Dilema del Prisionero en la vida real y en las

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Dilema del Prisionero en la vida real y en las
"Dilema del Prisionero en la vida real y en las Telecomunicaciones:
Punto de vista del ingeniero"
Eva Moreno Sanz
Ingeniería de Telecomunicación
Alberto Limón Jiménez
Ingeniería de Telecomunicación
Universidad Carlos III de Madrid
Universidad Carlos III de Madrid
[email protected]
[email protected]
OBJETIVO
En este trabajo lo que se pretende en primera instancia no
es otra cosa que llevar a cabo una breve introducción al
clásico problema del Dilema del Prisionero, exponiendo a
su vez algunos aspectos básicos para su mejor
comprensión.
Una vez queden claros los aspectos generales de dicho
Dilema, nos sumergiremos, a modo de caso especial, en el
punto clave y esencial por el cual este paper ha sido
concebido, y lo que se propondrá será un análisis reflexivo
acerca de varias de las posibles aplicaciones de este
dilema en situaciones que se nos presentan en la vida
real, particularizando especialmente en el caso del trabajo
en equipo que realizan los ingenieros y también y sobre
todo se dotará de gran énfasis en la discusión de los
estándares en el ámbito de las tecnologías de la
información (TICs).
En definitiva, lo que se pretende es poner de manifiesto al
lector acerca de las diversas inquietudes, que no sobre la
Teoría de Juegos en sí le han surgido a estos estudiantes
de quinto de Telecomunicaciones, sino sobre todo acerca
de sus múltiples, curiosas y lucrativas aplicaciones que se
le pueden dar a dicha teoría en la vida en general, y
particularmente, en el ámbito profesional de la ingeniería.
Todos estos pensamientos y el hecho de poder ver que lo
que se cuenta en clase sirve para algo, para mucho, y no
se queda en meras demostraciones, conferencias o
elucubraciones teóricas han motivado el llevar a cabo este
trabajo para que quede constancia de ello.
en los juegos, el resultado depende de las distintas
decisiones de los jugadores. Lo que se ha dado en llamar
Juegos analizan matemáticamente escenarios en los que
aparece un conflicto de intereses. Su objetivo es encontrar
las estrategias óptimas para que poder llegar a un
resultado deseado en un contexto determinado.
La tan mencionada hasta el momento Teoría de Juegos es
un mecanismo de ayuda también para analizar problemas
de optimización interactiva. Tiene
además muchas
aplicaciones en las ciencias sociales. En la mayoría de los
casos, dicha teoría tiene utilidad en situaciones que
implican diferentes estrategias, conflictos de interés y
trampas [1].
2. "EL DILEMA DEL PRISIONERO"
Por fin nos zambullimos en un problema que, a nuestro
modo de ver, resulta de gran interés y merece la pena que
sea analizado, ya que, como es bien sabido, la Teoría de
Juegos se usa para analizar comportamientos estratégicos,
donde hay dependencia mutua, es decir, donde hay que
tener en cuenta el posible comportamiento de otros y no
sólo importa las decisiones individuales, y precisamente un
muy buen ejemplo de ello es el famoso Dilema del
Prisionero, que suele atribuirse a A.W. Tucker (profesor
de Nash).
Este dilema ha sufrido un continuo análisis y estudio por la
Teoría de Juegos, porque es un modelo de conflictos que
ocurren frecuentemente en la sociedad.[3] de ahí el interés
de este dilema en nuestro paper.
Palabras clave
Teoría, juegos, dilema, prisionero, estándar, oportunismo,
aplicaciones, telecomunicación.
1. INTRODUCCIÓN
Es de especial interés en este paper que no se subestime
el papel que puede “jugar” lo que hoy se denomina la
Teoría de Juegos, en muchos aspectos de la vida. Para
ello introduciremos uno de los problemas más estudiados
y clásicos de dicha teoría: El Dilema del Prisionero.
Asimismo también es interesante darse cuenta de que
desde niños uno de los principales aprendizajes se obtiene
"jugando", por tanto, es algo intrínseco a nosotros desde
los inicios.
Es curioso darse cuenta de que en muchas situaciones del
mundo real, tales como en relaciones políticas, sociales o
económicas, aparecen escenarios en los que, como ocurre
El Dilema del Prisionero se usa para ejemplificar el clásico
conflicto entre intereses individuales y colectivos de
quienes toman decisiones, y también a la hora de justificar
los beneficios de la colaboración, este dilema surge, pues,
cuando aparece algún conflicto de intereses entre
individuos. Es un ejemplo de un juego de suma no nula,
como se ha comentado anteriormente. En este juego, se
supone que cada uno de los jugadores, de forma
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independiente, trata de maximizar su beneficio sin
importarle el resultado de su adversario.
El “problema clásico del dilema del prisionero” es el
siguiente: “La policía arresta a dos sospechosos. No
hay pruebas suficientes para condenarlos, y tras
haberles separado, la policía les visita a cada uno y les
ofrece el mismo trato. Cada uno de ellos va a ser
preguntado sobre la culpabilidad del otro.”
Tabla 1: Matriz dilema del prisionero
Tú confiesas
Ambos son
Él
condenados a 6
confiesa años.
Él lo
niega
Él es condenado a
10 años; tú sales
libre
Tú lo niegas
Él sale libre; tú
eres condenado a
10 años
Ambos son
condenados a 6
meses.
Si te consideramos a ti, lector, como uno de los
sospechosos para que resulte más cercano y creíble, el
trato quedaría representado en la anterior matriz.
Cada uno de los sospechosos se encuentra en una celda,
y a ambos se les ofrece el mismo trato como se acaba de
comentar: si uno confiesa y su cómplice continúa sin
hablar, su cómplice será condenado a la pena máxima (10
años) y él será puesto en libertad. Si el cómplice confiesa,
pero él no, recibirá la pena máxima y su cómplice será
liberado. Si ambos permanecen callados, ambos serán
encerrados 6 meses por un cargo menor, mientras que si
ambos confiesan, serán condenados a 6 años. Cada preso
puede optar por “Colaborar” con el otro, asegurando que el
compañero se encuentra injustificadamente en la cárcel, o
“Defraudar”, acusándole de haber realizado el delito. [3] La
matriz que representa las opciones de este juego y sus
posibles resultados es la siguiente:
Tabla 2: Matriz dilema del prisionero
Tú eres sincero
Tú mientes
Él es sincero
Máximo beneficio
común
Tú ganas, él
pierde
Él miente
Él gana, tú pierdes
Máximo
perjuicio común
Donde decir la verdad equivale a cooperar, a negarlo.
Vamos a analizar cada una de las opciones posibles y los
consecuentes resultados.
Inicialmente se puede suponer que la única meta de ambos
sospechosos es minimizar su pena, es decir, ambos
sospechosos son completamente egoístas. Cada
sospechoso tiene dos opciones: cooperar con su cómplice
y permanecer callado o traicionar a su cómplice y confesar.
