cuidado de la mano en el juego de la pelota

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cuidado de la mano en el juego de la pelota
Archivos de Medicina del Deporte
Vol. IX –Nº 36. 1992 Págs. 389-399
ORIGINAL
CUIDADO DE LA MANO EN EL JUEGO DE LA PELOTA
Dr. García Pérez, J.G.*, Sr. Solozábal, F.J.**
* Médico del Centro de Medicina del Deporte. Licenciado en Educación Física.
** Pelotari ex-profesional. Entrenador Nacional de Pelota
RESUMEN
El juego de la pelota a mano, deporte ancestral de la zona norte de España, es sin duda la especialidad deportiva en la que más se afecta la
mano debido al continuo impacto de la pelota sobre la misma. Para paliar este problema, el pelotari, de forma empírica, ha ido diseñando un
sistema de protección que minimizase las dolorosas consecuencias de su cotidiana actividad. Se interrogó a los jugadores sobre el diseño de
sus protecciones, al objeto de realizar un estudio crítico sobre las mismas y su influencia positiva o negativa en relación a la patología local
padecida.
Palabras clave : Pelota a mano, Taco protector, Patología, Mano.
RESUMÉ
Le jeu de la pelote basque (à main nue), ancien sport du nord de l'Espagne, est, sans doute, la spécialité sportive où la main devient la partie
la plus touché à cause de l'impacte continue de la pelote contre la main.
Pour pallier le problème, le joueur, de manière empirique, a dessiné un systeme de protection orienté a minimiser les douleureuses
conséquences de son activité quotidiénne.
On a interrogé les joueurs sur le dessin de leurs protections, à fin de realiser une étude critique sur les mêmes et leur influence, positive ou
negative, en rapport avec la pathologie locale soufferte.
Mots clés : Pelote basque, Taquet protecteur, Pathologie, Main.
SUMMARY
The game of pelota (ancestral sport from the north of Spain), is no doubt the sports speciality which most affects the hand due to the
continual impact of the ball it has to bear. In order to solve this problem, the pelotari (pelota player) has been designing in a empirical way a
protective system that minimises the painful consequences of his activity. Players were questioned about their protections design, so as to
carry out a critical study about them and about their positive or negative influence with respect to the local pathology suffered.
Key words : Barehandel, Protections wad, Pathology, Hand.
INTRODUCCIÓN
Si la realización de todo tipo de actividad deportiva
conlleva un riesgo lesional de las zonas anatómicas
más comprometidas (lumbalgias de los halterófilos,
epicondilitis de los tenistas, rodilla del saltador,
etc.), es fácil comprender el futuro de las manos en
un deporte de contacto con un móvil, duro, pesado
y de escaso diámetro, que incide con gran violencia
y de forma casi puntual en la misma zona de la
mano, impacto que se repite cientos de miles de
veces a lo largo de la vida deportiva de un pelotari.
Podemos catalogar este ancestral deporte (de
raigambre fundamental en el País Vasco, Navarra y
La Rioja, donde llega a ser exponente de su cultura
y raíces antropológicas), como aquel de mayor
participación de la mano como estructura funcional
y básica de su práctica. Si en los accidentes y
lesiones del deporte en general, la mano ocupa el
tercer lugar en cuanto a casuística, en este deporte,
se puede asegurar, sin posibilidad de margen de
error, que el 100% de las manos de estos deportistas
son patológicas a los cinco años, a veces incluso
antes, de iniciarse en la actividad.
Es por ello, y en principio naciendo de una
necesidad totalmente natural y de forma
absolutamente empírica, que el jugador de pelota a
mano, ha ido protegiendo ésta, su herramienta de
trabajo, al objeto de minimizar las dolorosas
consecuencias de su diaria actividad.
