Hoy empieza todo

Transcription

Hoy empieza todo
Hoy empieza todo
13 años
ZINEMA.COM
Año
1998
Nacionalidad
Francia
Estreno
22-10-99
Género
Drama
Duración
117 m.
T. original
Director
Intérpretes
Guión
Fotografía
Música
Montaje
Ca
commence
aujourd'hui
Bertrand
Tavernier
Philippe
Torreton
(Daniel
Lefebvre)
Maria
Pitarresi
(Valeria)
Nadia Kaci
(Samia
Damouni)
Véronique
Ataly (Sra.
Lienard)
Francoise
Bette (Sra.
Delacourt)
Dominique
Sampiero
Tiffany
Tavernier
Bertrand
Tavernier
Alain
Choquart
Louis
Sclavis
Sophie
Brunet
Sinopsis
Daniel es director de un parvulario en una región que conoció mejores tiempos, pero
que ahora está devorada por el desempleo. Una tarde, la señora Henry va a buscar a su
hija Laetitia, pero cae redonda en el patio, completamente borracha. Al recuperarse,
huye avergonzada, dejando abandonada a Laetitia y al hermanito de ésta. Daniel no
tiene más remedio que implicarse y ocuparse de los dos niños.
Referencias
•
•
Dirige Bertrand Tavernier, autor de películas como Capitán Conan, La hija de
d'Artagnan o L.627 y Presidente del jurado en el Festival de Cine de San
Sebastián 1999
La película consiguió el Premio del público en el Festival de Cine de San
Sebastián 1999 y el Premio FIPRESCI, así como una Mención especial, en el
Festival de Cine de Berlín 1999.
http://www.zinema.com/pelicula/1999/hoyempie.htm
http://www.filasiete.com/empiezatodo.html
HOY EMPIEZA TODO
País: Francia Dirección: Bertrand Tavernier Guión: Dominique Sampiero, Tiffany
Tavernier, Bertrand Tavernier Intérpretes: Philippe Torreton, María Pitarresi, Nadia
Kaci, Veronique Ataly
De todos los géneros cinematográficos quizás sea el cine social uno de los menos
comunes. De vez en cuando asoman islotes que reflejan sin tapujos la existencia de
los hombres de su tiempo o buscan la denuncia de una situación. Son los lugares por
donde transitan directores como el británico Ken Loach. Y son realidades que vemos
cada día en los noticiarios, pero sólo una mirada como la de Bertrand Tavernier puede
hacernos recapacitar sobre sus motivos y humanizar los hechos. Hoy empieza todo
refleja los problemas de la educación en Francia. Lo hace a través de Daniel Lefebre
(Philippe Torreton, que ya fuera protagonista en Capitán Conan), el director de un
colegio infantil, al que no le basta con saber que existen problemas sino que también
hay que solucionarlos. El colegio está situado en un pueblo de ex mineros del norte de
Francia, donde el paro se ha cebado, donde no hay un horizonte para los niños, ni
mucho menos para sus padres. Es una historia de rebeldes con causa, donde la batalla
no consiste en salvar al mundo sino lograr integrar a cada alumno, en solucionar
problemas como la factura de la luz, los abusos contra un pequeño por parte de sus
familiares... (perdón, rectifico, la batalla sí consiste en salvar al mundo). Rodada
cámara al hombro, con un estilo casi documental, Tavernier sigue a Lefebre en su
quehacer diario, lanzando una crítica feroz sobre la deshumanización del sistema,
sobre la pérdida de la dignidad de la vida en todas sus circunstancias. Y Tavernier lo
hace sin grandísimos discursos, sólo a base de arrancar bocados, trozos de realidad.
HOY EMPIEZA TODO
(Ça Commence Ajourd d'Hui, 1999.
Bertrand Tavernier)
400,000,000,000
de golpes
Por Alejandro G. Calvo
«Yo soy director de cine, no soy quien tiene las
soluciones. Sólo puedo mostrar las cosas que
me duelen, que me perturban, que me
impactan... Puedo filmarlas, iluminar ciertas
cosas... y cuando se hace eso, uno espera
obtener resultados» (1).