El resultado de cada elección depende de la elección del
cómplice, por lo tanto, podrían esperar a saber su elección
para realizar la suya, surge aquí el mencionado conflicto de
intereses. El problema viene porque no pueden saber la
opción elegida por éste, es decir, cada uno de los
sospechosos debe elegir una opción sin saber qué ha
elegido su cómplice. Incluso si fueran capaces de hablar
entre ellos, tampoco pueden estar seguros de poder confiar
el uno en el otro. Por tanto, otro concepto importante es la
confianza al fin y al cabo.
Si uno de ellos confía en que el cómplice va a cooperar y
va a permanecer en silencio, la opción más egoísta (opción
óptima) sería confesar, ya que de esta manera saldría libre
y su cómplice tendría que cumplir la pena máxima. Sin
embargo, si espera que el cómplice confiese, la mejor
opción es confesar también y así evitar la pena máxima. En
este caso ambos cumplirían la misma pena de 6 años. Si
ambos deciden cooperar, cumplirían la pena mínima. Por
tanto, además de en confianza las decisiones de cada uno
se basan en las expectativas que les inspire el rival.
Como se ha podido comprobar, confesar es una estrategia
dominante para ambos jugadores, ya que, sea cual sea la
elección del cómplice, siempre se reducirá la pena al
confesar (pasar de la columna de la izquierda a la de la
derecha en la matriz). Sin embargo, este resultado no es
óptimo, ya que si ambos confiesan reciben una condena
larga. Aquí se encuentra el punto clave del dilema del
prisionero.
Desde el punto de vista del interés óptimo del conjunto
de los dos sospechosos, la elección que lleva al mejor
resultado es que ambos prisioneros cooperen, ya que de
esta forma ambos cumplen la mínima pena posible, es
decir, la moraleja de este tipo de problemas es maximizar
el beneficio conjunto.
Además del problema que se acaba de plantear, también
se suele habla un nuevo Dilema del Prisionero (dilema del
prisionero iterado), donde que cabe la posibilidad de
castigar al cómplice si él te ha traicionado anteriormente.
Por tanto, en este juego es posible llegar a un resultado
cooperativo. En este nuevo dilema, los participantes deben
escoger su estrategia una y otra vez, y es de destacar
como novedad que ahora tienen memoria de sus
encuentros previos, es decir, recuerdan la estrategia que
ha seguido cada jugador en la jugada anterior. Cuando se
estudiaron los resultados que se obtienen se observó que
las estrategias egoístas tendían a ser peores a largo plazo,
mientras que las estrategias de colaboración tendían a ser
mejores (viéndolo respecto al interés propio). Por tanto,
sigue siendo válida la moraleja que planteamos al principio
para obtener el máximo beneficio en este tipo de
problemas. Se descubrió que la estrategia dominante en el
caso del dilema del prisionero iterado es “Tit for Tat”, o
"toma y daca" que diríamos en español. Esta estrategia
consiste en cooperar en la primera iteración, y después
elegir la estrategia que el oponente eligió en la jugada
anterior. Una estrategia ligeramente mejor es "tit for tat con
capacidad de perdón". Esto permite la recuperación
ocasional de quedarse encerrado en un círculo de
deserciones. La probabilidad exacta depende de la
alineación de los oponentes. "Toma y daca con capacidad
de perdón" es la mejor estrategia cuando se introducen
problemas de comunicación en el juego. Otro caso especial
es "jugar eternamente" al dilema del prisionero. El juego se
repite un número infinito de rondas, y la puntuación es la
media (calculada apropiadamente).
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En definitiva, este dilema que ocupa nuestro análisis
resulta fundamental para entender ciertas teorías de
cooperación y confianza humana.
3. APLICACIONES DEL DILEMA DEL
PRISIONERO EN LA VIDA REAL
Paradójicamente cuando le explican a uno los conceptos
fundamentales de la Teoría de Juegos o incluso
particularizando a problemas concretos como puede ser el
dilema que nos ocupa, se puede tender a pensar que este
tipo de cosas no son muy aplicables a lo que es la vida
cotidiana y que se quedan en meras elucubraciones de
gente que se ha dedicado a estudiar esto que se ha dado
en llamar "Teoría de Juegos", pero de forma reveladora
uno se puede dar cuenta de que no es así. Por ello, a
continuación, se muestran algunas de las aplicaciones y
curiosidades, que he encontrado y me han parecido
interesantes, para el Dilema del Prisionero, siendo de
especial interés el caso del trabajo de los ingenieros.
En definitiva, como suele suceder con muchos teoremas,
dilemas, o paradojas, lo que tiene realmente interés no es
el teorema (dilema) en sí, sino las conclusiones y, sobre
todo, aplicaciones que el ser humano puede sacar como
consecuencia de que dicho teorema ha sido enunciado por
alguna mente privilegiada.[4]
Vamos a ver, pues, ejemplos donde encontramos
situaciones similares a las estudiadas en el dilema y a
analizar las posibles opciones y resultados del juego.
4.1 "Tragedia de los comunes"
El planteamiento del problema es el siguiente: en un
pequeño pueblecito en el que se vive tradicionalmente y de
forma mayoritaria de la ganadería, cada familia posee su
propio ganado, pero los pastos en los que se alimentan los
animales son un bien común. En este escenario se puede
aplicar de forma directa el dilema del prisionero para
comprender en la medida de lo posible la forma de actuar
de los habitantes de nuestra aldea.
Como ya sabemos todo depende de lo que nos cueste
"currar" y/o de lo que nos suponga "vaguear" y hacer en
"zángano". Así pues, cada una de las familias puede optar,
por lo tanto, por seguir dos estrategias, cuidar los pastos
(colaborar) o no cuidarlos (vaguear e intentar aprovecharse
de las ventajas que pueden suponer el pertenecer a un
grupo):
La matriz de pagos de nuestros ganaderos sería la
siguiente:
Tabla 3: Matriz de los habitantes de la aldea
Lo que suele ocurrir más habitualmente cuando se habla
de recursos comunes (transporte público, parques
infantiles, pago de impuestos, explotación de aguas
comunitarias para la pesca....) es que como las familias
se sirven de "algo" que es "de todos pero que en realidad
no es de nadie", ninguna se vea especialmente incentivada
para cuidar los pastos y así asegurar la supervivencia de
su medio de vida, intentando que no se echen a perder.
Por lo tanto, egoístamente, su estrategia preferida será no
cuidar los pastos, esperando que los demás sí que los
cuiden (cosa que desgraciadamente suele suceder a todos
los niveles de las sociedades, se suele alardear de los
recursos comunes y reivindicar "que es de todos" de forma
legítima, pero esta legitimidad parece desaparecer cuando
nos toca poner de nuestra parte para mantener dicho bien
común, así actúa el ser humano, del que TODOS
formamos parte). [6]
La siguiente estrategia que las familias considerarían
"menos mala" podría ser que todos cuidasen los pastos. A
continuación, le seguiría el camino de que ninguno cuidase
lo pastos, y por último, la opción menos popular es aquella
en la que una familia cuida los pastos y el resto no. Pero
hay que darse cuenta de que la elección dominante para
los habitantes es no cuidar los pastos, independientemente
de lo que hagan los demás.
