historia - Esenios

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historia - Esenios
HISTORIA
Esta historia se remonta a la Comunidad de los Esenios y sus orígenes místicos nacen en Ur,
según las palabras de los antiguos Gameine (maestros), los que decían que sus enseñanzas
surgieron a partir de la unión de dos civilizaciones: la tribu de Set y los Kalum («los que
llegaron del Cielo a través del mar»).
En el tiempo en que los hombres se corrompieron, existía la familia de Mishadam (Adán) y
Nesheba (Eva). Ellos vivían con luz y sabiduría de Dios (Chusa) y bajo su ley legítima dada a
los primeros hombres. Así, los descendientes de Mishadam y Nesheba mantuvieron estos
principios, establecidos con la primera alianza entre estos primeros Maestros (Gameine) y
Dios (Chusa).
Dios (Chusa) bendijo a la familia de Mishadam (Adán) y Nesheba (Eva) con un hijo al que
pusieron por nombre Mishabem (Abel). Él creció bajo los principios y valores de la ley, bajo
tres principios fundamentales: el AMOR, la PAZ y la UNIÓN entre todos los seres de la tierra.
Mishabem, como su padre, fue pastor de ovejas y cuidaba con mucho amor a su rebaño. Era
un hombre justo. En las noches su padre le impartía las enseñanzas y siempre discutían un
tema.
En este tiempo de desorden existía la familia de Laín (Caín), quien era el hijo mayor y tenía
dos hermanas mellizas. Esta familia era una de las que vivía bajo la ley de la fuerza y el
odio. Laín trabajaba la tierra cuando quería, y más bien trataba de robar a otros sus
cosechas. Por aquellos tiempos gobernaba —por ser la más fuerte— una de las tribus cuya
cabeza de familia le llamaban Mirran (que significa hombre gigante). Este hombre obligaba a
las demás tribus entregarles un tributo que consistía en lo mejor de lo que ellos producían, y
al que no cumpliera con eso se le castigaba fuertemente.
Llegó el tiempo en que Mishadam (Adán) y Mishabem (Abel) llevaron lo mejor de su rebaño.
También Laín (Caín) llevó su tributo. Primero se acercó Mishabem (Abel) y entregó su tributo
a Mirran, quien recibió con mucho agrado las ovejas pues éstas eran hermosas y gordas.
Luego le tocó a Laín (Caín) cuyo tributo era tan pobre y en mal estado que provocó la ira de
Mirran, motivando que éste ordenara castigar a Laín (Caín). Mientras éste era castigado
miraba fijamente y con todo su odio a Mishabem, a quien le echaba la culpa de lo sucedido.
Pasaron unos días y Laín (Caín) buscó la manera de acercarse cuando Mishabem (Abel)
estuviera solo y desprevenido y lo mató por la espalda, haciendo cumplir su odio.
Mishadam (Adán) y Nesheba (Eva) al ver que se demoraba su amado hijo lo buscaron hasta
que lo encontraron tirado en el suelo rodeado de algunas de sus ovejas que estaban echadas
cerca de él, como sintiendo la pérdida de quien las trataba con amor. Nesheba (Eva) se tiró
sobre el cuerpo de Mishabem (Abel) y lloró desconsoladamente. Mishadam (Adán) se postró
de rodillas y elevó su rostro al cielo buscando una explicación a lo sucedido.
Nesheba (Eva), en ese momento de dolor, se apartó del camino de Chusa (Dios) y abandonó
a Mishadam (Adán). Después de varios días de buscar a Nesheba (Eva) logró encontrarla en
una de las tribus de la montaña que la habían encontrado casi muerta. Mishadam (Adán)
tuvo que pagarles con tributos para que se la dieran, logrando llevarla a su hogar. La sanó y
cuidó con mucho amor, y le hablaba hasta que ella volvió a tomar el camino de Chusa
(Dios). Pasado un tiempo, tuvieron a su otro hijo en quien reencarnó Mishabem (Abel) y le
llamaron Mishsetem (Set). La llegada de este hijo les devolvió la alegría y lo criaron bajo los
mismos principios de amor. Tuvieron otros hijos e hijas y la familia creció como una
bendición.