Una década de cine
francés
Tengo que reconocer que si me
obligaran a decidirme por la figura
cinematográfica por excelencia del cine
francés de los noventa nombraría sin
pensármelo al cineasta Bertrand Tavernier.
Y realmente no me importaría no sopesar
ni a los nuevos enfant terribles cómo
Mathieu Kassovitz o Francois Ozon, a las
viejos maestros cómo Claude Chabrol,
Jean-Luc Godard, Claude Lelouch o Eric
Rohmer, o a figuras emergentes cómo
André Téchiné, Erick Zonca, Robert
Guédiguian, Frédéric Fonteyne o Laurent
Cantet. Al margen de la alta calidad de los
films de los aquí nombrados, me siento
hechizado por cómo Bertrand Tavernier ha
sabido reconducir su cine de aspecto algo
anacrónico e intelectual -lo que ojo, no
significa que sean malos films en absoluto,
por ejemplo, películas cómo El relojero de
Saint-Paul (L'Horlogler de Saint-Paul,
1973) o Un domingo en el campo (Un
dimanche à la campagne, 1984) son
buenas obras, pero aún muestran un
Tavernier embrionario, demasiado
preocupado por afianzar sus postulados
teórico-cinematográficos que llevaba años
defendiendo en revistas tan antitéticas
cómo Postif o Cahiers du Cinema en los
setenta y ochenta –con las consabidas
excepciones de dos pequeñas joyas
alejadas de todo lo común cómo son La
muerte en directo (Mort en Direct, 1979) y
Coup de Torchon (Ídem, 1981), que
también tienen sus detractores–, aunque
de indudable belleza narrativa y plástica, y
ha sabido encarar los noventa con una
madurez ya no envidiable, si no
asombrosa.
Desde que en 1989 Tavernier rodara
uno de sus mejores y más conmovedores
films, La vida y nada más (La vie et rien
d'autre), de la mano de su actor fetiche
hasta la fecha, Phillipe Noiret –que sólo
volvería a coincidir con el realizador en la
infravalorada, machacada y repudiada La
hija de D'Artagnan (La fille de D'Artagnan,
1994)– y que habría así una trilogía que
completarían las magníficas Capitán
Conán (Le Capitaine Conan, 1996) y
Salvoconducto (Laissez-passer, 2002) (a
mi juicio, sus tres mejores films, incluso por
Francia 1999. Dirección: Bertrand
Tavernier.
Producción:
Frédéric
Bourboulon y Alain Sarde. Guión:
Dominique
Sampiero,
Bertrand
Tavernier,
Tiffany
Tavernier.
Fotografía: Alain Choquart, en color.
Música: Louis Sclavis. Dirección
artística: Thierry François. Montaje:
Sophie Brunet. Intérpretes: Philippe
Torreton (Daniel Lefebvre), Maria
Pitarresi (Valeria), Nadia Kaci (Samia
Damouni), Véronique Ataly (Sra.
Lienard), Nathalie Bécue (Cathy),
Emmanuelle Bercot (Sra. Tievaux),
Françoise Bette (Sra. Delacourt ),
Christine
Citti
(Sra.
Baudoin),
Christina Crevillén (Sophie), Sylviane
Goudal (Gloria), Didier Bezace
(Inspector), Betty Teboulle (Sra.
Henry), Gérard Giroudon, Marief
Guittier, Daniel Delabesse, JeanClaude Frissung, Thierry Gibault,
Philippe Meyer, Gerald Cesbron,
Michelle Goddet, Stefan Elbaum,
Nathalie Desprez.
