Guía del museo de Santa Cruz - Patrimonio Histórico de Castilla

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Guía del museo de Santa Cruz - Patrimonio Histórico de Castilla
museos
de Castilla-La Mancha
TOLEDO
Museo de Santa Cruz
Edita:
Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Consejería de Educación, Ciencia y Cultura.
Textos:
Alfonso Caballero, Susana Cortes, Estrella Ocaña, Cristina Manso.
Fotografías:
Félix Sánchez, Miguel A. Polo y David Blázquez.
Diseño y maquetación:
Jer Publicidad
Impresión:
Estudios Gráficos Europeos
Depósito legal:
TO-585-2010
E
l Museo de Santa Cruz está considerado como uno de los más importantes
de España. Es el más visitado de Castilla-La Mancha y en sus salas hemos
podido disfrutar de algunas de las mejores exposiciones que se han programado a nivel nacional en los últimos tiempos.
Las celebraciones del V Centenario del nacimiento de Carlos V y del montaje de la exposición
Carolus, en el año 2000, para las que el Museo fue sometido a una intensa reforma de sus
instalaciones, obligaron a desmontar y depositar estas obras de arte expuestas hasta entonces en sus almacenes.
El reto de los museos es convertirse en lugares próximos a los ciudadanos,
donde espectador y obra logren esa relación íntima que buscamos cuando admiramos una
pintura, o una escultura.
Una década después, y a poco menos de un año de la conmemoración del cincuentenario
del Museo de Santa Cruz, iniciamos así un merecido homenaje a esta institución mostrando
de nuevo esta fantástica colección con más 250 piezas, obras de arte testigos de la historia
de España e incluso de la evolución humana. Pasear por sus salas supone contemplar el
camino que ha recorrido la historia de la humanidad.
Cumplen una labor de investigación, educación y entretenimiento imprescindibles para el
progreso de una sociedad, y por eso deben ser lugares vivos y en constante renovación.
En Castilla-La Mancha nos hemos marcado como un objetivo prioritario garantizar el acceso a
la cultura a toda la ciudadanía, y nuestros museos son lugares estratégicos para cumplir esa
función social desde la calidad y la coherencia en sus programaciones.
El museo ha de ser un espacio para el diálogo intercultural; para el encuentro con el arte; para reflexionar sobre nuestra historia y sobre nuestro pasado. Para recibir conocimiento, con un marcado carácter didáctico, pero también para experimentar sensaciones en una interacción que consideramos vital, y que sólo se logra con esa cercanía entre la pieza museológica y el espectador.
Y en esa filosofía de convertir estas instituciones en lugares de encuentro al servicio de la comunidad, hemos iniciado un proceso de renovación en nuestros museos, tanto de contenidos
como de continentes, con más obras, en nuevos espacios para el arte y el conocimiento para
que los ciudadanos de esta región disfruten de una mayor y mejor oferta cultural.
Este catálogo que ahora tienen en sus manos presenta la colección permanente del Museo
de Santa Cruz, reunida a lo largo de los siglos por diversos agentes, y hoy cuidada e incrementada por el Gobierno de Castilla-La Mancha para ofrecerla a la ciudadanía.
Este nuevo montaje es una oportunidad única para redescubrir obras maestras, algunas olvidadas, otras inéditas, procedentes del silencio de sus depósitos y que queremos devolver a
la sociedad castellano-manchega como parte de su historia.
El Museo de Santa Cruz y la cultura en Castilla-La Mancha inician, por tanto, una nueva etapa
en este espacio expositivo que queremos sumar a la oferta cultural de la ciudad de Toledo
como un importantísimo valor añadido no sólo histórico y artístico, sino también desde el
punto de vista turístico.
Un nuevo recorrido donde podremos admirar desde instrumentos líticos prehistóricos; pasando por un Hércules de Bronce de la primera mitad del siglo II después de Cristo encontrado
en Talavera de la Reina; a piezas visigodas, árabes y judías; obras renacentistas de Juan
Correa de Vivar y Juan de Borgoña; una magnífica colección de pintura y escultura barrocas,
destacando una nutrida representación de la obra de El Greco; un fantástico Ribera y hasta
una pequeña escultura de Alberto Sánchez.
La colección de Santa Cruz, junto al programa de grandes exposiciones temporales, programadas y por programar, configura una oferta museística y cultural de primer orden para la
ciudad de Toledo y para toda Castilla-La Mancha.
Pronto celebraremos el IV centenario de la muerte del Greco, un acontecimiento que va a
situar a nuestra región, Castilla-La Mancha, como uno de los epicentros culturales del mundo
en 2014 y desde luego nuestros museos van a estar a la altura.
José María Barreda Fontes
Presidente de Castilla-La Mancha
E
ste museo toma su nombre del edificio que lo alberga, el antiguo Hospital de Santa Cruz, que fue fundado por el Cardenal Pedro González de
Mendoza como hospital general y para acogimiento de niños expósitos.