Ya viejo, Mishadam se acercó a un cerro —el cual se iluminó completamente— y la voz de
Chusa (Dios) se dejó escuchar: «De tu hijo amado Mihsetem (Set) nacerá tu descendencia,
al que le entregarás la responsabilidad de la verdad y la Luz. Debes nombrarlo Patriarca de
tu tribu porque tus días están por terminar y todos los de tu familia deben saber que tú lo
has nombrado». Mishadam (Adán) cumplió la voluntad de Dios (Chusa) y nombró Patriarca a
su hijo Mishsetem (Set).
Cada día crecía más la tribu de Mishsetem (Set), y vinieron tiempos de prosperidad para esta
familia. También los miembros de otras familias se acercaron a Mishsetem (Set) y pidieron
ser miembros de su tribu porque él era muy sabio y la guiaba con justicia y sabiduría, Un día
cuando estaba Mishsetem (Set) con varios de los suyos se apareció un objeto luminoso del
cual aparecieron unos hombres muy parecidos a ellos. Cuando Mishsetem (Set) y los que lo
seguían vieron esto exclamaron: ¡Kalún! («los que llegaron del cielo»). Los Kalún eran seres
muy evolucionados y se quedaron en la tribu de Mishsetem (Set), estableciendo una
comunicación basada en lazos fraternales. Fue así que ambas civilizaciones se unieron y
fusionaron sus conocimientos. La tribu de Mishsetem (Set) —conocedores del mundo de los
hombres y la creencia en Dios (Chusa)— y los Kalúm aportaron el conocimiento del Universo.
Entonces deciden nombrarse a partir de ese momento: Esenim (Esenios) «las manos sabias
que traen el buen mensaje». Desde ese instante empezaron a formarse los primeros
Maestros y deciden, por voluntad de Dios (Chusa), que se entreguen estos conocimientos a
los primogénitos espirituales, que son espíritus de gran conocimiento. Y desde los primeros
tiempos, surge el oráculo (Mínsalo).
Estas enseñanzas pasan a Mishenom (Enos) hijo de Mishsetem (Set), y de Mishenom a su
hijo Mishaniam (Cainán) quien confirma la alianza por primera vez. De Mishaniam pasó a su
hijo Mahalaleel, de Mahalaleel a su hijo Jared, de Jared a su hijo Matusalén, de Matusalén a
su hijo Lamec, de Lamec a Mahalaleel, de Mahalaleel a su hijo Enoc, de Enoc a Mishoem
(Noé) y de éste a su hijo Mishesem (Sem) quien confirma la alianza por segunda vez.
Sem tenía cinco hijos en ese entonces, pero le transmite los conocimientos esenios a su hijo
Arfaxad. De Arfaxad pasó a su hijo Cainán, de Cainán a su hijo Sala, de Sala a su hijo Heber,
de Heber pasó a su hijo Peleg, de Peleg pasó a su hijo Ragau, de Ragau pasó a su hijo
Serug, de Serug pasó a su hijo Nacor, de Nacor pasó a su hijo Taré, y de Taré a su hijo
Mishraham (Abraham), quien entrega su testamento a su hijo Mishsaam (Isaac), quien
confirma la alianza por tercera vez, y le dice: «Hijo mío guarda el secreto del Mishlem
(testamento de Abraham) y dadlo a tus primogénitos de luz hasta el tiempo de la
comunidad».