Por referencias de antiguos jugadores, hemos
podido recabar curiosa información sobre la
evolución de la protección de la mano. Al principio,
se jugaba con la mano desnuda, siendo allá por
mediados de este siglo (1946-48) cuando
encontramos las primeras referencias de colocación
de esparadrapos en las falanges de los dedos, y
posteriormente en las palmas de las manos
cubriendo las zonas más dolorosas; posteriormente,
se van introduciendo recortes de tela de paño bajo
los esparadrapos, hasta mediados de los años
sesenta en que empiezan a utilizarse los tacos de
espuma de PVC, hasta nuestros días en los que se
comienza a detectar la introducción de nuevos
elementos como la venda elástica adhesiva. Toda
una evolución dictada por el descubrimiento de
nuevos elementos que van adaptándose por mera
experimentación personal y popularizándose a
través del comentario entre jugadores.
ortopédica y más orientados a mitigar el dolor que
los invalidantes «clavos» les producen, que a
efectuar una correcta profilaxis de patologías
crónico degenerativas (arteriopatías digitales,
fibrosis neuro-vasculares o procesos degenerativos
osteo-articulares), que les dejan, al final de sus
carreras, importantes secuelas, invalidantes y
definitivas (Figura 1).
MATERIAL Y METODOS
Nuestro propósito en este trabajo no es el de
realizar ningún estudio sobre la patología de la
mano en este deporte, sino una reflexión sobre los
sistemas de protección utilizados y su análisis
anatomo -funcional. Para ello, nos hemos basado en
un estudio-encuesta personalizado, realizado entre
los deportistas más significativos de este bello
deporte, con el objeto, no sólo de recoger su manera
de afrontar el problema, sino sus impresiones y el
conocimiento de su experiencia personal. Hemos
recogido información desde los profesionales más
veteranos, a los aficionados que más destacan, al
objeto de evaluar, si a lo largo de los años de juego,
se producen o no modificaciones significativas de
los sistemas de protección paralelamente a la
aparición de la habitual patología.
A) MATERIAL HUMANO
El estudio fue realizado sobre una población de 64
pelotaris, 33 profesionales (18 delanteros y 15
zagueros) correspondientes a la élite de este deporte
y 31 aficionados (14 delanteros y 17 zagueros) de
los de más alto nivel.
La media de edad fue de 26,8 años (30,5 años para
los jugadores profesionales y 21 ,6 años para los
aficionados),
no
apreciándose
diferencias
estadísticamente significativas entre delanteros y
zagueros de ambos grupos, con una media de años
de práctica de 16,3 años (20,5 para los
profesionales y 10,5 para los aficionados) (Tabla 1).
B) METODOLOGIA
Tengamos en cuenta que todos los sistemas de
protección utilizados son de «fabricación casera»,
diseñados por los propios jugadores en función de
su experiencia en el juego y de la sintomatología
padecida, sin ninguna base anatomo -funcional ni
El estudio fue realizado mediante encuestación
directa personalizada, atendiendo a los siguientes
aspectos fundamentales: preparación de las manos
previa a la colocación de las protecciones, material
utilizado, número de capas de la protección base,
distribución y altura de los tacos (cuando la mano
está sana y cuando la tienen lesionada); para ello, se
les especificó un primer diagrama en el cual se
dividía la mano en tres zonas: zona «a»:
correspondiente a los dedos, con especificación de
falange proximal, media o distal; zona «b»: que
comprendía desde la raíz de los dedos al pliegue
transverso proximal de la palma (zona de vital
importancia), y zona «c»: desde el pliegue
transverso proximal al pliegue carpal distal con
atención a las eminencias tenar e hipotenar y
pliegue longitudinal de la palma (Figura 2); en un
segundo diagrama similar al anterior debían
especificar las variaciones en el caso de patología.
Forma de sujeción de las protecciones. Referencias
sobre patologia padecida (haciendo especial
hincapié en las arteriopatías, el mal de manos y la
hiperqueratosis), su incidencia y prevalencia, así
como las medidas utilizadas para el tratamiento
habitual de estas lesiones. Utilización de
protecciones en los entrenamientos, cuidados
especiales de la mano y protocolos de limpieza a la
finalización de los partidos. Todo ello redactado de
forma clara y en el argot habitualmente utilizado
por estos deportistas.