El edificio, cuya construcción se inició en 1503, constituye un magnífico
ejemplar del Renacimiento español en el que trabajaron figuras tan señeras como Antón y Enrique Egas, famosos arquitectos de origen flamenco,
y Alonso de Covarrubias. Destacan su portada, su planta de cruz griega y el claustro con la
monumental escalera.
El Museo de Santa Cruz de Toledo está considerado uno de los museos más importantes
de España, no sólo por la singularidad del edificio que le sirve de sede, sino también por la
riqueza y variedad de sus colecciones. Fue creado por Decreto de 25 de mayo de 1961 y
reúne los fondos del antiguo Museo Arqueológico Provincial, así como otros procedentes de
depósitos de la Iglesia Católica, otras entidades y particulares, de adquisiciones y donaciones. Es museo de titularidad estatal y su gestión desde 1984 está transferida a la Junta de
Comunidades de Castilla-La Mancha.
A comienzos del año 2000 se desmontó la Sección de Bellas Artes, instalada en las naves de
las dos plantas del crucero, para acometer importantes obras de acondicionamiento, antes
de acoger la exposición Carolus.
Desde entonces, el Museo de Santa Cruz asumió una dilatada actividad expositiva y ahora,
después de diez años dedicados a la puesta a punto del edificio y sus fondos, el Museo de
Santa Cruz muestra su magnífica colección de Bellas Artes, Arqueología y Artes Decorativas
con un renovado montaje expositivo que nos ofrece un apasionante recorrido por la historia y
el arte de Toledo inserto en una obra maestra de la arquitectura renacentista.
Punto de partida
El itinerario a través de las colecciones más significativas del Museo se inicia en la Prehistoria. Las
evidencias mas antiguas de Castilla-La Mancha se remontan al paleolítico inferior y proceden del
yacimiento de Pinedo en el sector toledano del río Tajo, con instrumental lítico tallado propio de
este periodo. También se presentan ejemplares de la fauna como elephas, bos o cérvidos.
Avanzando en el tiempo se muestra un ejemplar cerámico antropomorfo, del neolítico antiguo, y el esplendido ajuar campaniforme del valle de las Higueras, en Huecas. De la Edad
del Bronce figuran piezas como la estela de las Herencias. La cultura de la Edad del Hierro
se encuentra ampliamente representada en la provincia de Toledo. Aquí se exhiben piezas
procedentes de necrópolis o de poblados como el singular relieve de Illescas.
Ya en la Edad Antigua, la colonización romana dejó hermosas huellas en Toledo y su provincia
como se aprecia en los ejemplares escultóricos y de mosaicos que se exponen, pertenecientes éstos a villas urbanas y rústicas.
Del arte paleocristiano vemos el sumidero procedente de la villa romana de Saucedo (Talavera
la Nueva). El arte hispano visigodo ha dejado en Toledo bellas muestras del elementos escultóricos, aplicados a la arquitectura, de los que ofrece unos pocos ejemplos, ya que se encuentra
ampliamente representado en el Museo de los Concilios de Toledo y de la Cultura Visigoda.
Finaliza el recorrido de esta sala con una selección de obras representativas del arte islámico
toledano como capiteles, hermosos relieves ornamentales e inscripciones funerarias.
Cazuela campaniforme 2400 años a. C. Huecas (Toledo) necrópolis del Valle de las Higueras.
R
elieve encontrado en las excavaciones realizadas en el poblado celtibérico del Cerrón (Illescas, Toledo).
Apareció adosado al muro de una
vivienda perteneciente al segundo
nivel de ocupación del poblado. La escena representada
se desarrolla de derecha a izquierda. Figura un desfile de
dos carros arrastrados por caballos y guiados por aurigas a los que sigue un grifo con cuerpo de felino y cabeza de rapaz o de león con las fauces abiertas, de las que
brota fuego. Este marcaría el final de la escena. Frente al
segundo carro se dispone un personaje de pie envuelto
en un manto que alza los brazos en señal de saludo.
Los carros que aparecen en este relieve serían carros de
guerra o ceremoniales y los aurigas, por la ausencia de
armas defensivas y ofensivas, llevarían vestimenta civil.
Según la hipótesis establecida por los excavadores podría representar la escena un viaje de dos difuntos al
más allá, acompañados de un grifo como animal psicopompo y despedidos por un personaje femenino.
Relieve con escena figurada. Mitad del s IV a. C. Pasta de adobe
Illescas (Toledo): poblado celtibérico del Cerrón
Número de Inventario 23580
B
ronce romano que representa a Hércules como un hombre de edad madura, desnudo, con musculatura acusada, peinado con rizos recogidos
por una cinta y con barba larga y rizada. Presenta una torsión del cuerpo
que describe una S, con la pierna derecha, de la que no se conserva el
pie, soportando el peso del cuerpo y la izquierda con la rodilla levemente
flexionada. La posición de la mano derecha indica que se apoyaría en un
objeto, probablemente la clava atributo del héroe. Le falta el brazo izquierdo. El profesor Beltrán Fortes, indica que en con esta mano sujetaría posiblemente las manzanas del jardín de
las Hésperides, respondiendo a un modelo iconográfico documentado en la escultura griega
del siglo IV a. C. prototipo que fue adoptado para representar Hércules Gaditanus, estatua
de culto en territorios hispanos, cuya iconografía reproduce este ejemplar de Talavera, de
probable elaboración en un taller hispano.