Desde que en 1989 Tavernier rodara uno de sus mejores y más conmovedores films, La vida
y nada más (La vie et rien d'autre), de la mano de su actor fetiche hasta la fecha, Phillipe Noiret
–que sólo volvería a coincidir con el realizador en la infravalorada, machacada y repudiada La
hija de D'Artagnan (La fille de D'Artagnan, 1994)– y que habría así una trilogía que
completarían las magníficas Capitán Conán (Le Capitaine Conan, 1996) y Salvoconducto
(Laissez-passer, 2002) (a mi juicio, sus tres mejores films, incluso por encima de Hoy empieza
todo). Entretanto Tavernier rodaría tres miradas internas a la sociedad actual francesa,
preferentemente la marginal, a través de un policía que recorre los barrios más pobres de la
ciudad, L-627 (Ídem, 1992), una crónica de la juventud de los noventa totalmente descarnada,
La carnaza (L'appât, 1995), y un retrato del funcionamiento de las guarderías públicas en los
barrios pobres del norte de Francia en la que hoy nos toca: Hoy empieza todo. Seis películas
magníficas, que vendrían intercaladas entre la irregular y algo impávida Daddy Nostalgie (Ídem,
1990), y el simpático film de aventuras La hija de D'Artagnan, que sitúan a este crítico
reconvertido en realizador, en la doble vertiente de cineasta talentoso tanto en la ficción cómo
en la aproximación a la realidad.
Es curioso cómo los cineastas franceses de la actualidad, saben acercarse con mucho más
cuidado y sinceridad al realismo social de su país, mientras que directores cómo Ken Loach o
Stephen Frears, hayan sucumbido en sus últimos films a un tremendismo fuera de lugar, que
entorpece tanto el ritmo como la veracidad de la obra. Téchiné con su Alice y Martin (Alice et
Martin, 1997), Cantet con sus Recursos humanos (Ressorces Humaines, 1999), Zonca con su
La vida soñada de los ángeles (La vie rêveé des anges, 1998), Jean Marc Barr con Lovers
(Ídem, 1999), Guédiguian con La ciudad está tranquila (La Ville est Tranquile, 2000) o el mismo
Tavernier con L-627 son un buen puñado de ejemplos de coherencia cinematográfica. Obras
sinceras, lo menos subrayadas posibles, desviando la mirada de la lágrima o de la simple y
vana compasión. Son películas muy duras que le niegan reposo al espectador, están afiladas
cómo cuchillas y no permiten que se caiga en la autocomplacencia del lloro fácil. En Hoy
empieza todo tras la muerte de Laetitia, su madre y su hermano pequeño, Tavernier sólo nos
lleva en un acelerado travelling al interior de la casa, recorre el lugar de la tormenta y se
marcha... el dolor es tan real que casi ni se puede filmar. El plano que contiene a Lefevbre y al
padre de la familia que se ha quedado solo frente a la tumba sin lápida de las tres personas
fallecidas vale más que todas las palabras, gritos, sollozos y alaridos que cualquier cineasta
artesanal hollywoodiense pudiera utilizar.
Empezando día a día, todos los días
Daniel Lefevbre (Phillipe Torreton, sobresaliente, insaciable, qué más da interpretar a un
policía de los barrios bajos, a un capitán de la 1ª Guerra Mundial o a un profesor de parvulario,
Torreton con la fuerza de un DeNiro o, si tiramos para casa, de un Bardem, además de servir
de alter ego a Tavernier, arrastra toda la película bajo sus hombros sin que esta se resista un
solo momento) es el director de un parvulario de acogida en uno de los barrios con más índices
de paro del norte de Francia. Cada día ocurren nuevas desgracias y cada día hay que empezar
de nuevo: padres que no llevan sus hijos al parvulario, madres alcohólicas, agresiones físicas,
niños malcomidos viviendo sin luz ni gas, una asistencia social inexistente, políticos
despreocupados (ya sean de izquierdas o de derechas), delincuencia juvenil, delincuencia
infantil, incestos... en fin, un panorama casi tan ensombrecedor cómo los campos de cadáveres
que recorría el mismo Torreton en Capitán Conán. Tavernier hace una foto en un momento
concreto de este parvulario, de tal manera que Hoy empieza a todo no es una historia con
principio y fin, al igual que en Los lunes al sol de Fernando León de Aranoa es un momento
concreto de una gente concreta, que puestos a pensar, cuesta imaginar el principio
(anteriormente la zona había sido más próspera y todo el mundo tenía trabajo) y, sobretodo,
resulta imposible imaginar un final.