Los resultados fueron procesados estadísticamente
por similitud de respuesta con especial atención a
las desviaciones entre las conclusiones de
profesionales-aficionados y delanteros-zagueros.
B) PREPARACION DE LOS ESPARADRAPOS
Las tiras de esparadrapo, una vez cortadas, son
calentadas mediante un pequeño hornillo eléctrico
por su cara engomada (fundamentalmente la
primera capa que irá directamente sobre la piel);
este proceso es realizado por un 86%, siendo cerca
de un 60% los que además calientan las capas
restantes; el resto que no calienta ninguna capa
corresponde a aquellos que utilizan pegamento
sobre sus manos. El objeto de calentar los
esparadrapos, es el de procurar una mejor
adherencia a la piel. Un 20%, con mayor incidencia
entre los aficionados, está comenzando a utilizar
venda adhesiva elástica, a la cual recortan los
bordes que no son adherentes, en sustitución del
esparadrapo.
C) PREPARACION DE LA CAPA BASE
RESULTADOS
A) PREPARACION DE LA MANO
Comienza aproximadamente hora y media antes de
cada partido, con el lavado de las manos con jabón
abundante entre una y dos veces al objeto de
eliminar todo residuo de grasa o sudor que pueda
afectar al buen contacto de los esparadrapos, el
jabón es siempre neutro a base de ácidos grasos
neutralizados e hidróxido sódico. Una tercera parte,
completa este proceso con friegas de alcohol, y
alcohol más resina aquellos que van a utilizar
pegamento.
Esta capa es la que se adhiere directamente sobre la
piel y nos hemos encontrado tres formas diferentes
en su distribución: la más frecuente, utilizada por el
44% consta de una capa palmar que sobrepasa los
dedos hasta cubrir la primera falange, más tiras
individuales que se colocan longitudinalmente a lo
largo de los dedos abarcando hasta la falange media
(Figura 3). Como variaciones, encontramos entre
los aficionados más tendencia a prescindir de las
capas longitudinales de los dedos y un 20% de los
encuestados utilizan una capa sobre la palma que no
sobrepasa la raíz de los dedos. Esta es la capa sobre
la que irán pegados los tacos, siendo la más difícil
de adherir, y debe de colocarse con la mano en
hiperextensión forzada.
Sobre esta base, se van colocando otras capas de
esparadrapo y/o venda, entre una y tres, aunque
hemos encontrado jugadores que llegan a colocarse
hasta siete; los zagueros, fundamentalmente en el
campo profesional, tienen tendencia a llevar mayor
número de capas que los delanteros. Los materiales
utilizados son preferentemente el esparadrapo (57
%), la alternancia de capas de venda y esparadrapo
(17%) y la venda adhesiva (15%). El hecho de
acumular varias capas va haciendo que se
difuminen los relieves anatómicos dando lugar a
una superficie palmar más plana y homogénea, a la
vez que se va endureciendo la base. Esta dureza va
a estar mediada por el número de capas de
esparadrapo y/o venda utilizados.
D) LOS TACOS
D1) Material
Forman la parte estructural más importante del
sistema de protección y la que más variaciones
presenta. El 82% de los encuestados utiliza material
de espuma de cloruro de polivinilo de célula
cerrada de 2-3 mm de espesor y una densidad
media de 315 g/cc. Un 12% los entremezcla con
parches porosos y el resto los intercala con
esparadrapo o venda adhes iva. El taco se realiza
superponiendo diversas capas de estos materiales,
lo que hace que sea más o menos denso en función
de las capas de espuma o esparadrapo que
contenga, con lo que llegan a elaborarse de forma
artesanal conglomerados de densidades muy
variadas.