Hércules
Primera mitad siglo II d. C. Bronce Fundición a la cera perdida
Talavera de la Reina (Toledo)
Número de Inventario 1996/20/1
E
ste brocal se realizó, según indica la inscripción, por encargo de Al- Zahir,
el primero de los reyes de la dinastía de los Du-l-nunies de Toledo, para
celebrar el fin de la construcción, en el año 423 de la Hëgira, de una
cisterna de la Mezquita-aljama de Toledo que estuvo situada en el emplazamiento de la actual Catedral.
Ingresó en el Museo Arqueológico de Toledo en 1871, proveniente, del antiguo convento de
San Pedro Mártir donde se encontraba instalado en su patio principal.
Está labrado en un solo bloque de mármol y lleva bajo la boca la inscripción distribuida en dos
bandas, en letras cúficas; algunos signos tienen apéndices florales y en los espacios vacíos
se observan adornos de tipo vegetal. Ambas bandas se separan por medio de una cenefa de
trenzado y se remata en una orla de perlas y semicírculos.
El brocal presenta varios orificios, que afectan a la inscripción, señales del anclaje de un arco
de hierro.
En el borde, que conserva los surcos del roce de la soga, en un pequeño recuadro, se aprecia
la firma del artesano marmolista ,en caracteres cúficos sencillos: “obra de Ibn ¿Muhammad?.
Ibn-Muhammad. Brocal de pozo. Año 1032 (423 Hégira), Mármol labrado. Mezquita aljama de Toledo
Número Inventario 292
Esplendor medieval
En esta sala se ofrece una representación de las obras más significativas de las colecciones
epigráficas, escultóricas, pictóricas, de mobiliario o cerámicas, en una panorámica que abarca los estilos gótico y mudéjar, pisando algunas obras los umbrales del Renacimiento.
El recorrido se inicia con una pequeña selección de epitafios realizados en los denominados
lucillos de tipo toledano, en caracteres góticos en latín, bilingües en árabe y latín, o en castellano, en piedra policromada con bellas decoraciones, procedentes de distintas iglesias
de Toledo. Continúa con una muestra de escultura en madera, como el Cristo de la Luz, o la
Virgen de la Piedad, esculpida en alabastro.
En el muro menor se exhibe una selección de hermosas piezas representativas del mudéjar
toledano, realizadas en madera -como vigas, tabicas canecillos profusamente tallados o bien
pintados- azulejería, brocales de pozo, tinajas, o una espléndida pila bautismal procedente
de la iglesia del Salvador de Toledo, depositada por la toledana parroquia de Santo Tomé.
En el centro se exhiben ejemplos de mobiliario como las sillas de caderas con decoración de
taracea granadina de la catedral de Toledo y un sitial.
La pintura que se muestra es obra flamenca o bien de algunos de artistas señeros de la
época, con maestros como Nicolás Francés, autor de un hermoso y didáctico apostolado, o
como los discípulos y colaboradores de Pedro Berruguete, autores de La misa de San Gregorio o del retrato del cardenal Mendoza orando ante san Pedro.
Como broche de oro, cierra la sala el espléndido tapiz del Astrolabio, que ofrece en curiosa simbiosis, elementos mitológicos junto con la concepción divina del mundo propia
del medievo, la cosmología antigua de Ptolomeo y la preocupación humanística por los
conocimientos científicos.
Tinaja mudejar (detalle). Barro vidriado, Siglos XIV- XV. Número de Inventario 1168
C
onjunto de doce tablas que muestra a los doce Apóstoles mostrando el Credo
Apostólico. Dispuestos en hilera compondrían la predela o banco de un retablo, del que se desconoce el paradero. Las figuras se recortan sobre fondo
dorado, decorado con hojas puntilladas y rematado en arco polilobulado.
Los apóstoles aparecen agrupados de dos en dos, en santa conversación,
y se les representa de medio cuerpo. Visten las ropas clásicas de túnica y palio de diversos
colores y llevan nimbos dorados y puntillados.
Cada apóstol porta una filacteria con su nombre y su correspondiente artículo del Credo ya
que desde los siglos VI y VII, en el sermón del Pseudo Agustín, se afirma que cada uno de los
apóstoles habría formulado, por su orden, uno de los doce artículos del Credo.
Su autoría no estaría lejos de Nicolás Francés, artista de origen galo,- activo en León desde
antes de 1434 hasta su muerte en 1468 -, en la etapa final de su producción, o bien podría ser
obra de su taller hacia los años 60 o 70.