Para evitar estos problemas, lo que se suele hacer en la
mayoría de los pueblos (al menos en el nuestro) ya desde
hace muchos años, es que cada uno tenga su "parcelita",
de tal forma que al ser propiedad privada de cada cual, es
su responsabilidad si la hierba se seca y no puede
alimentar al ganado o no.
4.2 "Deporte. Caso Cristiano Ronaldo"
Esto es un escenario que, a título individual, consideramos
que encaja también muy bien con lo que nos intenta decir
el Dilema del Prisionero, de lo que ganamos o nos cuesta
ser "altruistas" y/o de lo que ganamos o perdemos siendo
egoístas y SOLO mirando nuestro beneficio en particular.
Todo el mundo conoce, le guste el futbol o no, a Cristiano
Ronaldo, jugador disciplinado y talentoso donde los haya,
pero también ambicioso y con ganas de triunfar a cada
momento. Pero ¿tiene demasiada ambición? ¿esas ganas
de triunfar se traducen en ansiedad que perjudica al
equipo?
Hay gente que opina que su "motivación" extra se contagia
al equipo, y mucho se ha hablado en este comienzo de liga
sobre ello, pero otros pensamos que muchas veces podría
pasar el balón a otro delantero que está a puerta vacía y
así conseguir anotar para el equipo y poder optar a tener
más victorias.
Por otro lado, también hay que considerar que la rivalidad
es siempre buena entre las personas y que nos ayuda a
superarnos, pero "rivalidad" hasta cierto punto, hay veces
que no es lo mejor ser el primero de la clase (o del equipo)
si por actuaciones tan egoístas tu equipo se va hundiendo
acumulando empates o derrotas por no tomar decisiones
que vayan más allá de la gloria personal de cada jugador.
Esto le ha sido reprochado al Real Madrid en los últimos
años por muchos entendidos y periodistas del mundo del
fútbol, defendían y defienden que el Madrid necesita
jugadores de equipo (que es lo que defiende el Dilema del
Prisionero), jugadores por su puesto talentosos y con
motivación, pero no necesita "mega-estrellas" que
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individualmente se acerquen a la perfección y que en grupo
no sean capaces de dar un pase a alguien que está en
mejor disposición de marcar gol que ellos por mero
individualismo excesivo y rebosante que no llevan al
resultado óptimo de ninguna manera.
4.3 "Curiosidad. Dilema del Prisionero en las
Noticias"
A modo de mera curiosidad se presenta a continuación un
caso muy tonto pero que ejemplifica perfectamente el
Dilema del Prisionero y se adecua muy bien a él, por
absurdo que resulte. [7]
El enlace donde se puede ver el vídeo completo de la
noticia es el siguiente:
http://www.youtube.com/watch?v=JZvB6lgfQQo&featur
e=player_embedded
Hay que decir, tras ver el video, que no es el dilema del
prisionero tradicional sino una variante llamada “la batalla
de los sexos” que se resumiría de esta manera: una pareja
quiere quedar para ver un espectáculo; ella preferiría ir al
teatro y él preferiría ir al cine; sin embargo, no pueden
comunicarse en el momento de tomar la decisión y deben
decidirlo por separado. Lo mejor para ambos es coincidir,
aunque uno de los dos deberá ceder en sus gustos. Lo
peor es no coincidir, aunque vayan al espectáculo que
querían. Y lo peor de todo es no coincidir habiendo ido
cada uno a ver el espectáculo que le gustaba al otro.
Simplificando, estos dos simpáticos fugados podrían ser la
pareja del ejemplo. Opciones posibles: colaborar (no
oponer resistencia al otro) o competir (arrastrar al otro).
5. EL DILEMA DEL PRISIONERO EN EL
MUNDO DE LA INGENIERÍA Y EN LAS
TELECOMUNICACIONES.
Una vez que ya se ha puesto al lector en contexto, se le ha
introducido de manera testimonial en lo que es Teoría de
Juegos y su gran utilidad, ilustrándola con el ejemplo del
Dilema del Prisionero y, viendo a su vez, también sus
numerosas y dispares aplicaciones, hemos llegado por fin,
al punto clave de este paper.
Dicho punto abarca las aplicaciones que de este dilema se
pueden substraer al ámbito de la ingeniería, y más
particularmente de las Telecomunicaciones, y el mundo
de las TICs, que es en el que no dentro de mucho nos
moveremos.
5.1. "Trabajo en grupo de los ingenieros"
Este es a uno de los casos que queríamos llegar
especialmente, ya que es el que se supone que nos va a
preocupar de aquí a un año o dos.
Vamos a ponernos en el contexto de un caso al que se
enfrenta un equipo de desarrollo de software, en el que hay
peligro de que algunos miembros pierdan su puesto si el
proyecto fracasa, y más dada la situación actual de crisis
en la que se vive hoy en día.
En primer lugar, hay que destacar llegados a este punto
que los ingenieros solemos trabajar en grupo, en equipo,
en conjunto, por más que se mastique y respire en el
ambiente ese ansia de destacar y de ser más que el
compañero y, desgraciadamente en muchas ocasiones que
nos ha tocado vivir en esta universidad, esas ansias de
destacar pero si puede ser pisoteando a los otros mejor, es
decir, parece ser que lo que prima es destacar y que los
demás naufraguen. Nuestro punto de vista es que si
alguien está destinado a destacar porque vale lo hará de
todas maneras, independientemente del éxito de los
demás, incluso es tanto mejor cuando hay mucha gente
con mucho nivel, ya que te motivan a superarte, y si al final
destacas vale más destacar entre gente buena que
destacar porque los demás no llegan.
Volviendo al caso que nos ocupa, hay que decir que, lo
más normal en un trabajo que se debe realizar en equipo
es que todos compartan su conocimiento para que así el
proyecto tenga más posibilidades de tener éxito, y será
más probable que todos mantengan su puesto de trabajo.
El problema es que cuando uno comparte su conocimiento,
no puede estar seguro de que el resto también lo hará. Los
programadores también tienen la opción de ocultar su
conocimiento para destacar y asegurar su permanencia en
la empresa, pero si todos se comportasen así aparecerían
problemas como tareas repetidas, errores repetidos…lo
que puede provocar que ningún miembro del equipo
conserve su puesto de trabajo.
El objetivo de cada programador es no perder su puesto de
trabajo. Podrá optar por dos estrategias, no compartir el
conocimiento y tratar que sea otro el que sea expulsado, o
compartirlo para que nadie sea expulsado.
Un programador puede plantearse que si nadie coopera,
no es necesario que él coopere ya que el proyecto
fracasará de todas formas porque que nadie compartirá
sus conocimientos y el proyecto no avanzará. Si el
programador piensa que todo el mundo va a aportar
nuevas ideas al proyecto, puede decidir no compartir sus
conocimientos, ya que en un equipo grande no es muy
influyente la propuesta de una sola persona. De esta forma
ocultará sus conocimientos y podrá destacar y permanecer
en la empresa.
Sin embargo, si todos aportan sus conocimientos el
proyecto tendrá éxito y todos se asegurarán su
permanencia en la empresa. La estrategia dominante es el
no compartir los conocimientos para asegurar la
permanencia en la empresa, pero de esta forma se corre el
riego de que el proyecto fracase. Si los programadores
buscan su propio beneficio seguirán esta estrategia, que no
es la óptima. Sin embargo, si todos deciden aportar sus
conocimientos obtendrían el resultado óptimo ya que el
proyecto saldría adelante y todos permanecerían en la
empresa.