D2) Número de capas
El número de capas que lleva cada taco depende de
las diferentes ubicaciones anatómicas en que van a
ser utilizados. En las falanges proximales de los
dedos, utilizan entre 2 y 3 alturas (65%) y 4 alturas
(17%) estando dividido el resto entre los que sólo
utilizan una altura y los que utilizan 5 y 6 alturas,
apreciándose diferencias significativas entre el
número de capas utilizado por los delanteros (2)
frente a los zagueros (3). La falange media es
menos protegida, sólo un 53% utiliza tacos a este
nivel en un número que oscila entre dos y tres
alturas y sólo un 7% manifestaba proteger 1a
falange distal y no en todos los dedos. Sólo tenemos
en cuenta los dedos II al IV dado que el primer
dedo de la mano no es protegido salvo casos
puntuales; hemos encontrado varios casos, sobre
todo en delanteros, que se protegían con tacos la
cara interna de la falange proximal del dedo pulgar,
debido a las características de su juego,
básicamente para protegerse en la ejecución de los
efectos y carambolas con efecto. En la zona
anatómica que denominamos «b» el mayor número
de alturas de PVC utilizado es de 3 (47%)
siguiéndole en orden de frecuencia con 2 alturas
(22%),1 altura (11 %) y 4-5 alturas (4%), es de
destacar que el 16% restante sólo utiliza venda,
siendo además todos ellos profesionales y
delanteros. En la definida como zona «c», la
mayoría de los encuestados utiliza dos alturas de
PVC y un 15% de ellos no utiliza tacos en la
misma, no encontrándose diferencias significativas
entre zagueros y delanteros.
D3) Distribución anatómica
Dedos (zona «a»). El 97% se colocan tacos en la
primera falange de los dedos II a V, y en general
del mismo grosor que en la zona «b», siendo ya
solamente la mitad de éstos los que se protegen las
falanges medias de todos los dedos y un 17% los
dedos II, III y IV exclusivamente. La tercera
falange apenas es protegida, sólo se ha registrado
alguna protección en un 13% de los encuesta dos y
no de todos los dedos.
Respecto a la forma de sujetar los tacos sobre los
dedos, merece una reflexión aparte dado que estos
deportistas son conscientes de los problemas de
vascularización que conlleva una colocación
desafortunada. Así, el 75% utilizan diferentes
estrategias para paliar este problema entre las que
destacan: formación de un pliegue en la cara dorsal
de los dedos (33%), dejar la sujección «floja»
(38%) o dejar hueco en la cara dorsal (5%). (Figura
4).
Palma (zona «b»). Es la zona anatómica en la que
mayor protección se realiza, debido a que en ella
asienta la patología que más aquejan estos
deportistas y que más les invalida en su actividad
ya que coincide con el lugar de impacto directo de
la pelota.
Dadas las enormes diferencias personales que
pensábamos encontrar, diseñamos un protocolo que
unificase criterios, así precisamos, en primer lugar
el tipo de taco que se colocaban si era individual o
corrido (entero), y entre los que optaban por el
individual si lo colocaban en los espacios interóseos
o sobre las articulaciones metacarpo-falángicas
(sobre los tendones flexores de los dedos) y entre
los que utilizaban taco corrido si era entero o
realizaban algún tipo de manipulación. Reflejamos
los resultados obtenidos en la Figura 5.
La forma más frecuente de colocación de los tacos
protectores,
corresponde
a
los
espacios
interdigitales (51 % de la muestra), es la forma más
habitual entre los aficionados con menos años de
juego (68 %), su distribución se representa en la
figura 5 A con sus dos variantes principales: (A-1)
los que utilizan sólo tres tacos entre los espacios de
los dedos II-III, III-IV y IV-V y (A-2) los que
utilizan tres tacos, abarcando los más periféricos
además del espacio interdigital los tendones
flexores de los dedos II y V. La segunda forma en
frecuencia, corresponde a la representada en la
figura como 8; taco corrido que abarca tanto
espacios
interdigitales
como
las
propias
articulaciones metacarpo-falángicas, con sus dos
variantes principales: (8-1) taco entero o (8-2) taco
abierto dejando libre la zona de la articulación
metacarpo-falángica del III dedo, este sistema es
utilizado por el 43% de los encuestados y es el que
preferentemente utilizan los profesionales (62 %).