Nicolás Francés (atribuido). Apostolado
Tercer cuarto del siglo XV
Temple de cola, óleo y dorado al bol sobre tabla de chopo italiano
Números de inventario 18259 a 18270
E
n esta tabla se muestra un retrato del cardenal D. Pedro González de
Mendoza, arzobispo de de Toledo y fundador del Hospital de Santa Cruz.
Centra la composición la figura de San Pedro entronizado, recortada sobre un paño de oro brocado con rosetas encuadradas. Como Papa ciñe
la tiara de triple corona. Va revestido con alba que asoma bajo la túnica
roja y se cubre con manto azul ornado por orla de pedrería, y cerrado con un gran broche.
Apoya una de sus manos enguantadas en un libro, símbolo de testimonio apostólico, y con la
otra sujeta las llaves del Reino de los Cielos.
A sus pies se arrodilla el cardenal, de rostro demacrado y envejecido, tocado con un bonete
de seda y portando una cruz. Le acompañan dos cardenales de pie.
Por sus dimensiones tal vez fuera una pieza de devoción privada, realizada por encargo del
cardenal o alguien cercano a él.
Los detalles estilísticos de esta tabla plantean la posible colaboración de Pedro Berruguete
con algún pintor del círculo de Juan de Segovia activo en Toledo por estas fechas. Aunque
también se ha sugerido su relación con el foco burgalés vinculado a Diego de la Cruz.
Anónimo. El Cardenal don Pedro González de Mendoza orando ante san Pedro
Hacia 1490-1495. Óleo sobre tabla
Depósito del Museo Nacional del Prado
Nº de Inventario 2002/30/1
E
n este singular y magnífico tapiz se despliega tres escenas, relacionadas
entre sí y explicadas por cartelas. Las distintas representaciones y personajes se identifican por medio de rótulos.
En la izquierda, Dios Creador, como potentia primi motoris, impulsa con
sus rayos luminosos, a dos jóvenes, una de ellas, con vestimenta de brocado azul, Agilitas movilis, hace girar con sus manos la esfera celeste, mientras que la otra,
con túnica transparente, inteligentia mundis, le imprime movimiento por medio de una manivela. Abajo el dios Atlas, sentado soporta el universo.
En el centro la bóveda celeste, figurada como un astrolabio; en el círculo exterior o trópico
de Capricornio se indican los puntos cardinales y en el interior o círculo de la eclíptica solar,
los signos del Zodiaco. En medio, de la línea equinoccial, el círculo polar ártico con la estrella
polar. Se muestran, figuradas, distintas constelaciones australes y boreales y dos héroes
mitológicos, Prometeo y Teseo.
A la derecha, la Filosofía entronizada, acompañada de la Aritmética, la Geometría y la Astrología. Aparecen, además, el poeta Virgilio y el astrónomo Hiparco.
Este tapiz ofrece en curiosa simbiosis, elementos mitológicos junto con la concepción divina
del mundo propia del medievo, la cosmología antigua de Ptolomeo y la preocupación humanística por los conocimientos científicos.
Es obra probable de talleres flamencos de Tournai o Bruselas.
Tapiz del Astrolabio. Siglo XV. Lana y seda, alto lizo
Depósito de la Santa Iglesia Catedral Primada de Toledo
Número de Inventario 1533
La hora del Renacimiento
Se exhibe en esta Sala una selección de las mejores pinturas renacentistas que posee el Museo,
de figuras tan importantes como los flamencos Pieter Coecke y Jan van Hemessen, y de otros pintores como el italiano Francesco Raibolini, Felipe Pablo de San Leocadio y el Maestro de Sijena.
Están presentes también creaciones de la escuela toledana de pintura, iniciada con Juan de Borgoña y proseguida por Francisco de Comontes y Juan Correa de Vivar, y de otros artistas como
Luis de Morales y Juan Fernández de Navarrete, El Mudo, este último con una magnífica copia de
Roger van der Weyden.
Se muestra además un retablo del escultor Pedro Martínez de Castañeda, depósito de la Parroquia de San Nicolás, así como un estandarte de la batalla de Lepanto, depósito de la S. I. Catedral
Primada.
Casi todo lo expuesto es de contenido eminentemente religioso, como corresponde al arte de la
época, aunque no faltan algunas muestras interesantes de retratos, como los que representan a
Don Juan de Austria y a Doña Magdalena Ruiz, La Loca.
Pieter Coecke Van Aelst (Aelst, Bélgica, 1502 – Bruselas, Bélgica, 1550)
La Anunciación (Retablo de Escalona). Amberes, hacia 1525-1528.
Óleo sobre tabla. Procede de la capilla del castillo de Escalona (Toledo).
Nº Inventario 2006/36/1.