5.2. "Dilema del Prisionero en el Mercado de las
Telecomunicaciones"
Este es otro ámbito que resulta de especial interés, ya que
es interesante darse cuenta de cómo este dilema se da
también en el mercado de las telecomunicaciones.
Tradicionalmente en España la estructura de este mercado
ha estado representada fielmente por un monopolio, donde
Telefónica hacía y deshacía un poco a su antojo. Como por
todos es sabido, con la liberalización del sector hace ya
algunos años, empezaron a emerger operadoras
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variopintas, de las que hoy en día sobreviven unas y otras
no.
En este contexto es destacable reseñar que si Telefónica
tuviera más en estima la pretensión de facilitar el acceso a
las infraestructuras las otras empresas del sector
(competencia), Telefónica a lo mejor podría perder clientes
que fueran captados por las otras empresas, y, a su vez, a
Telefónica le pagarían menos por dicho acceso, pero a la
larga, como estas operadoras ganarían abonados entonces
tendrían la necesidad de pedir más ancho de banda a
Telefónica, por lo que el gran coloso seguiría ganando a la
larga.
Por tanto, se pone de manifiesto aquí el que en un principio
se deja de ganar un poco pero a largo plazo lo que prima
es el beneficio conjunto (moraleja del Dilema del
Prisionero).
También se puede ejemplificar este dilema en el hecho de
que, por ejemplo, el coste de las llamadas de móviles hace
diez años era bastante alto, y por tanto, el acceso a la
mayoría de la población era restringido y escaso. Resulta
aparecer un juego entre la operadora de telefonía y el
mercado. Cuando se bajó el precio de las llamadas
(beneficio para el contrincante) se produjo un "boom" de
demanda de este tipo de servicios, por lo que al final se
benefició a los consumidores, pero también en última
instancia a la empresa (beneficio conjunto).
5.3. "DILEMA DEL PRISIONERO EN LA
DISCUSIÓN DE ESTÁNDARES EN EL ÁMBITO
DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA
INFORMACIÓN"
Este es realmente el tema al que se pretende dar
importancia en este paper, aunque para llegar a él
hayamos tenido que introducir conceptos que resultan
básicos para que el lector pueda leer, entender y juzgar
con conocimiento de causa lo que en él se expone.
Se va a realizar un análisis acerca de lo que es la discusión
de los estándares en el ámbito de las tecnologías de la
información, para lo cual se introducirán algunos aspectos
básicos, después se van a tratar las ideas sobre el
oportunismo y el Dilema del prisionero en el mundo
empresarial que Charles W. L. Hill aborda en su paper
Cooperation, Opportunism, and the Invisible Hand:
Implications for Transaction Cost Theory, y también se
analizarán la noción que sobre los estándares de Hal R.
Varian en su libro Information Rules, para poder
finalmente esbozar algunos pensamientos propios sobre la
discusión en cuestión y cómo aplica el Dilema del
Prisionero a todas estas disquisiciones.
En primer lugar hay que dejar suficientemente claro qué es
eso de los estándares en telecomunicaciones.
¿Qué es un estándar de telecomunicaciones?
Un estándar, tal y como lo define la ISO "son acuerdos
documentados que contienen especificaciones técnicas u
otros criterios precisos para ser usados consistentemente
como reglas, guías o definiciones de características para
asegurar que los materiales, productos, procesos y
servicios cumplan con su propósito".
Por lo tanto, un estándar de telecomunicaciones "es un
conjunto de normas y recomendaciones técnicas que
regulan la transmisión en los sistemas de comunicaciones".
Queda bien claro que los estándares deberán estar
documentados, es decir escritos en papel, con objeto que
sean difundidos y captados de igual manera por las
entidades o personas que los vayan a utilizar.[9]
¿Para qué sirve un estándar?
Los estándares facilitan el acceso, la interconexión, la
integración y la convergencia de equipos, redes y servicios
de telecomunicaciones alrededor del mundo. Los
estándares ayudan en el intercambio internacional de
bienes y servicios y desarrollan la cooperación en la esfera
de la actividad intelectual, científica, tecnológica y
económica. Los estándares crean nichos de mercado,
proyectan economías de escala y promueven la
competencia. Las especificaciones técnicas de los
estándares definen la manera en que se establecen las
conexiones entre los dispositivos y las interfaces de la red,
su control y terminación, así como las conexiones físicas
como cableado y conectores.
Una vez que ya sabemos qué es un estándar en el ámbito
de las comunicaciones y se ha esbozado una idea de su
importancia en este ámbito, es relevante introducir el
concepto de oportunismo (empresarial) para después
discutir cómo el Dilema del Prisionero también se plantea
en el mundo empresarial, concretamente en la discusión de
estándares de Telecomunicaciones, con ayuda de Hal R.
Varian y de Charles W. L. Hill como ya hemos comentado
anteriormente.
Según la RAE, oportunismo se refiere a la actitud o
conducta sociopolítica, económica, etc., que prescinde en
cierta medida de los principios fundamentales, tomando en
cuenta las circunstancias de tiempo y lugar. También alude
a la actitud que consiste en aprovechar al máximo las
circunstancias para obtener el mayor beneficio posible, sin
tener en cuenta principios ni convicciones. Ya con el hecho
sólo de introducir la definición, se pone de manifiesto cómo
este concepto constituiría la estrategia dominante, según la
teoría de juegos que habla acerca del Dilema del
Prisionero y que ha sido explicada en el apartado 3, ya que
es la opción individualista y egoísta llevada al extremo para
obtener un beneficio propio, eso particularizado como hace
Charles W. L. Hill para el mundo empresarial. Aquí se van
a utilizar estos conceptos que él maneja muy bien para
aplicarlo a las telecomunicaciones.
A la larga, debido a la llamada por muchos expertos en la
materia "mano invisible del mercado", se eliminarán los
agentes oportunistas o los actores que llevan los costes
adicionales de la burocracia de la integración vertical
porque ambas estrategias dan lugar a pagos más bajos
que los generados de la cooperación y la confianza. Con lo
que nuevamente aparece la moraleja del Dilema del
Prisionero en esta teoría para explicar que, aunque a corto
plazo estas conductas puedan ser muy beneficiosas para
una determinada empresa, lo que prima y lleva al punto
óptimo es llegar a acuerdos, dialogar y tener alguna
confianza con las demás empresas y proveedores. [8]
Sin embargo, loa agentes oportunistas son capaces de
sobrevivir y prosperar cuando fallan los mecanismos de
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selección. Aunque los comportamientos oportunistas
pueden estar asociados con rendimientos inferiores,
cuando los mercados son ineficientes, la incapacidad de la
mano invisible para castigar a los actores oportunistas a
través de, por ejemplo, la quiebra implica su supervivencia.
un principio fastidia al proveedor antiguo según el Dilema
del Prisionero habrá que hacerlo, porque esto reportará
beneficios a largo plazo para ambos, aunque a corto plazo
puedan parecer "estupideces o locuras" si se ve con
sentido común pero con una visión limitada del asunto.