De Mishsaam (Isaac) pasó a su hijo Mishacob (Jacob) y de éste a Mishonem (José), de
Mishonem a su hijo Misheratim (Efraín), y de éste a su hijo Zabad. De Zabad a su hijo Eser,
de éste a su hijo Gatam, y de Gatam a su nieto Homám. De Homám a su hijo Itrán, de éste
a su hijo Zaavan, y de éste a su hijo Obed. De Obed a su hijo Isaí, de éste a su hijo David, y
de éste a su hijo Salomón. De Salomón a su hijo Roboam, de Roboam a su hijo Abías, de
Abías a su hijo Asa, de Asa a su hijo Josafat, de Josafat a su hijo Joram, de Joram a su hijo
Ocozías, de Ocozías a su nieto Amasías, de Amasías a su nieto Manasés, y de éste a su hijo
Amón. De Amón a su hijo Josías, de Josías a su hijo Johanam, de Johanam a su hijo Joacim,
de Joacim a su hijo Sedequías, de Sedequías a su hijo Salud, de Salud a su hijo Joacim, de
Joacim a su nieto Jeconías, de Jeconías a su hijo Asir, de Asir a su hijo Zorobabel, de
Zorobabel a su hija Selomit, de ésta a su hijo Zefo, de Zefo a su hija Lotán, de Lotán a su
hijo Jaalam, de Jaalam a su nieta Timna, de Timna a su hijo Omar, de éste a su bisnieto
Fares, de Fares a su hija Mehetabel, de Mehetabel a su nieto Amalec, de Amalec a su hijo
Esbán, de Esbán a su nieto Disón, de Disón a su hijo Esrom, de Esrom a su hijo Arán, de
Arán a su hijo Temán, de Temán a su hijo Isaí, de Isaí a su hijo Cenaz, de Cenaz a su hijo
Fares, de Fares a su hijo Sobal, de Sobal a su hija Ana (madre de María), de Ana a su hija
María, y de María a su hijo Jesús quien confirma la alianza por cuarta vez.
Los Esenios se componen de varios grupos y se asentaron en varios lugares. Los de Ur en
Mesopotamia, los de Damasco en Siria, los de Qumrán en las cercanías del Mar Muerto, en
Egipto y en otros lugares. Todas estas ramas nacen de «las manos sabias que traen el buen
mensaje».
Las principales enseñanzas de los Esenios se basaban en todo el conocimiento de las
encarnaciones. Así, cuando una persona pedía ser admitida dentro de la Comunidad se
consultaba el oráculo (Minsalo) y por éste se determinaba quién había sido esta persona en
vidas anteriores y en qué nivel se encontraba en esta vida actual. Entonces tenían un
período de purificación espiritual. Luego pasaban al Bautizo Esenio, después por los niveles
de progreso y finalmente por los niveles de Maestría.
Así entraban las personas en los círculos internos y externos del conocimiento hacia la
verdad del universo. Los círculos internos en esencia se dedican al perfeccionamiento acerca
del universo y todo lo referente a la existencia de las enseñanzas recibidas desde antes.
Mientras que la función principal de los círculos externos se manifestaba como beneficencia,
ayudando a todos cuantos podían: los antiguos compraban esclavos para luego liberarlos y
muchos de ellos se quedaban dentro de la comunidad. Inclusive en diferentes momentos a
partir de la existencia de los Esenios.
Los Esenios desarrollaron enseñanzas poco comunes para los tiempos en que vivieron. Cada
cierto tiempo alguno de los maestros salían para diferentes zonas y países a enseñar estos
conocimientos, entre los que figuraba sanar a los enfermos física y espiritualmente. Entre
ellos se puede mencionar a los Maestros Juan el Bautista y el Maestro Jesús.
El círculo interno de la orden tenía la costumbre de consultar su oráculo (Mínsalo) cada
nueve días. Es así cómo se dan cuenta de un eminente peligro: el anuncio de que los
romanos acabarían con todos ellos a partir de la crucifixión del Maestro Jesús.