El pueblo obrero en Francia está tan desesperado que ya se ha resignado en confiar en
ningún político que les pueda salvar. La izquierda es casi inexistente y el neofascismo de la
mano del –me ahorro el adjetivo– Le Pen, va subiendo puestos precisamente entre los más
necesitados, aferrándose ya no a un clavo ardiendo, si no a la propia llama. Cuando Lefevbre
va a discutir con el alcalde comunista de la ciudad, sólo se encuentra a un escéptico al que le
importan ya poco los problemas, alegando que tiene demasiados, y resulta casi tan horripilante,
cómo cuando el inspector visita la escuela y sólo pone pegas didácticas cómo que Lefevbre se
mueve demasiado entre los niños, y le recrimina el que no haya querido acoger a dos niños
más. Lefevbre le replica que no puede cogerles por que su propia ley lo exige, y el inspector le
dice, que lo que importa es su propia imagen, que está deteriorada... Un diálogo de besugos
que hace patente la total estupidez que impera en ese mundo, por desgracia, realista que filma
Tavernier (2).
Para mantenerse lo más cercano a la historia y respetar al máximo su realismo, Tavernier
optó por combinar actores con personajes reales (sobre todo los niños y los padres de los
mismos), así cómo filmar en decorados naturales, y contar historias nacidas de las propias
vivencias del guionista del film y profesor del centro Dominique Sampiero. El resultado es una
mezcla, aunque parezca imposible, esperanzadora y amarga a la par, que compagina lo peor y
lo mejor que se puede hallar en las calles. Si la muerte de la familia de Laetitia enfoca la
desgracia, la fiesta final con las botellas llenas de colores y la orquesta tocando, sirve para
contraponer algo de esperanza y sonrisa en medio de tanta miseria. Tavernier pasea la cámara
con gusto, rueda sus habituales y cada vez más sofisticadas tomas largas (los planos
secuencia de Salvoconducto son de un verdadero placer visual, y nada tienen que envidiar de
los realizados por cineastas como Martin Scorsese o Brian DePalma), y mantiene un aspecto
ágil en lo festivo y más sereno en las conversaciones que compensan la acción. Es cierto que
las dos vías de narración que posee Hoy empieza todo, la del propio parvulario y la de la
familia de Lefevbre, andan algo descompensadas, aunque se apoyan bastante bien la una
sobre la otra –cf. el padre de Lefevbre golpeaba a este de pequeño, su hijastro propicia que
haya un robo en el parvulario...– y van unidas por la voz en off del protagonista leyendo los
poemas que escribe y que hacen referencia tanto a la familia, como al amor, como al trabajo y
a la vida.(3)
Hoy empieza a todo sirvió en su estreno para remover un poco la conciencia nacional patria
y muchos educadores aprovecharon el film para levantar la voz y quejarse sobre el deficiente
sistema de ayuda social del gobierno francés. Tavernier tiene razón cuando indica que el no
puede hacer nada más de lo que ha hecho ya: una película denuncia, que complace tanto a la
realidad social cómo a los amantes del cine, pues nunca Tavernier renuncia a los valores
estéticos del film en función de la historia, si no que engranaje y mecanismo funcionan
sincronizados para obtener un resultado lo máximo de favorable. Hay que aplaudir la sinceridad
de Tavernier al no convertir el film en un panfleto político y por el hecho de convertir un
argumento basado en hechos reales en una ficción, que incluso se podría considerar atenuada
(ya saben, la realidad siempre supera con creces a la ficción), para reflejar un problema muy
serio, que aunque se sitúe en el norte de Francia, se podría hacer extensivo a todos los países
del mundo.
(1) Betrand Tavernier dirigiéndose al público en el primer pase de Hoy empieza todo. El público estaba formado tanto por la
gente que colaboró en la película como los habitantes del barrio donde se rodó, incluida la gente del parvulario -al que
posteriormente bautizaron con el nombre del realizador francés- y la imagen fue recogida por Nicolas Baulieu en su documental
Todo
empieza
cómo
una
película
(Ça
commence
comme
un
film,
1998).