Hay mucha gente que ha comparado el ciberespacio con el
salvaje oeste americano, donde las pautas de
comportamiento tradicionales dejaron de servir para dar
paso al "todo vale". Quizás, pero la forma de actuar de un
vaquero solitario raramente funciona en la era de la
información. La teoría económica de las redes y el feedback positivo indican que la cooperación es más importante
que nunca, La mayoría de las empresas necesitan
cooperar con otras para establecer los estándares y crear
una única red de usuarios compatibles. Pero en cuanto se
deja de hablar sobre el papel de estos acuerdos de fijación
de estándares, estas mismas empresas cambian de papel
y compiten a brazo partido por su cuota de mercado. El
término coopetencia capta la tensión entre la cooperación y
la competencia frecuente en los mercados de red. Cuando
distintos componentes tienen que acoplarse para formar un
sistema, las cuestiones estratégicas primordiales se
centran en la cooperación y en la coordinación: con quién
cooperar, hasta qué punto y bajo qué términos.[10]
Es de vital importancia en este momento el darse cuenta de
que los estándares cambian las reglas de juego. Es decir,
los estándares alteran la competencia de maneras
predecibles. Éstos amplían las externalidades de red,
reducen la incertidumbre y reducen el lock-in del
consumidor también. Asimismo estos estándares cambian
el carácter de la competencia, de una guerra en el que el
ganador “se lleva todo” a una lucha más convencional por
una cuota de mercado, en la que se compite por precios y
en prestaciones, y se venden componentes separados o
sistemas enteros. También los estándares tienden a
beneficiar a los consumidores y a los suministradores de
complementos a expensas de las empresas establecidas y
de los proveedores de sustitutos.
A medida que una empresa diseña su estrategia de cara al
feedback positivo y a los efectos de red, es necesario
identificar pronto a sus aliados naturales. Se trata de un
proceso que puede resultar muy difícil, ya que no hay unos
frentes de batalla bien delimitados en los mercados de red.
A modo de ejemplo, uno no puede estar nunca seguro de
que los demás participantes del mercado quieran
verdaderamente establecer un estándar. Al contrario, un
proveedor establecido puede preferir ver cómo una nueva
tecnología se hunde por falta de estandarización, con la
esperanza de conservar los beneficios que le proporciona
la antigua tecnología. Hay que cuidarse, pues, de aquellas
empresas que participan en el proceso de fijación de
estándares, formalmente o informalmente, y que en el
fondo no tienen ningún interés en que se acuerde un
estándar.
Se pueden ver aquí nuevamente algunos de los aspectos
más relevantes que entran en juego en el Dilema del
Prisionero: todo se basa en lo que nos cueste colaborar
con los demás en beneficio del grupo de empresas para
llevar a cabo un estándar de acuerdo a una determinada
tecnología. También es importante ver el hecho de que en
este tipo de economías es imprescindible tener aliados y,
por tanto, entra en juego la confianza, que es un factor
clave en el dilema, hasta qué punto confiar en la empresa
que "se supone" que también pretende y persigue el
estándar.
Es muy importante en este tipo de mercados el no
quedarse "anclado" en el pasado o viviendo de las
tecnologías antiguas que aún siguen reportando beneficios,
como exponíamos hace un momento, ya que por suerte o
por desgracia en la era de la información en la que vivimos
siempre habrá una nueva tecnología que "machaque" a la
anterior, por eso es importante adaptarse a los cambios e
innovar, apuntarse al "carro" de lo nuevo si hace falta y si
para ello es necesario no obstaculizar demasiado la
estandarización de la nueva tecnología emergente que en
Dicho lo cual, en este escenario de las economías de red,
una buena estrategia si nos consideramos uno de los
agentes que participarían de manera hipotética en el
Dilema del Prisionero, sería encontrar cuanto antes a
nuestros aliados naturales para competir de manera
eficiente en el mercado y determinar de qué manera
exactamente va a afectar el estándar propuesto a la
competencia. Es decir, debemos inicialmente buscar
aliados que se vayan a beneficiar del nuevo estándar para
después, apelando a nuestra creatividad, intentar repartir el
pastel, que ha crecido gracias al estándar, de manera
beneficiosa para nosotros.
No hay que olvidarse también del feedback positivo en este
tipo de empresas cuando uno quiere sacar al mercado una
nueva tecnología, ya que en esa búsqueda de aliados de la
que hablábamos lo que se pretende además es obtener
respaldos a nuestra propuesta tecnológica. Por tanto, se
debe llegar a acuerdos especiales con aquellos que
primero respalden nuestra tecnología, ya que debido al
feedback positivo que comentábamos, estos aliados
iniciales pueden servir de “escaparate” de atracción para
facilitar la consecución de más aliados.
Como se suele decir, está muy bien esto de hablar se
alcanzar acuerdos como moraleja del Dilema del
Prisionero, pero aún tenemos que profundizar más en
cómo es el escenario y los diferentes personajes que
entran en juego a través de diversas matrices (de pagos).
Una y otra vez tecnologías incompatibles se enfrentan en el
mercado en una batalla en la que hay mucho en juego y en
la que el "ganador se lo lleva todo".
En el momento en que dos nuevas tecnologías
incompatibles luchan por convertirse en el estándar, se
suele hablar de que están inmersas en una "guerra de
estándares". Aunque parezca raro, estas guerras pueden
acabar en una tregua, en un duopolio o, por el contrario, en
una lucha a muerte. Este tipo de guerras de las que
hablamos son exclusivas de los mercados de redes con un
fuerte feedback positivo, por tanto, en el escenario en el
que nos vamos a mover, los principios tradicionales de la
estrategia ayudan pero no siempre son suficientes. Dicho
esto no pretendemos afirmar que cada nueva tecnología de
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la información que surja va a tener que soportar una de
estas batallas, pero sí suelen ser muy comunes en el
contexto del que hablamos.
Una guerra de estándares viene caracterizada por la
participación en ella de dos empresas o dos alianzas que
compiten por el dominio del mercado y que emplean
diferentes estrategias, como todo el mundo puede pensar,
para conseguir sus objetivos. Uno de los combatientes
puede ser una empresa establecida que controla una base
considerable de clientes que usan una tecnología más
antigua, , o puede que ambas empresas partan de cero, en
todo caso es relevante darse cuenta, como se ha venido
diciendo desde el comienzo de la discusión de los
estándares, de que el resultado de una guerra de
estándares puede poner en juego la propia supervivencia
de las compañías implicadas, por lo que a veces es mejor
"evitarlas" en la medida de lo posible, como comentaremos
más adelante.
Tipos de guerras de estándares.
Como uno puede imaginarse, no todas las guerras de
estándares son iguales en absoluto, una característica que
nos viene bien para diferenciar unas de otras es lo que a
las empresas les cuesta adoptar la tecnología rival, es
decir, el grado de compatibilidad que la nueva tecnología
propuesta tiene para con la antigua. En la siguiente tabla se
muestra una posible clasificación para este tipo de guerras:
Tabla 4: Tipos de guerras de estándares
Batalla de evoluciones rivales: se produce cuando las
tecnologías rivales son incompatibles entre sí, pero ambas
compatibles con la tecnología antigua existente, por
ejemplo, la competencia entre las diversas versiones de
Unix es un caso de este tipo de guerras.