Debido a esta predicción es que este grupo de Esenios decide trasladarse a Egipto, a la
península de Sinaí donde se establecen y este conocimiento pasa de generación en
generación, hasta que en el año 1441 nace un niño, descendiente de estos Esenios al que le
ponen por nombre Kapet. Este niño crece bajo los principios y al amparo de los Maestros
espirituales de la comunidad, recibiendo las enseñanzas. A los 33 años ya como Maestro se
le encomienda a él junto con ocho maestros: Misheleum, Misheleem, Mishletum, Mishelesam,
Mishelesom, Mishelesem, Misheletam, Misheletom, en salvaguardar los conocimientos
Esenios hasta los tiempos posteriores. Los Maestros espirituales les dan las pautas de
guiarse por el séptimo rayo luminoso para llegar a tierras conocidas por los antiguos
Maestros Esenios según las enseñanzas, donde se decía que todo había terminado y donde
todo debería comenzar nuevamente. Este sería un lugar de reencuentro, y este rayo los
llevaría a una tierra donde se guardarían estos conocimientos y luego se trasladarían a otra
tierra donde iniciaría todo nuevamente para preparar los tiempos de luz. Estos nueve
maestros guiados por Kapet asumieron la responsabilidad. Ellos empiezan su camino bajando
por el río Nilo, y siguiendo su curso, atraviesan Sudán. Haciendo un recorrido llegan a
Nigeria, allí construyeron una embarcación con la ayuda de los nativos, proporcionándola de
lo necesario para el largo viaje. Esto les toma a ellos 14 años. Conociendo la trayectoria que
debían tomar, deciden zarpar, y salen navegando por la costa occidental de Nigeria
utilizando los vientos planetarios del nordeste y vientos alisios del hemisferio sur
atravesando el Océano Atlántico. En esta travesía mueren algunos de los tripulantes que los
acompañaban. Al llegar a América del Sur se acercan a las costas de lo que hoy conocemos
como Brasil. Desde allí, utilizando las corrientes marinas y sus derivas logran llegar al
Caribe, pero los atrapa una fuerte tormenta que destruye la embarcación, desapareciendo
todos. Sólo quedó el principal Sacerdote nombrado Kapet quien logró llegar a las Antillas
Mayores, a las costas orientales de Cuba aproximadamente en el año 1448 a la edad de 47
años. Allí es rescatado por un indio que al divisarlo logra sacarlo hasta la orilla, donde
permanecen varios días, hasta que logra revivirlo y luego lo lleva para su choza, donde se
recupera definitivamente. El indio le enseña su lenguaje y le explica que vivía aislado del
resto de las tribus. Cuando Kapet se recupera, utiliza el oráculo (Mínsalo) el cual le dice que
ese lugar era la tierra que ellos buscaban y que algunos de los sacerdotes que venían con él
estaban vivos pero que habían llegado a otras costas en otros lugares del Caribe. Que cada
uno tomaría un rumbo, pero que en algún momentos sus seguidores se unirían a los suyos
creando una sola COMUNIDAD.
Al pasar el tiempo, Kapet convierte al indio en sacerdote (Gameine). Poco a poco los
habitantes de las diferentes tribus se fueron acercando a ellos y así convierte a nueve de
ellos en sacerdotes (Gameine) y a nueve de las mujeres en sacerdotisas (Araim), siguiendo
los principios de las enseñanzas de los Esenios. Paulatinamente, fue ganando en seguidores
por su prestigio. Los sacerdotes de las diferentes tribus se unieron en su contra porque la
gente ya no creía en ellos, al darse cuenta de las mentiras y las falsedades de éstos para
poder someterla. Entonces estos sacerdotes deciden capturar a Kapet porque pretendían
hacerle un ritual para quedarse con su poder. Él se deja capturar, porque así estaba
profetizado por los maestros espirituales (Lagí) en tiempos de Egipto, que decían que por la
maldad de los falsos sacerdotes iba a morir para poder vivir para siempre y que en algún
momento sus seguidores se multiplicarían y al unirse de nuevo conformarían su cuerpo y
este cuerpo uniría a todos. Que esta experiencia serviría para realzar su existencia y los
pondrían al servicio humanitario del mundo, practicándolos con humildad, sencillez en la
templanza y la equidad de la pureza sumándolo a una gran verdad, difícil de poder
exterminar.