L
a escena de La Piedad corresponde al momento siguiente al descendimiento de Cristo de la cruz, en el que la Virgen María sostiene en su regazo el cuerpo de su Hijo muerto. En esta pintura, María se sienta ante la
cruz, en la que apoyan la sábana y la escalera utilizadas para el descendimiento, y acoge afligida el cuerpo de su hijo muerto, que sostiene San
Juan bajo los brazos, mientras que María Magdalena besa una de sus
manos. Completan el grupo las otras dos Marías, así como José de Arimatea y Nicodemo,
que portan los clavos del martirio y las herramientas con las que desclavaron de la cruz el
cuerpo de Cristo. La composición se dispone delante de un paisaje con peñascos y arbolillos.
La presente tabla, al igual que la de la Caída de Jesús camino del Calvario, se atribuye a Juan
de Borgoña, una de las personalidades artísticas más importantes de Toledo en el primer
tercio del siglo XVI. Este pintor asimila influencias flamencas e italianas y su obra fue decisiva
para la introducción del renacimiento en Toledo, hasta el punto de crear escuela en la ciudad
y su entorno y de extender su influjo durante prácticamente toda la primera mitad del siglo XVI.
Los frescos de la Sala Capitular de la Catedral Primada son su obra más valorada.
Atribuida a Juan de Borgoña (Activo en Toledo desde 1495 – Toledo 1535).
La Piedad.
Pintura sobre tabla.
Procede, al igual que la tabla que representa a Jesús camino del Calvario, expuesta también en esta sala, de un
retablo del desaparecido convento de Concepcionistas Franciscanas de Talavera de la Reina (Toledo).
Museo de Santa Cruz de Toledo, Nº Inventario 28783.
L
as veinte tablas conservadas de este conjunto representan escenas de la
vida de la Virgen, de Jesús y santos. Su autor es Francisco de Comontes,
artista formado en el círculo de Juan de Borgoña y uno de los principales
pintores renacentistas de la escuela toledana.
Según la reconstrucción que ofrece la investigadora Isabel Mateo, el retablo estaría formado por un banco y tres cuerpos divididos en tres calles, de las que faltaría la
central y el ático; las calles laterales estarían flanqueadas por dos entrecalles.
El banco lo constituirían las dos tablas con los doce Apóstoles. De izquierda a derecha, en
el primer cuerpo, se situaría el Nacimiento de la Virgen, encuadrado por Santa Catalina de
Alejandría y San Antonio de Padua; y la Estigmatización de San Francisco de Asís, con Santa
Clara y Santa Isabel de Hungría a los lados. En el segundo cuerpo, la Natividad, acompañada de San Cristóbal y la Anunciación; y la Adoración de los Magos, entre la Visitación y San
Miguel. En el tercer cuerpo, el Descendimiento, entre San Jerónimo y San Buenaventura; y la
Resurrección, flanqueada por San Ildefonso y la Misa de San Gregorio.
Entre 1649 y 1665 se añadió a las tablas del Nacimiento y de la Epifanía las efigies orantes de
la reina Mariana de Austria y de Felipe IV, patronos del convento, que ocultan los retratos de
los comitentes originales del retablo.
Francisco de Comontes. Retablo de Santa Ana (detalle).
Hacia 1530-1539. Temple, óleo y pan de oro sobre tabla.
Procede del desaparecido convento de religiosas franciscanas de Santa Ana, en Toledo,
que estuvo situado junto a San Juan de los Reyes.
Nº Inventario 1448, 1478 y 1479.
A
Juan Correa de Vivar, el autor de esta Adoración de los Pastores, se le
considera uno de los mejores representantes de la escuela toledana de
pintura del siglo XVI. En su estilo aúna influencias de su maestro, Juan de
Borgoña, de las que irá desprendiéndose a medida que evoluciona, y las
nuevas corrientes del renacimiento italiano, con asimilación de las formas
y modelos de Rafael y Leonardo, que conocerá a través de grabados y de
la obra de otros pintores, especialmente del foco valenciano.
La Virgen María y San José aparecen arrodillados ante el Niño Jesús desnudo, reclinado en
una cuna compuesta por varios sillares unidos y almohada de paja, cubierta por una sabanilla. María, en oración, dirige su mirada hacia el Niño, que alza sus bracitos hacia ella mientras
dirige sus ojos al espectador. Junto a la Virgen asoman las cabezas de la mula y el buey. San
José, representado como un hombre joven, vuelve su cabeza y muestra al Divino Niño a los
pastores recién llegados.
El establo lo constituye una sobria arquitectura renacentista, con dos vanos de medio punto a
través de los cuales se divisa un paisaje. Al fondo del arco central se desarrolla la escena del
Anuncio del ángel a los pastores.
Juan Correa de Vivar (Mascaraque, Toledo, h. 1510 - Toledo, 1566)
La Adoración de los Pastores. Hacia 1555-1559.
Óleo sobre tabla.
Nº Inventario 31820.