Evolución frente a revolución: se produce cuando las
tecnologías de uno de los rivales sí es compatible con la
tecnología antigua pero la otra no. Entra en juego aquí la
lucha
entre
compatibilidad
con
versiones
anteriores(evolución)
y
las
mejores
prestaciones
(revolución).
Revolución frente a evolución: es dual a la anterior, sólo se
cambian los papeles de quién ofrece compatibilidad y quien
intenta revolucionar el sector.
Revoluciones rivales: se produce cuando ninguna de las
propuestas de nuevas tecnologías son compatibles con la
tecnología anterior.
Entonces, llegados a este punto, si nosotros fuéramos
empresarios y fabricásemos videojuegos o módems o
cualquier otro tipo de tecnología, lo que cabría preguntarse
seria ¿cómo ganamos estas guerras para conseguir
sobrevivir en las economías de red?¿Alguien nos da alguna
receta?
A continuación daremos cuenta de los siete activos clave
en los mercados de redes para una empresa, activos que
es preciso fomentar y poseer en su mayor grado, ya que
los mismos activos refuerzan nuestra posición en una
guerra de estándares y fortalecen además nuestra posición
en una hipotética negociación de estándares. Estos activos
son los siguientes: tener el control sobre una base
instalada de usuarios. Poseer derechos de propiedad
intelectual. Capacidad para innovar. Tener la ventaja de ser
el primero. Tener una gran capacidad de fabricación. Tener
fortaleza en los complementos Tener fortaleza en el
nombre de la marca y una buena reputación.
Para salir airoso de una guerra de estándares hay, por
tanto, a nuestro modo de ver tres estrategias que
analizaremos a continuación: las dos primeras son tácticas
comerciales fundamentales y son realizar un ataque
preventivo, donde entra en juego el concepto de
oportunismo, y la segunda, llevar a cabo una gestión de
expectativas, en cambio la tercera sería directamente
intentar evitar esta guerra de estándares entrando en un
posible proceso de negociación, que se supone es lo que
nos llevaría a maximizar el beneficio conjunto y a la larga el
nuestro, según la moraleja del Dilema del Prisionero, pero
en la práctica como estamos pudiendo comprobar no todo
es tan sencillo.
Ataque preventivo: el concepto es sencillo, se debe crear
un liderazgo inicial de forma que debido al feedback
positivo que existe en las economías de red éste juegue a
nuestro favor y en contra de los rivales, es como pensar
que la primera empresa va a tomar la delantera de alguna
forma. De cualquier forma el quid de la cuestión está en
aprovecharse del feedback positivo, ya que debido a las
características de este tipo de mercados, le podemos sacar
gran rentabilidad: el líder ofrece un producto o servicio
siempre más valioso.
Una forma sencilla de llevar a cabo un ataque de este tipo
como estrategia ante una inminente guerra de estándares
es ser el primero en el mercado. Aquí entran en juego otros
dos conceptos: la capacidad de innovación y diseño, que
pueden tomar gran importancia a la hora de obtener una
ventaja por el hecho de ser los primeros.
En definitiva, en este caso en el Dilema del Prisionero,
habríamos valorado más lo que tenemos que ganar a corto
plazo que el beneficio en conjunto del sector en este tipo de
tecnología, y habríamos optado por la opción de "traicionar
al otro preso", por decirlo de alguna manera. Pero hay que
darse cuenta de que esta opción es la que probablemente
casi todos nosotros hubiéramos tomado, ya que "a nadie le
amarga un dulce", pero posiblemente, apelando a la
moraleja del dilema, esta estrategia nos reportaría peores
beneficios y degradaría al sector en esta tecnología a largo
plazo, ya que "la avaricia muchas veces rompe el saco".
Esto es así porque los consumidores estarían pagando en
calidad y precio (peor calidad y encima mayor precio) el
hecho de haber tomado nosotros esa decisión. Además
esto supondría una mala reputación para el sector, ya que
los consumidores pensarían que vaya cara que tienen los
empresarios, y a su vez, supondría una desconfianza tanto
de nuestro rival, por haberlos traicionado, y de los
consumidores, si entramos en una guerra de estándares,
por eso en muchas ocasiones es mejor intentar llegar a
acuerdos porque al final "es peor el remedio que la
enfermedad".
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Gestión de las expectativas: otra opción puede ser tener en
cuenta que las expectativas son un factor clave a la hora de
tomar decisiones siendo consumidor, (si comprar o no una
nueva tecnología), y aprovecharse de ello para realizar una
buena gestión de dichas expectativas.
En este contexto están las empresas que ya tienen una
consolidación fuerte en el sector y que tratarán por todos
los medios de combatir las nuevas tecnologías que vayan
surgiendo, así como estas últimas, que tratarán de
esforzarse por establecer su credibilidad. Una de las
tácticas que se pueden utilizar es el "vaporware",
consistente en anunciar persistentemente un producto
venidero para frenar las ventas de los productos rivales que
están actualmente en el mercado por el mero hecho de
crear expectativas en la gente y de que éstas se contagien,
a veces se llega incluso a crear un cierto "morbo" con el
lanzamiento de un nuevo producto con el fin de aumentar
luego el beneficio de sus ventas. Es destacable que la
forma más directa de gestionar las expectativas es
haciendo acopio de aliados y mediante declaraciones
grandilocuentes sobre la popularidad presente o futura del
producto en cuestión.
Una vez que se considera que la guerra de estándares ha
finalizado, y ondean las banderas de la victoria a nuestro
favor, es recomendable no bajar la guardia, y, por
supuesto, respetar las condiciones de la "firma de paz", ya
sean algunas concesiones etc., pero podemos seguir
actuando de forma estratégica, ya que aunque parezca
agotador, que hasta a nosotros nos lo está pareciendo, en
el mundo de la alta tecnología la guerra no acaba nunca
realmente [12].
Evitar la guerra de estándares: antes de implicarse en una
guerra de estándares, se recomienda, apelando una vez
más a la moraleja del Dilema del Prisionero, tratar de
negociar una tregua y formar una alianza con los rivales
potenciales. Esto es así ya que acordar un estándar suele
dar como resultado un mayor mercado total, como
decíamos antes "el pastel crece" debido al estándar,
haciendo, por tanto, que el pastel a repartir con nuestros
aliados sea mayor. No hay que pecar, pues, de soberbio o
ansioso (oportunista), aunque sean éstas características a
veces demasiado innatas a los seres humanos, y hay que
mentalizarse en muchas ocasiones para cerrar acuerdos
incluso con el enemigo más implacable, claro está que
entra de nuevo los factores confianza y estrategia.