Los sacerdotes al tenerlo prisionero lo llevaron para un lugar apartado donde nadie lo viera y
allí lo entierran vivo y le pusieron dos guerreros de su tribu para que lo custodiaran hasta su
muerte, supuestamente para tomar de Kapet su sabiduría y fuerza espiritual, atrapando el
espíritu en la tierra, a través de un ritual.
Estos brujos tenían la intención de atrapar el espíritu de Kapet para que no pudiera
reencarnar más y no pudiera cumplir con el legado dado por Chusa, de traer la luz a los
futuros tiempos de este planeta.
Pero la bendición y perseverancia de sus discípulos por encontrarlo y liberarlo hizo posible
que esto no se cumpliera.
Después de la captura de Kapet por estos brujos se notó su ausencia. Ya se sabía que esto
podía ocurrir debido a las constantes amenazas que recibían los discípulos de Kapet y él
mismo. Cuando sus discípulos notaron su ausencia, salieron en su búsqueda, se dividieron en
varios grupos entre los que se encontraban las Araim. Ya era el noveno día cayendo la tarde,
cuando tres de las Araim: Araimka, Araimpa y Araimko, sintieron la voz de dos hombres
entre la espesa selva. Se acercaron cuidadosamente y vieron a través de las ramas a dos
guerreros. Es ahí cuando la Araimka, mira al suelo y descubre que allí estaba su amado
maestro enterrado hasta el cuello, aparentemente casi muerto. Los brujos esperaban la
muerte de Kapet y hacían tiempo a que fuera las 12 de la noche para comenzar el ritual. Las
tres Araim se ponen de acuerdo, Araimko conocedora de todas las plantas y sus
propiedades, prepara una bebida y se la entrega a Araimka, quien aprovechando su
esplendorosa belleza se aproxima a los dos guerreros, ellos se sorprenden al verla pero
también quedan hipnóticos ante tanta belleza. Ella los convence de que después de tanto
tiempo deberían refrescar su garganta con esa bebida y tenerla después, ellos se rinden ante
ella y beben. A los pocos segundos caen dormidos en un profundo sueño. Rápidamente
Araimpa y Araimko se aproximan a Kapet. Araimpa, quien representa a la vida, rápidamente
le da de beber un agua especial, lo sostiene por la cabeza le abre la boca y deja correr esa
agua hacia la garganta de Kapet, mientras las tres Araim oran a Chusa y Kapet da un fuerte
suspiro y abre los ojos, llegan los demás discípulos y crean una camilla con hojas y una rama
y cargan el cuerpo resucitado de Kapet por la Araimpa.
Después que se marchan las Araim con Kapet, los dos guerreros se despiertan y no ven el
cuerpo de Kapet. Ellos se empiezan a echar la culpa el uno al otro y se enfrentan matándose
el uno al otro. Aparecen los brujos para hacer el ritual y se encuentran con los dos guerreros
muertos y no ven el cuerpo de Kapet, maldiciendo y discutiendo entre ellos, deciden
emprender una búsqueda por toda la selva, sin resultado alguno.
Al otro día, las Araim junto a los demás discípulos se esconden en una cueva que quedaba
debajo de una cascada y tratan de reanimar a Kapet. Poco a poco Kapet se va recuperando
pero su organismo está muy dañado. Pasa el tiempo y logra levantarse y sigue con sus
enseñanzas; se corre la voz de que está vivo. Los brujos mandan a sus guerreros a buscarlo,
pero siempre desaparece en medio de la selva. Los guerreros empiezan a crear leyendas de
Kapet y lo ven como un ser sobrenatural. Kapet un día decide decirles a sus discípulos que
iba a desencarnar ya que su materia no aguantaba por más tiempo, debido al daño físico que
sufrió. Se reúne con todos los discípulos y les da la buena nueva.