El tercer sistema de protección empleado en orden
de frecuencia es el de tacos individuales colocados
sobre las articulaciones metacarpo-falángicas de los
dedos II a V (figura 5 C); este sistema sólo es
utilizado por un 6%.
De todo lo expuesto, se puede apreciar que hay dos
tendencias claras, los que se colocan los tacos sobre
los espacios interdigitales (Figura 6) y los que se
los
colocan
protegiendo
tanto
espacios
interdigitales como articulaciones metacarpofalángicas (Figura 7), siendo despreciable los que se
los colocan sobre las articulaciones dejando libres
los espacios interdigitales.
Respecto a la especialidad, hay mayor tendencia en
los delanteros a utilizar el sistema denominado 8-2
y en los zagueros los sistemas A-2 y 8-2 en igual
porcentaje. Igualmente se aprecia cómo hay
diferencias notables entre la forma de protección de
los aficionados (A-1) y de los profesionales (A-2,
8-1 y 8-2).
E) UNION DE LOS DEDOS ENTRE SI
Un 24% de los encuestados se los sujeta siempre
mediante tiras estrechas de esparadrapo, y un 17%
lo hace alguna vez; de ellos un 18% aducen que es
para proteger los dedos y un 20% para proteger la
palma de la mano. Los dedos que con más
frecuencia se encarcelan entre sí son el II y III y el
II, III y IV.
Es curiosa no obstante la forma que tienen de
sujetarlos, dejándolos unidos pero separados,
formando una especie de membrana interdigital con
el espadrapo (Figura 8).
Palma (zona «c»). La mayoría utilizan tacos
individuales que se colocan de manera muy
aleatoria en función casi siempre de patología en la
zona «b» y siempre como apoyo de aquella siendo
las variaciones más frecuentes la colocación de un
taco suplementario debajo del espacio interdigital
de los dedos II y III cuando en éste no se ha
colocado taco protector, así como circundando las
eminencias tenar e hipotenar (11 %). Un 20% no se
colocan tacos en esta zona. Respecto a la forma de
colocarlos, el 98% sitúa primero el taco y
posteriormente lo sujeta a la base con esparadrapo;
sólo un reducido número va colocándose las
diferentes capas una por una.
04) Sujeción de los tacos
Según van siendo colocados, van cubriéndolos con
capas individuales de esparadrapo de una superficie
mayor que la del taco. Un 64% utilizan únicamente
esta capa, mientras que del resto, un 24% utilizan
dos capas más abarcando todos los tacos y algunos
de ellos hasta 5 capas, siendo ésta la forma habitual
con que queda fijado el bloque protector. Un 54%
coloca además tiras de esparadrapo entre los surcos
interdigitales (Figura 4) y apenas un 4% utiliza tiras
transversales de la palma al dorso de la mano.
F) RENOVACION DE LAS PROTECCIONES.
A pesar de su complicado y elaborado proceso, el
90% utilizan una protección nueva en cada partido,
sólo un 10% conservan la misma durante varios
partidos, aduciendo que juegan más a gusto con los
tacos «más prietos» (mayor densidad).
Asimismo el 90% de los jugadores se colocan en
los entrenamientos sistemas de protección iguales
que en los partidos, utilizando un 50% pelotas
iguales que las de juego, un 20% pelotas duras
«sobadas» y un 30% pelotas más blandas.
VARIACION DE LAS PROTECCIONES EN
FUNCION DE LA PATOLOGIA
La exposición anterior ha sido referida a la
protección habitual de una mano sin patología
aguda, no obstante, la patología de la mano de estos
deportistas es frecuentísima y en consecuencia en
muchas ocasiones se ven obligados a jugar con
problemas lesionales, siendo la patología más
frecuente el denominado «clavo», «Itziar» o
«sobrehueso»
(fibrosis
peri-neurovascular
hiperqueratósica, a veces incluso con quistes
epidermoides, situada generalmente delante del
segundo dedo sobre la articulación metacarpofalángica), ésta es una patología sumamente
dolorosa de tipo puntiforme que llega a hacerse
intolerable, por lo que los pelotaris utilizan
diferentes estrategias para que el golpeo de la pelota
no tenga una repercusión directa sobre la zona.