En la fijación de estándares al igual que ocurre en la
diplomacia las alianzas se forman entre potenciales
contendientes con la intención de prevenir una guerra, y no
meramente para que cuajen intereses comunes. En ambas
situaciones, la alianza formante como consecuencia de una
tregua negociada puede constituir una tabla de salvación,
incluso si la alianza es precaria, este es un hecho que
como ya comentábamos anteriormente hay que tener muy
en cuenta a la hora de sopesar si nos compensa entrar en
batalla o no.
Hay que darse cuenta de que una tregua de estándares
es posible siempre que las partes implicadas puedan ganar
más por la vía de la coexistencia pacífica que con una
guerra de estándares, entra, por tanto, de nuevo aquí el
paradigma y los roles del Dilema del Prisionero, todo se
basa en la confianza y en lo que nos cueste ganar o perder
según la decisión que tomemos. Si la colaboración
aumenta los beneficios conjuntos, tiene que haber alguna
manera de acordar una tregua que satisfaga de alguna
manera a las partes, siempre respetando las leyes de la
competencia y antimonopolio, claro está.
Hay numerosos motivos para pensar que una tregua deriva
normalmente hacia unos mayores beneficios (moraleja del
Dilema del Prisionero). Principalmente, si el valor total
creado por la tecnología crece con la estandarización, tanto
proveedores como clientes tienen que poder repartirse este
mayor valor ("pastel"). Si el pastel es mayor, todo el mundo
debería poder obtener una porción mayor, consumidores
incluidos.
Todo esto suena muy bien, pero realmente la primera
dificultad que creemos que se plantea es cómo
mentalizarse de que establecer acuerdos con tus enemigos
me reportará un mayor beneficio, sin estar tentado hacia el
oportunismo y la desconfianza, que a corto plazo y de
manera lógica me va a beneficiar más, y además cómo
estar seguros de que los rivales también están
mentalizados hacia esta postura y no van a
traicionarnos...el dilema se vuelve a plantear. Además
suponiendo que todas estas barreras han quedado
salvadas, surge una nueva dificultad, posiblemente la
mayor de todas: saber cómo repartirse el pastel agrandado
por el estándar. Como ocurre en cualquier tipo de
negociación, en este tipo de acuerdos de treguas todas las
partes necesitan determinar de qué manera y en qué
medida se verían afectadas si estallase "la guerra". Muchas
veces los agentes involucrados pecan de "desconfiados" y
reservan recursos y esfuerzos innecesarios si confiasen
mínimamente el uno en el otro, aunque claro, siempre hay
que cubrirse de alguna manera las espaldas.
Según los activos que posean las dos empresas o
coaliciones implicadas en la inminente guerra de
estándares, las negociaciones pueden modelarse a partir
de las siguientes formas:
Tabla 5: Juego de los estándares en el Dilema del
Prisionero
Como hemos podido comprobar a partir de la tabla anterior,
tres son las formas que puede adoptar la negociación: una
guerra de estándares inevitable, un juego en el que cada
parte trata de imponer su propia tecnología y un juego
asimétrico entre un equipo fuerte que prefiere luchar y uno
débil que prefiere negociar una tregua.
Este es el claro escenario del Dilema del Prisionero, ya que
los agentes que forman parte de él (los presos) resultan ser
estas dos empresas de las que hablamos, una fuerte y una
más débil, además se puede ver la tabla anterior
claramente como la típica y clásica matriz de pagos de
dicho dilema, si le añadiéramos cifras de costes
obviamente, y que hemos explicado anteriormente.
Básicamente se trata de traicionar al otro (luchar) o
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colaborar (querer la tregua y el estándar). Nuevamente la
toma de decisiones resulta ser un compendio entre
confianza e individualismo puro.
Como puede ocurrir en cualquier proceso de negociación,
los agentes que pequen de tenacidad en exceso pueden
llegar a destruir las ganancias mutuas. Por ello se insiste
en que es mejor no ser soberbio y prepararse para aliarse
hasta con nuestro peor enemigo (aunque suene a priori
difícil de digerir) a la hora de establecer un estándar si esto
va a ayudarnos a ambos. Con esto no queremos decir que
no haya que estar en guardia ni ser precavido, claro, y no
hay que olvidar tampoco otra especie de paradoja:
maximizar el beneficio, (Dilema del Prisionero), no significa
maximizar nuestro control sobre una cierta tecnología, ya
que nuestra recompensa será una determinada cuota del
valor total añadido al sector por el establecimiento del
estándar en cuestión.
Ejemplo Microsoft y Netscape.
Se han llenado páginas y páginas y por todos es conocida
las continuas refriegas entre Microsoft y Netscape. Un
ámbito de especial conflicto siempre ha sido su lucha por
los navegadores, que captó el interés hasta del mismísimo
presidente de EEUU de la época, Clinton. Por plantear a
los dos agentes que entran en el juego del Dilema del
Prisionero, diremos que por un lado teníamos a la empresa
que popularizó la idea misma de un navegador de Internet,
la pionera de Internet, la favorita en Bolsa: Netscape
Communications Corporation. Mientras que por otro lado
tenemos al peso pesado de la alta tecnología, el mayor
proveedor de software del mundo, dominante de los PCs,
que intentaba subirse a la cresta de la ola que en ese
momento era Internet: Microsoft. Durante los últimos años,
Microsoft ha intentado por todos los medios sobrepasar a
Netscape, tratando de desplazar Netscape Navigator con
su propia propuesta: Internet Explorer. Ya estaba servida,
pues, la guerra de estándares y la ruleta del dilema
empezaba a girar.
En el momento en el que Microsoft emprendió su "ataque",
Netscape ya contaba con un producto muy superior y
además tenía ya una base instalada de usuarios
satisfechos, aspectos muy relevantes y de que añaden
valor en la guerra. Pero Microsoft por su parte no se
quedaba corta tampoco de activos, ya que como todos
sabemos tenía (y tiene) un prestigioso nombre de marca,
además de un amplio historial de dominio en una
aplicación software tras otra, tenía también el control sobre
el sistema operativo y, a primera vista, recursos
económicos ilimitados para perdurar en la batalla y ser, al
final, quien se llevase el gato al agua.
Si analizamos el sector o el ámbito de los navegadores,
como hemos ido desgranando los gajos de cada escenario
del Dilema del Prisionero, vemos que los usuarios de
dichos navegadores no presentan fuertes externalidades
de red, parece que usar un navegador no requiere
demasiado adiestramiento previo, factor ventajoso para
Netscape Navigator, ya que mucha gente comentaba que
eran muy sencillos de usar. Por tanto las externalidades de
red no son muy altas, casi todos los navegadores
presentan las páginas web con la misma eficacia.
Esta guerra ha sido calificada por muchos expertos en la
materia como una "guerra de trincheras" y no un ataque
directo en "tromba", debido en gran parte a que estas
externalidades de red son débiles. De las infinitas formas
de calificar a esta guerra, nos quedaremos ahora con la
que podemos extraer de la tabla 8 en la que veíamos los
diferentes tipos de guerras: "es una guerra de evoluciones
rivales", donde los consumidores no tienen apenas costes
por cambiar de un navegador a otro. Por intentar ser
optimistas y dar cuenta de que a veces el ser humano deja
de lado sus instintos más primitivos y pone en práctica lo
que hemos venido a llamar "moraleja del dilema",
expondremos de forma breve también algunos casos en
los que Netscape y Microsoft han dejado de lado sus
diferencias para maximizar el beneficio conjunto.