Un griego en Toledo
Si ha existido algún artista identificado con Toledo, ese ha sido Domenikos Theotokopoulos,
El Greco. El Museo de Santa Cruz custodia un conjunto sobresaliente de su producción pictórica, la mayoría propiedad de la Iglesia Católica. A través de estas obras, puede seguirse
la evolución del artista desde su llegada a Toledo hasta el final de su vida. Sobresalen obras
singulares como La Inmaculada con San Juan Evangelista, La Sagrada Familia, La Verónica
con la Santa Faz, San Ildefonso, Santiago Peregrino y San Agustín, San Juan Evangelista y San
Juan Bautista, y La Inmaculada Concepción procedente de la capilla Oballe. Las dos Inmaculadas se exponen instaladas nuevamente en sus respectivos retablos.
Las obras de El Greco están acompañadas por pinturas de otros artistas contemporáneos, que
trabajaban al mismo tiempo en la ciudad de Toledo, como Blas de Prado, Luis de Carvajal o Diego
de Aguilar. Hay también obras de los principales discípulos, seguidores o imitadores del Cretense,
como Luis Tristán, Luis de Velasco y Blas Muñoz, y otras de autores tan importantes como Juan
Sánchez Cotán, Vicente Carducho y Pedro Orrente.
Doménikos Theothokópoulos, El Greco (Candía, Creta, 1541 – Toledo, 1614).
La Inmaculada Concepción (detalle representando Toledo) 1608-1613. Óleo sobre lienzo.
Procede de la capilla fundada por doña Isabel de Oballe en la iglesia de San Vicente, de Toledo.
Depósito de la Parroquia de San Nicolás de Bari, Toledo. Nº Inventario 1277.
E
l Greco representó en esta obra el paño de la Santa Faz no de manera
aislada, como hizo en otras ocasiones, sino sostenido por la Verónica,
la piadosa mujer que, según la tradición, en el camino hacia el Calvario
enjugó con un lienzo el sudor del rostro de Jesús, en el que quedaron
plasmados milagrosamente sus rasgos. La etimología del nombre de Verónica alude a la vera icon o verdadera imagen de Cristo, convirtiéndose
así en la única santa a la que se nombra por su atributo.
La composición se dispone sobre un fondo neutro oscuro, que sirve para destacar las manos
y el rostro y cabeza cubierta con velo de la santa mujer y, especialmente, el paño que nos
muestra con la impronta del rostro de Cristo, caracterizado por su marcada frontalidad, a la
manera de un icono bizantino.
Se considera obra de los primeros años de la estancia de El Greco en Toledo. Procede de la
toledana parroquia de Santa Leocadia, donde estuvo situado en la capilla absidal del lado
del Evangelio, llamada de Santa Inés. Constituía el ático de un retablo de orden corintio, cuyo
lienzo central era un Expolio, el cual se custodia también en el Museo de Santa Cruz, depositado por la citada parroquia.
Doménikos Theothokópoulos, El Greco (Candía, Creta, 1541 – Toledo, 1614).
La Verónica con la Santa Faz. Hacia 1580. Óleo sobre lienzo.
Procede de la Parroquia de Santa Leocadia, Toledo.
Nº Inventario 1174. (Adquirido por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en 1992).
E
sta Inmaculada Concepción, acabada el año de la muerte de El Greco,
está considerada una de las obras cumbre del Cretense, su “testamento
estético” –en palabras del profesor Álvarez Lopera-, que sintetiza toda su
labor artística.
Identificada anteriormente como una Asunción de la Virgen, su iconografía como Inmaculada Concepción, sin embargo, no ofrece dudas, pues así se estipuló en el
encargo de realización y lo corroboran los diversos símbolos de las Letanías marianas plasmados en la zona inferior del lienzo, que suelen acompañar a este tipo de representaciones
virginales.
María, vestida con túnica roja y manto azul de imponentes proporciones, aparece suspendida
en una atmósfera celeste, rodeada de un coro de ángeles músicos; con las manos cruzadas
sobre el pecho, en actitud de recogimiento, alza su rostro extasiada hacia la figura del Espíritu
Santo en forma de paloma, que desciende de lo alto, en medio de un rompimiento de gloria
cuajado de querubines.
La figura angélica representada en la mitad inferior de la composición, bajo la Virgen, con
las alas extendidas, una en escorzo y la otra majestuosamente desplegada hacia el frente,
sirve de unión entre la imagen mariana y el mundo terrenal, interpretado abajo, a la izquierda,
con una vista crepuscular de la ciudad de Toledo, en la que se distinguen el castillo de San
Servando, el puente de Alcántara con el río Tajo y la Catedral.
Abajo, en primer plano, destaca un
gran ramo de rosas y azucenas, que
también aparece en la Inmaculada
contemplada por San Juan, pintada
por El Greco hacia 1580-1586.
Diversos especialistas han subrayado
el carácter ascensional de la composición, que se inicia sobre el macizo floral
de la zona inferior, desde los pies del
ángel y culmina en el rostro de la Virgen, describiendo ambas figuras una
línea y un movimiento serpenteantes.