(2) En el mismo documental (1), en una escena gemela de la de la película (pero sin la exasperación de Lefevbre), el actor
Phillipe Torreton va ha hablar con el alcalde real de la ciudad, y bueno, mantienen una conversación en la que el alcalde
parece leer un guión de los hermanos Wachowsky sobre cómo "la energía negativa a pasado a ser energía positiva".
(3) Algo que molestaba a mi compañero Alejandro Díaz y así lo reflejo en su excelente artículo sobre el film en el estudio que le
dedicó Miradas de Cine a Bertrand Tavernier.
http://www.miradas.net/estudios/2003/08_losnoventa/hoyempieza.html
http://multivac.info/hoy.html
DANIEL RODRÍGUEZ HERRERA
Hoy empieza todo
26 de Enero de 2000
Ya se sabe el amor de los críticos por el cine social europeo, los altares
que se construyen con extraordinaria rapidez para aquellos que denuncian
la injusticia social, el paro, la nueva Europa que se nos viene encima...
Desafortunadamente, tanta alabanza en ocasiones impide distinguir si nos
hallamos de verdad ante una buena película o ante un bodrio cuyo contenido social impide a
algunos comentar sus defectos.
Para alguien que, como yo, mantiene sus reservas hacia ese género tan de moda, "Hoy
empieza todo" es todo un descubrimiento. Porque nos recuerda que, a veces, el cine es
séptimo arte y que, cuando eso sucede, la denuncia nos llega a los espectadores y nos toca
el alma. Bertrand Tavernier nos cuenta la historia del director de un parvulario francés,
situado en un barrio marginal, y de su lucha contra todo y todos para que la vida de esos
niños mejore.
Dicho así parece sencillo hacer un buen filme, pero no lo es. Puede ser habitual para muchos
que las películas les parezcan un pedazo de vida puesto ante nuestros ojos, pero a mí no me
sucede con frecuencia. Desde "Solas" no salía con esa sensación de haber conocido la
experiencia de los personajes, de haber estado entre ellos viviendo lo que viven. Es un
milagro no muy frecuente, que recomiendo que no dejen pasar.
http://www.nodo50.org/espacio/ca8taver.htm
corriente alterna nº 8
un papelón rojo, verde y violeta
CINE
Hoy empieza todo de Bertrand Tavernier
Homenaje pequeño a una película grande
Miguel Romero
1.
Para Tavernier cada película es una exploración, "un viaje no organizado". A
partir de unas situaciones, conflictos o imágenes iniciales, sus películas se
desarrollan tan imprevisibles como la vida. No hay mensaje, sino conocimiento
de unas personas, de sus relaciones sociales y su trabajo. Pero sí hay la
búsqueda de algo que está más allá de la trama. Algo que el propio cineasta
descubre y nos revela. Por eso el cine de Tavernier desasosiega, a la vez alegra
y angustia. Por eso su estilo tiene el nervio, la tensión, la imperfección también
de quien quiere capturar un trozo de vida. Ha contado para ello con
colaboradores excepcionales: especialmente, el actor Philippe Torreton y el
fotógrafo Alain Choquart.
2.
En "Hoy empieza todo" ese trozo de vida tiene como referencia una escuela
infantil en un pueblo minero del Norte de Francia desgarrado por la crisis. Esa
crisis crea el ambiente de desesperanza que envuelve el comienzo de la
película y del que no se libra nadie Precisamente el motor del film es la lucha
por hacer que nazca la esperanza, a pesar de todo, sin evasiones, asumiendo
los conflictos a brazo partido.
3.
