un langage authentique («la patience de l’affect», Jérôme de Gramont). La métaphysique reconnaît l’avancée du principe ou du fondement dans ce qu’elle sait ne jamais enclore dans son savoir théorique («être et don», Emmanuel Gabellieri). Tout savoir tire en fait sa légitimité d’un réalisme spirituel supérieur, qui n’ignore toutefois pas l’empirie («le réalisme spirituel», Emmanuel Tourpe). La sensibilité spirituelle trouve sa juste expression quand des collaborateurs s’offrent les uns aux autres des fragments de révélation dans un travail commun («la diaconie de la pensée», Simone D’Agostino). L’Église catholique attend de la métaphysique qu’elle élabore un discours médiateur entre les cultures et la libre adhésion à la révélation de Dieu. La métaphysique conduit ainsi au-delà d’ellemême, mais sans se transformer en théologie. La théologie ne peut pas par contre se permettre de ne pas écouter les discours humains («la philosophie, service d’Église», Roberto Repole). L’ouvrage est dirigé par Emmanuel Falque, doyen de la Faculté de Philosophie de l’Institut Catholique de Paris. Paul Gilbert le conclut en retraçant les étapes de son parcours spéculatifs et en posant quelques questions qui vont au-delà. D’AMBROSIO, Rocco, La storia siamo noi. Tracce di educazione politica, Comunità cristiana. Linee emergenti, Cittadella Editrice,Assisi 2011; pp. 160. € 13,80. ISBN 978-88-308117-75. Di educazione politica ne parlano un po’ tutti. Se ne parla in famiglia, nelle scuole e all’università, nel mondo del volontariato come del lavoro e del sindacato, nella pubblica amministrazione come anche nelle comunità di fede religiosa. Benedetto XVI ne parla specie in vista dell’impegno «a suscitare una nuova generazione di uomini e donne capaci di assumersi responsabilità dirette nei vari ambiti del sociale, in modo particolare in quello politico. Esso ha più che mai bisogno di vedere persone, soprattutto giovani, capaci di edificare una “vita buona” a favore e al servizio di tutti. A questo impegno infatti non possono sottrarsi i cristiani, che sono certo pellegrini verso il Cielo, ma che già vivono quaggiù un anticipo di eternità» (Aquileia, 7 maggio 2011). Partendo da presupposti diversi, e anche con finalità diverse, un po’ tutti sembrano concordare con quanto, agli inizi degli anni Novanta, Robert Putnam (1993) affermava, pubblicando i risultati di una ventennale ricerca sulla qualità della 226 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES politica italiana dal titolo Tradizione civica nelle regioni italiane. In essa evidenziò come uno dei maggiori problemi italiani fosse la carenza di senso civico (specie al Sud, ma non solo), che non permetteva di consolidare la democrazia. Era e purtroppo è ancora. Quasi vent’anni dopo la situazione sembra non essere migliorata affatto, anzi, in alcuni contesti, è peggiorata e di molto. È, infatti, sotto gli occhi di tutti come solo una piccola quota di cittadini mantiene livelli di criticità della mente, segue logiche razionali e principi di coerenza ideologica, conserva memoria su fatti e persone del nostro Paese. Basandosi su testi musicali di Rino Gaetano, Francesco De Gregori, Fabrizio Moro, Jovanotti, Caparezza, Peter, Paul and Mary, Francesco Guccini, Roberto Vecchioni, Giorgio Gaber, Fabrizio De Andrè, Modena City Ramblers, Edoardo Bennato, il testo cerca di riflettere sulla necessità della formazione e dell’impegno politico, partendo dai loro contenuti di fondo. Alla luce dell’attuale crisi i testi musicali sono utilizzati per approfondire diversi interrogativi sul mondo politico: partecipazione e assenteismo, persone e istituzioni, corruzione e mafia, competenza e politica-spettacolo, giustizia e pace, impegno e moralità, cattiva politica e italiani, scuole di formazione e candidature politiche. GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES 227 OPERA ACCEPTA 2.IX.2011 – 15.XI.2011 Publicantur ordine alphabetico omnes libri ad nos missi. Opera relata, in