Doménikos Theothokópoulos, El Greco
(Candía, Creta, 1541 – Toledo, 1614).
La Inmaculada Concepción. 1608-1613.
Óleo sobre lienzo.
Procede de la capilla fundada por doña Isabel
de Oballe en la iglesia de San Vicente,
de Toledo.
Depósito de la Parroquia de San Nicolás de
Bari, Toledo.
Nº Inventario 1277.
L
a Ronda de Pan y Huevo, de Luis Tristán, narra tres de las principales
ocupaciones caritativas de la toledana Hermandad del Refugio. Dichas
actividades se estructuran en tres escenas independientes, dispuestas en
distintos planos.
En primer término, a la izquierda, un joven moribundo es sostenido por
un caballero y recibe los auxilios espirituales que le presta un sacerdote de la Hermandad,
que lleva en su mano un papel donde se lee: “bula de la / Santa Cru/zada des/te año / 1624”.
A la derecha, en la siguiente escena, un clérigo arrodillado socorre a un anciano indigente ofreciéndole un huevo y un vaso de vino, con la ayuda de dos caballeros, uno de los cuales porta en
una mano un plato con un huevo, y en la otra sujeta los guantes y la empuñadura de su espada.
Entre estos dos episodios, y en un plano más alejado, se muestra el traslado de una mujer
enferma hacia el hospital, transportada en una silla de manos por dos silleros, en compañía
de dos hermanos de la Cofradía: un clérigo con bonete y un caballero con sombrero y con
espada bajo la capa, en actitud de conversar.
En este lienzo, fechado en el mismo año de la muerte del autor, podemos observar influencias
de El Greco, su maestro, especialmente en la figura sentada a la derecha, que evoca modelos
del Cretense. La obra, al igual que toda la producción de Tristán, se caracteriza, además, por
un acentuado naturalismo y una preocupación por la iluminación y los efectos del claroscuro,
fruto de la estancia del artista en Italia.
Luis Tristán (H. 1585 – Toledo, 1624)
La Ronda de pan y huevo.1624. Óleo sobre lienzo.
Procede del pórtico de la iglesia de San Román, Toledo.
Nº Inventario 3376. (Donado al Museo en 1966 por Don Adolfo de Arenaza).
Del barroco a la modernidad
El Museo de Santa Cruz cierra el itinerario por 300.000 años de arte e historia con una selección
de piezas cuya cronología abarca desde el período barroco al siglo XX.
Destacan las obras del siglo XVII, con representación de pintores tan relevantes como José Ribera, Gaspar de Crayer, Carreño, Juan de la Corte, Frans Francken II, Luca Giordano y Alonso del
Arco, así como diversas muestras de escultura.
Está presente también el Crucificado atribuido a Goya, propiedad de la Diputación de Toledo,
considerado copia o réplica del original del pintor, que se conserva en el Museo del Prado.
Finalmente, tras admirar muestras de los pintores Vicente Cutanda, Ricardo Arredondo y Aureliano de Beruete -ninguno toledano de nacimiento, pero los tres muy ligados a la ciudad-, se completa el recorrido de esta exposición con manifestaciones del escultor toledano Alberto Sánchez,
una de las figuras más importantes de las vanguardias artísticas españolas.
José de Ribera (Játiva, Valencia, 1591 – Nápoles, 1652).
La Sagrada Familia (detalle). 1639. Óleo sobre lienzo.
Procede del convento de monjas bernardas de San Ildefonso, de Ocaña (Toledo), al cual fue donado
por don Francisco Rodríguez de la Torre, secretario del rey Carlos II.
Museo de Santa Cruz de Toledo, Nº 3174.
E
n medio de una gran oscuridad, se representa el Descendimiento de Cristo de la cruz, que es sostenido por José de Arimatea y otro varón. La luz,
que emerge por la izquierda, resalta la anatomía del cuerpo de Cristo,
cargado también de fuertes contrastes de luces y sombras. Esta obra
posee una gran influencia de Ribera, a quien estuvo atribuida durante
mucho tiempo.
Su autor, Luca Giordano, fue un pintor de gran capacidad creativa, que supo imitar el estilo de
otros artistas, como Ribera, y en cuya producción influyeron especialmente maestros como
Veronés, Rubens, Bernini y, sobre todo, Pietro da Cortona. Dominó la pintura al fresco y a él
se deben en España diversas obras en esta técnica, como las grandes decoraciones murales
del monasterio de El Escorial y la bóveda de la sacristía de la Catedral de Toledo.
Luca Giordano (Nápoles, 1634-1705).
Descendimiento de la cruz. H. 1659. Óleo sobre lienzo.
Museo de Santa Cruz de Toledo, Nº Inventario 1822. (Adquirida en 1962 por el Estado)
E
ste lienzo de Ricardo Arredondo representa la actividad desarrollada por
un grupo de obreros de un taller de curtidores establecido en un patio
toledano, repleto de pilas, tinajas, cubos y otros elementos.