"Hoy empieza todo" nos habla de personas que se niegan "a tirar la toalla" pese
a vivir rodeados, y ser ellos mismos, como dice el propio Tavernier, "víctimas
del Fondo Monetario Internacional". Lo que me conmueve y me apasiona de
esta película hermosísima es la radicalidad, la piedad y el amor de la mirada de
Tavernier hacia esa gente. Valga como muestra el terrible plano general, a
poco de comenzar la película, con la caída de la madre alcohólica. Este plano
chocará al espectador maleducado por las estridencias del cine a la moda; se
quedará con las ganas de verle el rostro a esa mujer y tener el subidón de
adrenalina que confunden con la emoción. Tavernier no hace concesiones.
Explica sencillamente su decisión: la cámara se mantiene lejos "para respetar al
vencido". Con este talento y esta moral se han hecho las películas más
hermosas de Ford, de Rossellini, de Nicholas Ray...
4.
El cine de Tavernier es, en cierto sentido, cine militante. Pero sólo en cierto
sentido. Él lo explica así: "Me interesa la gente luchadora que intenta cambiar
lo que le rodea (aunque cometan errores en el proceso) y hacer su trabajo
correctamente (...) Ellos son nuestra única esperanza. Se enfrentan a
situaciones que resultarían desesperanzadoras si ellos no continuaran luchando
por cambiar las cosas". En esta película esa gente son maestros y maestras.
Pero en otras, "Ley 627", fueron policías.
5.
"Trabajar correctamente" significa asumir la función social original del propio
oficio, lo que implica, a la vez, una idea de compromiso individual y de
servicio a la comunidad, de sociabilidad. Pero sin lucha política. O mas bien,
luchando contra la política, que se nos muestra como el oficio de los políticos,
un mundo lejano y casi siempre hostil frente a los que "no tiran la toalla".
6.
A propósito de "Hoy empieza todo" se ha recordado al gran Jean Renoir y al
cine que respiró el vitalismo y la esperanza del Frente Popular en Francia. Pero
hay una importante diferencia: en la época del Frente Popular la esperanza
tenía una base política. Y ahora no. Ahora está en la dignidad, la felicidad, el
sentido de la resistencia social. En un presente en el que apenas cuenta el
futuro, salvo quizás como temor, o como amenaza.
7.
Se le toma cariño a esa gente. Cariño de espectador y de militante. No hay
izquierda sin ellas y ellos. Podríamos hablar de muchas cosas y encontrar
sentimientos, ideas y hasta acciones comunes. Pero, posiblemente, si les
habláramos de la lucha política, se mostrarían tan escépticos y distantes como
en la breve secuencia en que charlan sobre los sindicatos. Esto forma también
parte del hoy. Ojalá, todo empiece.
P.D: Atención al cine francés que viene. Ha sido, con alguna
excepción, la mejor sorpresa del Festival de San Sebastián.
Especialmente una opera prima "Recursos humanos" cuya base
argumental es nada menos que las 35 horas. Estaría bien que se
estrenara. Pero no inmediatamente. Mejor dentro de unos meses. Más
o menos cuando el congreso de CC OO.
HOY EMPIEZA TODO
Tras casi dos siglos de escuela pública e institucionalizada, hoy empieza todo porque hoy hay
clase y mañana también.
Tras numerosas reformas educativas llenas de palabras huecas, hoy empieza todo porque ahí
estamos tú, yo, él, ella y ellos y ellas.
Tras milenios de ingentes cantidades de conocimientos, hoy empieza todo porque todavía no
hemos aprendido a transformar el conocimiento en sabiduría.
Tras solo unos años de la mal llamada sociedad del bienestar, hoy empieza todo, porque el
bienestar sin educación es malestar y la educación sin bienestar es un engañabobos.
Sí, hoy empieza todo, así deberíamos plantearnos un presente que se nos presenta
presentable cuando en realidad es impresentable.
Sí, hoy empieza todo, porque ya está bien de tanto discurso académico y burocrático que
oculta la realidad y legitima lo antieducativo.
Sí, hoy empieza todo, porque si abandonamos la tarea de "Educar" (con mayúscula) ¿qué nos
queda?.