La imperiosa necesidad de encontrar un terreno común y el
hecho de que las empresas habilidosas e inteligentes
puedan, como decíamos, dejar de lado sus diferencias y
colaborar para permitir nuevas tecnologías, puede
observarse en las no siempre fáciles relaciones entre
Netscape y Microsoft, en las que en ocasiones estos dos
enemigos implacables han pactado un estándar común. En
el problema de la protección de la privacidad en Internet es
un claro ejemplo en el que se maximizó el beneficio del
sector en conjunto y cada una tuvo que repartirse el pastel,
que obviamente era mayor después del estándar. Ninguna
empresa pecó de soberbia, pero ambas fueron cautelosas,
¡esa es la actitud, siempre que se pueda claro está!. Otro
caso en que ambas empresas dejaron ver su buena
disposición a colaborar siempre en beneficio del conjunto
(y pensando en el suyo propio también), es el caso de la
seguridad de las transacciones en Internet.
A uno se le viene a la cabeza que si Microsoft y Netscape,
archirrivales donde los haya, pudieron en varias ocasiones
dejar a un lado su habitual enfrentamiento y sus diferencias
en beneficio del sector, evitando así las consecuencias
nefastas que podría ocasionar una guerra de estándares,
¡cualquiera puede!
Por tanto, primero hay que entender donde nos metemos,
la clase de guerra de estándares que se pretende librar a la
hora de la toma de decisiones debemos ver qué ganamos,
pero sobre todo que podemos perder si pecamos de
arrogantes. Un factor importante es la compatibilidad entre
las nuevas tecnologías enfrentadas y los productos
establecidos. Es preferible evitar la guerra, pero si no hay
más remedio que luchar, debemos ser unos buenos
guerreros y aprovisionarnos con las armas adecuadas, que
no son otra cosa, que los siete activos que comentamos
anteriormente.
Parece posible que ser un gran competidor que mire por
obtener el máximo beneficio a título individual no está
reñido con sopesar lo que se gana y sobre todo lo que se
podría llegar a perder si se entra en refriegas y como
consecuencia de ello optar por la opción inteligente y no
siempre fácil de llegar a acuerdos, tragándose uno parte de
su orgullo. Esta idea pasaba una y otra vez por nuestra
cabeza y nos seguía pareciendo tan extraña....¿pero cómo
un competidor nato, cuya principal función es maximizar
sus ganancias y si es posible hundir a gran parte de la
competencia, puede tragarse todo eso y cambiar el "chip"
para hacer caso a lo que nos enseña el dilema?
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Pues es posible y muy recomendable, dado que el
mercado del que hemos hablado no es un mercado
corriente, es substancialmente diferente y entran en juego
novedades que hacen que a veces sea mejor "evitar que el
lanzamiento de una nueva tecnología en la que hemos
invertido tiempo y recursos se hunda o se retrase
demasiado por el mero hecho de no conseguir ponerse de
acuerdo".
8. CONCLUSIONES
Esbozando las primeras conclusiones que se desprenden
de nuestro análisis, podríamos decir que el papel que juega
la Teoría de Juegos en nuestras vidas es de gran
importancia y no debe ser subestimado. Por tanto, se ha
puesto en relieve el hecho de que esta teoría nos afecta
mucho más de lo que uno puede llegar a pensar cuando
estudia este tipo de aspectos en clase.
En particular, hemos visto cómo los problemas que
presentan situaciones similares a las planteadas por el
Dilema del Prisionero, siempre obtendrían un resultado
óptimo si los jugadores buscaran el beneficio del grupo, y
no el beneficio propio. Sin embargo, en la mayoría de estas
situaciones, siempre se obtiene un resultado subóptimo, ya
que los jugadores actúan de una forma egoísta,
perjudicando a su contrincante, pero al mismo tiempo
perjudicándose a él mismo.
No se puede dejar de lado en este paper que también lo
que se ha intentado es también expresar que en realidad la
información no es perfecta, como se presupone en la
"teoría", es decir, que los agentes que se puedan implicar
en la guerra tienen siempre acceso a TODA la información
ni mucho menos, y que este es un factor que también
influye lógicamente cuando se aplican dilemas como estos
a problemas reales. Además los jugadores no son tan
racionales siempre como la teoría los pinta, tampoco tienen
capacidad de cálculo infinita y su posición de poder influye
en el resultado del juego, por tanto, en la vida real hay un
"plus" de factores que se añaden, de ahí su dificultad.
10. BIBLIOGRAFÍA
Para llevar a cabo este trabajo se han consultado diversas
fuentes como ayuda:
[1] Teoría de juegos
http://es.wikipedia.org/wiki/
[2] Teoría de Juegos
http://www.monografias.com
[3] Introducción al Dilema del Prisionero
http://www.redcientifica.com/gaia/dp/pris_c.htm
Axelrod, Robert "La evolución de la cooperación" Alianza
Universidad. 1996
[4] El Dilema del Prisionero
http://es.wikipedia.org/wiki/Dilema_del_prisionero
http://www.eumed.net/cursecon/juegos/presos.htm
[5] Aplicaciones del Dilema del Prisionero
http://www.techtraining.es/revista/numeros/PDF/2010/revist
a_8/57.pdf
[6] La Tragedia de los comunes y el origen del derecho
http://w3.cnice.mec.es/recursos/bachillerato/economia/9/
comunes.htm
[7] Curiosidad Dilema del Prisionero
http://www.youtube.com
[8] Dilema del Prisionero y el Oportunismo
Cooperation, Opportunism, and the Invisible Hand:
Implications for Transaction Cost Theory. Charles W. L. Hill
[9] Qué es un estándar de comunicaciones
http://www.eveliux.com/mx/estandares-de
telecomunicaciones.php
http://www.rae.es/rae.html
[10] Dilema del Prisionero y la Discusión de estándares
http://www.inforules.com
Information Rules: A Strategic Guide to the Network
Economy, Carl Shapiro and Hal R. Varian
Un caso en concreto que nos ha parecido especialmente
interesante y que es sobre el que ha girado este paper ha
sido la aparición del Dilema del Prisionero en la discusión
de estándares de comunicaciones en las economías de
red. Caso en que una vez más se ha puesto de manifiesto
que aunque los seres humanos nos consideremos tan
"complicados" de analizar y que nuestras disquisiciones y
pensamientos tengan tanta complejidad, en el fondo esa
toma de decisiones se reduce a una cosa inicialmente tan
sencilla como puede ser la confianza y el coste (en positivo
y en negativo) que nos cueste decidir A o B.
Como ingenieros que pretendemos ser no tardando mucho,
es preciso que nos familiaricemos con este tipo de
economías, con sus características y sobre todo con sus
peculiaridades, por lo que también hemos hecho notar las
reglas habituales que cualquier economista que se precie
nos pudiera recetar en el ámbito de la toma de decisiones
en lo que concierne a la estrategia competitiva y
empresarial y cómo éstas en este caso no es suficiente en
muchas ocasiones.
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