Se trata de una obra de gran carga social, que fue presentada por el autor
a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1897 y por la que el pintor
sintió una gran estima.
Especializado en el paisaje naturalista, a Ricardo Arredondo se le conoce como el pintor de
Toledo, debido a que las vistas de la ciudad de Toledo y del Tajo fueron tema constante en su
pintura. Su amor por la ciudad le llevó a ser concejal del Ayuntamiento toledano y miembro
de la Comisión de Monumentos.
Ricardo Arredondo y Calmache (Cella, Teruel, 1850-Toledo, 1911).
Taller de curtidores. Las tenerías de Ubide. 1897. Óleo sobre lienzo.
Nº Inventario 2008/44/2 (Adquisición de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en el año 2008).
E
l escultor toledano Alberto Sánchez está reconocido como uno de los
principales artistas españoles del siglo XX, fundador junto a Benjamín
Palencia de la Escuela de Vallecas, considerada la vanguardia de la cultura artística de la España republicana. Su obra más emblemática es El
pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella, actualmente
en paradero desconocido, que figuró a la entrada del Pabellón de España
en la Exposición Internacional de París, de 1937, y de la que el Museo de Santa Cruz posee
una reproducción en escayola.
Esta obra, titulada Mujer toledana o Mujer castellana, pertenece a un grupo de esculturas de la
última época del artista, realizadas en Moscú, donde vivió exiliado, trabajando como profesor
de dibujo, desde 1938 hasta su muerte. En su etapa soviética, Alberto realizó figurines y escenarios para obras de teatro y cultivó la pintura, especialmente la acuarela. A partir de 1956
retomaría de nuevo la escultura, en la que abundan las representaciones femeninas y algunos
de sus animales preferidos (toros, pájaros y perdices), como símbolos vitales e ideológicos. A
pesar de estar tan lejos de su tierra, Alberto nunca olvidó sus raíces populares y castellanas.
Alberto (Alberto Sánchez) (Toledo, 1895 – Moscú, 1962).
Mujer toledana (Mujer castellana). 1956-1958. Hierro.
Nº Inventario 20688. (Adquirida en 1975 por el Estado)
Otros espacios en el
Museo de Santa Cruz
La Sala Carranza
La
“Colección
CARRANZA”
constituye una de las muestras
cerámicas más importantes que
se alberga en un museo español.
Las piezas que la componen,
336 en total, de gran calidad,
pertenecientes a centros productores de Holanda, España y
Portugal, se instalaron en las nobles salas del claustro superior
donde se pueden visitar desde
el año 2001, año del depósito de
lo que constituye sólo una parte
de la colección Carranza, formada a lo largo de casi 50 años de viajes, subastas, compras y
regateos en los mercados más insólitos y dispersos.
A los magníficos paneles de azulejería portuguesa se unen las espléndidas piezas datadas
entre los siglos XV al XX de los alfares españoles de Valencia, Aragón, Cataluña, Sevilla,
Toledo… y, especialmente, de Talavera de la Reina, la gran protagonista de esta exposición.
El Claustro noble
El patio principal del hospital de Santa Cruz y la escalera forman una de las composiciones
más bellas de la arquitectura española renacentista. Son obra de Alonso de Covarrubias,
realizados en la tercera década del siglo XVI. La cruz de Jerusalén, emblema del Cardenal
Mendoza, está presente en toda la arquitectura del edificio y decora profusamente la monumental escalera, considerada una de las más majestuosas del plateresco español.
La galería inferior del claustro alberga un conjunto de piezas pétreas de diversas cronologías,
algunas de grandes proporciones, entre las que destacan dos menhires del dolmen del pantano de Navalcán; la figura de un Togado romano, aparecido en 2008 en el casco histórico de
Toledo; el mosaico romano de las Cuatro Estaciones descubierto en 1923 en la Vega Baja de
Toledo; sarcófagos; inscripciones romanas e islámicas, lápidas funerarias de caballeros de
la Orden de Calatrava procedentes de la antigua Sinagoga del Tránsito, y diversos relieves y
esculturas de época moderna.
Planta baja
Planta alta
Punto de partida
Esplendor medieval
La hora del renacimiento
Un griego en Toledo
Del barroco a la modernidad
Sala Carranza
Salas de exposiciones temporales
Claustro noble, piezas arqueológicas
Sala Carranza
ENTRADA
Horarios:
Lunes-Sábado: 10:00 - 18:30 horas
Domingos: 10:00 - 14:00 horas.
Dirección:
C/ Miguel de Cervantes, 3, 45001 Toledo
Tel.: 925 221 036
Vicente Cutanda y Toraya
(Madrid, 1850 -Toledo, 1925)
Ensueño o Virgen Obrera. 1897. Óleo sobre lienzo.
Museo de Santa Cruz, Nº Inventario 33403.
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