quantum expedit, recensioni subiicientur. Opera sponte ad redactionem missa in nullo casu remittentur. ALONSO, Juan, La conversión cristiana. Estudios y perspectivas, Colección Teológica 125, Ediciones Universidad de Navarra, Pamplona 2011; pp. 245. ISBN 978-84-313-2797-2. ALONSO, Pablo, The Woman Who Changed Jesus. Crossing Boundaries in Mk 7,2430, Biblical Tools and Studies 11, Peeters, Leuven – Paris – Walpole (MA) 2011; pp. XVII + 403. € 68,00. ISBN 978-90-429-2387-4. ARNOLD, Claus – LOSITO, Giacomo, ed., «Lamentabili sane exitu» (1907). Les documents préparatoires du Saint Office, Fontes Archivi Sancti Officii Romani 6, Libreria Editrice Vaticana, Città del Vaticano 2011; pp. XVI + 546. € 60,00. ISBN 978-88-209-8587-5. ATTRIDGE, Michael – CLIFFORD, Catherine E. – ROUTHIER, Gilles, ed., Vatican II. Expériences canadiennes – Canadian Experiences, University of Ottawa Press, Ottawa 2011; pp. 578. ISBN 978-2-7603-0763-6. AUTIERO, Antonio – PERRONI, Marinella, ed., Anatemi di ieri sfide di oggi. Contrappunti di genere nella rilettura del concilio di Trento, Scienze religiose. Nuova serie 26, Edizioni Dehoniane Bologna, Bologna 2011; pp. 303. € 23,70. ISBN 978-88-10-41523-8. BAILEY, Michael – REDDEN, Guy, ed., Mediating Faiths. Religion and SocioCultural Change in the Twenty-First Century, Ashgate, Farnham – Burlington 2011; pp. XVI + 239. £ 55,00. ISBN 978-0-7546-6786-5. BALLA, Ibolya, Ben Sira on Family, Gender, and Sexuality, Deuterocanonical and Cognate Literature Studies 8, Walter de Gruyter, Berlin – New York 2011; pp. ix + 331. € 79,95. ISBN 978-3-11-024746-6. BEARDS, Andrew, Insight and Analysis Essays in Applying Lonergan’s Thought, Continuum, New York – London 2010; pp. X + 272. £ 19,99. ISBN 978-1-44115434-7. BIANCHI, Luca, Monasteri icona del mondo celeste. La teologia spirituale di Gregorio Palamas, pref. I. Spiteris, Teologia spirituale 17, Edizioni Dehoniane Bologna, Bologna 2010; pp. 272. € 24,00. ISBN 978-88-10-54135-7. 228 GREGORIANUM, VOL 93 (2012) FASC. I: RECENSIONES BRETT, Stephen, The Law of Love. From Autonomy to Communion, Scranton Press, Chicago 2010; pp. IX + 195. ISBN 978-1-58966-207-0. CHEMPARATHY, George, La Bible et le Veda comme parole de Dieu. Un essai en théologie comparée, De Nobili Research Library, Vienne 2010; pp. XXVIII + 373. € 42,00. ISBN 978-3-200-02036-8. CORBIN, Michel, Les Catéchèses baptismales de saint Cyrille de Jérusalem, Donner raison 31, Lessius, Bruxelles 2011; pp. 404. € 36,50. ISBN 978-2-87299-209-6. CORLEY, Jeremy – VAN GROL, Harm, Rewriting Biblical History. Essays on Chronicles and Ben Sira in Honor of Pancratius C. Beentjes, Deuterocanonical and Cognate Literature Studies 7, Walter de Gruyter, Berlin – New York 2011; pp. XIX + 390. € 89,95. ISBN 978-3-11-024093-1. CURUCHICH TUYUC, Cruz Oswaldo, Charles de Foucauld e René Voillaume. Esperienza e teologia del «Mistero di Nazaret», prefazione di NICOLA CIOLA, postfazione di Pierangelo SEQUERI, Assisi: Cittadella Editrice (Studi e ricerche. Sezione Teologica), 2011; pp. 462. € 24,00. ISBN 978-88-308-1136-2. D’AGOSTINI, Franca, Introduzione alla verità, Temi 206, Bollati Boringhieri, Torino 2011; pp. 359. € 16,50. ISBN 978-88-339-2218-8. D’AMBROSIO, Rocco, La storia siamo noi. Tracce di educazione politica, Comunità cristiana. Linee emergenti, Cittadella Editrice, Assisi 2011; pp. 160. € 13,80. ISBN 978-88-308117-75. DE LACOSTE LAREYMONDIE, François, Je refuse! L’objection de conscience, ultime résistance au mal, Éditions de l’Emmanuel, Paris 2011; pp. 221. € 19,00. ISBN 978-2-35389-154-2. DORMEYER, DETLEV, Das Lukasevangelium. Neu übersetzt und kommentiert, Katholisches Bibelwerk, Stuttgart 2011; pp. 302. ISBN 978-3-460-30029-3. DOYLE, Dominic, The Promise of Christian Humanism. Thomas Aquinas on Hope, Crossroad Publishing Company, New York 2011; pp. 228. US$ 34,95. ISBN 978-0-8245-24692. EAGLE, Morris N., From Classical to Contemporary Psychoanalysis. 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