Los que hemos visto esta película, más allá de las palabras y de las imágenes, nos hemos
planteado nuevamente aquellas viejas preguntas que teníamos escondidas en el baúl de los
recuerdos: ¿A dónde vamos?¿Qué persona soy?¿Qué sociedad tenemos? ¿Qué sociedad
queremos? ¿Qué podemos hacer? y otras muchas de imprescindible y obligatoria formulación
para todo profesional de la educación que se considere como tal.
Encogido el corazón por ver en una pantalla lo que día a día vemos, prevemos, intuimos o nos
pasa inadvertido como consecuencia de nuestro cómodo refugio de seguridad e individualismo,
una vez más aparece en el paisaje y en su horizonte la luz del amor, que alumbramos y nos
alumbra, que salvamos y nos salva, que hacemos y nos hace. Aún a riesgo de parecer ridículo:
¿acaso se puede educar sin amar? (a mi mismo, a mi amante, a mis padres, a mis hijos, a mis
hermanos, a mis compañeros, a la vida, a los demás, a mis alumnos...) y digo yo ¿puede
educar el que no ama? o ¿puede enseñar algo el que no sabe?.
Cansados ya de respuestas prefabricadas a preguntas en las que no hemos participado y que
siempre nos han hecho otros y nosotros hemos recitado obedientemente como papagayos
para asegurarnos un rinconcito de protección, ya va siendo hora que nos cuestionemos sin
necesidad de intermediarios preguntas que vayan a las raíces y me atrevo a dejar dos: ¿cuál
es nuestra función social como profesionales de la educación? ¿qué enseñamos realmente a
nuestros alumnos?.
Bueno ya está bien, creo sinceramente que esta película bien vale un buen comienzo de
milenio para volver a pensar en la Educación como herramienta insustituible de desarrollo
personal y de transformación social y que en estos temas no podemos ni debemos tirar la toalla
mientras nuestra tarea dure, porque como bien dice Savater, los pesimistas a lo sumo podrán
llegar a ser buenos domadores pero nunca aprenderán a ser maestros.
Gracias por leerme y a Paco que me la recomendó.
Espero que vayas a verla cuando puedas.
Título: HOY EMPIEZA TODO
Título original: Va commence aujourd´hui
País: Francia.
Dirección: Bertrand Tavernier.
Año: 1999.
Duración: 117 min.
Intérpretes: Philippe Torreton, Maria Pitarresi, Nadia Kaci.
Guión: Bertrand Tavernier, Tiffany Tavernier, Dominique Sampiero.
Fotografía: Alain Choquart.
Juan Miguel a 23/10/99
http://usuarios.tripod.es/masvalor/Cine/hoy_empieza_todo.htm
http://www.aulacreativa.org/cineducacion/temasmariposas.htm
Película: Hoy empieza todo
Francia. 1999. 95 min.
Director: Bertrand Tavernier.
Intérpretes: Philippe Torreton, Maria Pitrresi, Nadia
Kaci, Veronique Ataly.
Sinopsis: En un pequeño pueblo del norte de Francia,
el 30% de los 7.000 habitantes está en paro a causa de la
crisis de la minería; Daniel, de 40 años, es el profesor de
la escuela infantil. Un día, la madre de una de las
alumnas llega borracha a la escuela, sufre un colapso y
deja allí a su bebe y a su hija de cinco años. El profesor
decide tomar cartas en el asunto, y solicita la ayuda de la
comunidad y de los padres de sus alumnos. Su trabajo
como docente será cuestionado.
Arriba
Sugerencias didácticas
El análisis de estas películas es necesario para docentes,
ya que plantean la iniciación en la cultura, y la dificultad
en la transmisión de los mensajes que tienen que ver
con los valores, al mismo tiempo que la responsabilidad
e implicación de los docentes en la sociedad en la que
viven. Lo que lleva tiempo y esfuerzo en trasmitir se
puede trastocar en cuestión de segundos.
La dificultad de la enseñanza.
La educación en valores.
La honestidad del maestro.
El influjo del ambiente en la educación.
La responsabilidad del profesor en el entorno
social y laboral.
o La orientación en la vida como misión o tarea
del profesor.
o
o
o
o
o
Arriba

Documents pareils