Así, encuestados los pelotaris sobre sus sistemas de
protección cuando estaban afectos de este
problema,
recogimos
las
siguientes
consideraciones:
apoyada sobre los tacos adyacentes a modo de
puente sobre el mal.
Además de todo ello, el 57% utiliza AINE por vía
oral, un 42% masaje de la zona, un 32% baños de
agua con sal y el resto, los remedios más
variopintos, desde los emplastos de berbenas a la
laserterapia. Como medidas de tipo técnico durante
la fase aguda, suelen realizar peloteos suaves
diariamente como efecto analgésico o de masaje,
aduciendo que con ello les mejora notablemente la
sintomatología, en ocasiones (40%) sin utilización
de tacos y usando pelotas duras (pelota de Cipri), y
un 25% pelotas más blandas (bollos).
Respecto al resto de la patología frecuente que
padecen y las medidas tomadas, el 73% padecía
problemas de riego en alguno o varios de los dedos
pero no refirieron medidas especiales en cuanto a
los sistemas de protección, únicamente cuidados de
tipo general: masaje diario (38%), baños de agua
fría y caliente (23%), vasodilatadores (20%), baños
de agua caliente (16%), crioterapia (12%) y
laserterapia (12%).
Respecto al método que consideran más adecuado
para «endurecer» la mano, refieren realizar peloteos
diarios, incluso con la mano desnuda, calentar
adecuadamente, masaje o el trabajo habitual como
medidas «endurecedoras» .
El 80% utiliza mayor altura de tacos protectores
(entre una y dos alturas más de lo habitual), lo que
hace una protección mucho más «blanda». El 100%
deja un hueco sobre el punto doloroso, reforzándolo
con tacos por detrás (68%) y por delante (60%)
(Figura 9). Un 40% son partidarios de no dejar sin
tacos la zona que corresponde a todo el trayecto del
tendón flexor de los dedos afectados; como vemos,
no se aprecia una sustancial modificación en cuanto
a la distribución de la protección, sino que la base
de la misma se fundamenta en aumentar el grosor
de la misma y en dejar libre la zona afectada al
objeto de que se establezca una zona sin contacto
directo con la pelota. Como curiosidad, en el campo
de aficionados, un 36% utilizan una chapa de metal
Otras patologías frecuentes son las hiperqueratosis
sobre la articulación metacarpo-falángica del II
dedo. Se presentan según nuestra encuesta, a partir
del 9º año de juego (en nuestro estudio un 58% ya
la tenían), apareciendo con más precocidad en los
zagueros, debido al mayor número de pelotazos que
soportan. A pesar de ser un problema más estético
que doloroso, el pelotari le concede un gran
cuidado, limpiándoselo de forma habitual y con una
periodicidad desde el cuidado diario (7%) al
cuidado cada dos o tres semanas (75%), mediante
raspado con cuchilla o piedra pómez (80%); esta
preocupación es debida a la frecuente
sobreinfección que refieren haber padecido un 43%
y que hubo de ser abierta para su limpieza, entre 1 y
tres veces, a la mitad de ellos.
DISCUSION Y CONCLUSIONES
La primera conclusión válida es la del casi total
desprecio del pelotari y de sus mentores, de toda la
patología crónico-degenerativa resultante de su
actividad y que a lo largo de su vida profesional va
a dejar importantes secuelas invalidantes: artrosis
postraumáticas con desviaciones axiales de las
falanges (fundamentalmente de la segunda y tercera
del V dedo); hipertrofias óseas; enfermedad de
Dupuytren;
procesos
isquémicos
crónicos
(arteriopatías digitales), etc. Centrando toda su
atención en mitigar el dolor agudo del «clavo».
Para esta aseveración nos basamos en el análisis de
la colocación de las protecciones:
que engloban desde el II al V metacarpiano (Figura
10 A), con lo que se consigue un efecto de
almohadillado sobre la propia anatomía de la mano
de forma que el impacto de la pelota se recibe
amortiguado y la distribución de fuerzas al no ser
tan puntual produce una menor afectación de las
estructuras anatómicas subyacentes. No obstante y
dado el elevado número de partidos que disputan, el
doloroso clavo termina por aparecer, y el recurso es
dejar libre (hueca) la zona donde se encuentra el
mal y aumentar la altura de los tacos que rodean a
esta zona a la vez que colocan refuerzos delante y
detrás del mismo, con lo que mecánicamente
volvemos .a la misma situación que al principio; el
impacto de la pelota, vuelve a centrarse sobre los
tacos que hacen apoyo en los espacios interóseos y
la distribución de fuerzas a afectar nuevamente a las
formaciones arterionerviosas (Figura 10 C).
Si analizamos la tercera posibilidad, la de los
jugadores que colocan sus «tacos» sobre las
cabezas de la articulación metacarpo-falángica, las
estructuras
neurovasculares
quedan
mejor
protegidas pero el impacto incide sobre las vainas y
tendones de los flexores, que son «machacados»
contra la cabeza de los metacarpianos, lo que
acelera la aparición del temido «clavo» y
consecuentemente obliga al pelotari a modificar la
protección.
Bajo la zona de mayor impacto de la pelota, hay
estructuras anatómicas tan importantes como el
arco palmar superficial y origen de los ramos
digitales palmares comunes de la arteria cubital,
nervios digitales palmares comunes del mediano y
sus bifurcaciones, tendones flexores de los dedos
con sus vainas tendinosas y las articulaciones
metacarpo-falángicas de los dedos II, III y IV
donde debemos destacar la prominente cabeza de
los metacarpianos, que actúa a modo de «cuchillo»
de adentro-afuera en cada golpe de la pelota, sobre
la zona, apenas protegidos por unos tenues
músculos lumbricales y la aponeurosis palmar.
En el inicio de la práctica del juego, en aficionados,
la tendencia es a colocar los «tacos» en las zonas
interdigitales, encima de la bifurcación de los vasos
y nervios digitales palmares (Figura 10 B) con lo
que los traumatismos inciden de manera puntual
sobre los mismos, dando lugar a toda la cohorte
patológica definida por el Dr. Laporte. Esta
anacronía es responsable de las arteriopatías y
neuropatías digitales, que consideramos la patología
más severa de la mano de estos deportistas, aunque,
y debido a sus manifestaciones clínicas insidiosas y
tardías, el pelotari no le conceda demasiada
importancia en lo que a su prevención se refiere.
Posteriormente (con más asiduidad en el campo
profesional), la tendencia es a colocar tiras de tacos
Apreciamos que los delanteros llevan menos altura
en sus tacos que los zagueros, en consecuencia
menor protección. Sin embargo, la prevalencia
lesional en ambos es similar, ello es debido a que el
delantero golpea la pelota menor número de veces y
con menos violencia que el zaguero.
El hecho de que la protección (en número de capas)
sea similar tanto a nivel de la primera falange como
de la zona «b» (correspondiente a las articulaciones
metacarpo-falángicas), se debe a que el pelotari
busca la formación de una base de contacto lo más
homogénea posible, en la que queden disminuidos
al máximo los relieves anatómicos, no obstante la
mayoría de ellos suelen hacer un corte de la
protección (cuando ésta es de taco corrido) bien a
nivel del espacio interóseo II-III o III-IV al objeto
de poder plegar ligeramente la mano en forma de
cuchara de forma que la pelota «entre» como en
una cazoleta y pueda salir en la dirección adecuada.
Un buen número de jugadores se sujeta los dedos
entre sí (siempre que tienen patología en la zona),
aunque aducen en algunos casos es para proteger
los dedos y en otros para proteger la palma; la
justificación preventiva puede estar en que las tiras
de esparadrapo que sujetan estos dedos aun siendo
muy laxas mantienen una disposición de la mano
que evita que la pelota impacte directamente en la
zona dolorida; en lo que se refiere a las tiras de
esparadrapo de la capa base que se colocan
longitudinalmente sobre la cara palmar de los
dedos, puede justificar una cierta protección de
éstos de cara a la subluxación y esguinces de las
articulaciones en un golpe mal efectuado.
Basándonos un poco en nuestra propia experiencia
sobre la metodología utilizada en otros deportes
(baloncesto, balonmano o voleybol) cuando hay
pequeños esguinces de las articulaciones
interfalángicas,
sugeriríamos
como
medida
preventiva a estudio, la colocación de estas bridas
laterales que de alguna forma podrían incidir de
manera positiva sobre las desviaciones axiales de
las falanges dista les de los dedos de estos
deportistas, estigma auténtico de los mismos.
Al margen de las comentadas protecciones, los
deportistas no realizan ningún tipo de tratamiento
preventivo antes o después de los partidos salvo
discretas medidas fisioterápicas de poca
efectividad.
Creemos que los sistemas de protección actuales no
son profilácticamente válidos y que el futuro de las
manos de estos deportistas es oscuro e incierto
mientras no se desarrollen los sistemas que,
permitiendo un desenvolvimiento normal del juego,
protejan las estructuras anatómicas implicadas. Hay
que procurar el diseño de una protección donde las
cargas sean repartidas y no puntuales, mediante un
sistema de densidad absorbente, que fuera
redistribuyendo el golpe de la pelota a la vez que
disminuye su intensidad por el reparto de las cargas
y por la absorción elástica. En la figura 11 hemos
querido representar tres supuestos teóricos de
sistemas de absorción de fuerzas: A) taco de
densidad uniforme; «B» y «C» tacos de tres
densidades uno creciente y el otro decreciente.
Mecánicamente, parte de la fuerza incidente, va a
ser absorbida por la propia elasticidad del material
(en función de su densidad), con lo que la fuerza
residual será inferior a la fuerza incidente. Aun
suponiendo que la fuerza residual fuera la misma en
los tres casos, desde el punto de vista biomecánico,
el de mayor efectividad sería el de densidad
decreciente (supuesto B), dado que la máxima
absorción del impacto se realizaría en la zona de
contacto con la pelota, en contra del supuesto C en
el que se realiza en la zona de contacto con la
mano. Este es un supuesto elemental, base teórica
de estudio que proponemos como reflexión para
procurar un sistema en el que el impacto sea
mínimo sobre cada una de las estructuras
anatómicas implicadas.
Para ello, es necesario que tomen conciencia de este
tema desde los deportistas, siendo más conscientes
de la patología degenerativa que les espera, de los
federativos y entrenadores proponiendo la
modificación de las pelotas, menos «vivas» y
pesadas y de mayor diámetro y menor dureza (lo
cual entre otras cosas embellecería el juego), y
finalmente de los médicos y ortésicos diseñando
elementos de protección anatómicos y funcionales,
que sin impedir el desarrollo de la habilidad de este
deporte, minimicen el riesgo lesional. Siempre, con
el permiso de las reglamentaciones pertinentes.
En consecuencia, desde un punto de vista
anatomofuncional, la protección que menos dañaría
a estos jugadores sería la de taco entero corrido,
dado que es la que mejor mantiene la estructura
anatómica de la mano y en la que el reparto de
cargas del impacto es menos puntual.
Inconveniente: que resta movilidad a la misma.
Si no, seguiremos viendo cómo los niños que se
inician en las escuelas, terminan cambiando
indefectiblemente la mano por la herramienta e
iremos asistiendo a la desaparición de uno de los
más viriles y hermosos deportes autóctonos de
nuestro país.
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Dirección para correspondencia
Centro de Medicina Del Deporte
Gran Vía, 61-63, 6º M
26002 LOGROÑO

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