“Muy amados míos, hoy la luz del infinito llega a mí, para ir donde EL. No os aflijan porque
volveré nuevamente, y allí nos reencontraremos. Los discípulos de mis hermanos que
llegaron conmigo también crecen en virtud, la voz llegará por esta unión y nos indicará que
estamos en el tiempo y lugar adecuado. Todos se unirán en una sola esperanza y cuando
esto ocurra, estaré y no se darán cuenta que estoy entre ustedes, porque mi llegada no será
anunciada para que ningún mal alerte mi presencia. Os juntaré en una sola voz para hacer el
llamado de Amor, Paz y de Unión, el que les permitirá uno por uno ver mi presencia.
Siempre vean en sus corazones y busquen en sus hermanos la salvación de ustedes mismos.
Así como hoy me han buscado y salvado, os convoco para que mañana hagan esto con sus
hermanos, búsquenlos donde quieran que estén, sálvenlos y muestren paciencia con ellos. A
algunos les tomará tiempo entender, otros estarán expuestos al mal, muchos estarán
perdidos, pero el llamado de vuestros corazones será tan fuerte que hará palpitar el corazón
de esta vuestra tierra, el tiempo de luz favorecerá la obra comenzada desde los tiempos de
los tiempos”.
Finalmente muere a los nueve días en 1490 a la edad de 49 años. A partir de ese momento
sus seguidores fueron perseguidos y casi exterminados, quedando solamente uno, que logra
escapar ocultándose muy lejos de ese lugar, manteniendo en secreto los conocimientos que
aprendió. Estos conocimientos Esenios fueron transmitidos de generación en generación. Así,
el secreto de la existencia de esta Comunidad de los Esenios pasó a sus descendientes,
creándose un cierto hermetismo. Uno de los descendientes de estos indios conoce a un
descendiente de la familia del Toro y antes de morir le entrega estos conocimientos y le dice
que en su familia estaría la persona a quien debería entregar estas enseñanzas para que las
trasmitiera a otros y se congregaran.
Así es como empieza a pasar este conocimiento de generación en generación, sólo de uno a
otro, en forma tan hermética que ni los demás miembros de la familia sabían de su
existencia, hasta que llega a Julio del Toro, padre de Liduvino, en quien recae toda esta
responsabilidad. Ya viejo, Julio del Toro muere y su hijo sigue el camino planteado por todas
esas generaciones de los Esenios, y le promete a su padre cuidar y proteger estos secretos y
entregárselos a la persona adecuada.
Un día al consultar el oráculo, Liduvino descubre que de su hijo mayor Lesme, nacería la
persona a quien debería entregar estos conocimientos. Liduvino decide irse para La Habana
con su familia. Aquí conoce a tres jóvenes con ciertas características: Mario Baluja Pérez,
Luís Carlos del Toro y Mario Santana Mas. Debido a que había la necesidad de entregar estos
conocimientos a uno de los hijos de Lesme y con el consentimiento del oráculo, Liduvino
decide iniciar a estas 3 personas y enseñarles los conocimientos recibidos. Según los
conocimientos Esenios, tendrían que ser cinco maestros quienes deberían iniciar a esta
persona la cual tendría que, por libre voluntad, pedir que se le admitiese en esta Comunidad
de los Esenios.
A partir de ese momento, Liduvino se da a la tarea de consolidar sus estudios Esenios y en el
año 1955, junto con los respetables hermanos, funda la Comunidad de los Esenios «Las
manos sabias que traen el buen mensaje», pero todavía de una forma hermética.
Liduvino, junto con estos cuatro Maestros, decide consultar el oráculo para saber cuál de los
tres hijos de Lesme sería la persona en quien debería legar estas enseñanzas. Sin
revelárselas, él tendría que, por sí mismo, ir en busca de ellas a una edad específica, según
estaba planteado por los antiguos Esenios. Así es cómo saben que esta persona sería Julio
Carlos del Toro Batista, el hijo menor de Lesme. Deciden ir orientándolo desde la infancia sin
inculcarle que tenía que tomar el camino de la congregación. Este propósito no se alteró.
Cuando el joven llega a la edad de 16 años, se inclina por pasar por diferentes religiones, las
que le sirven como experiencia. Hasta esos momentos no sabía de los conocimientos Esenios
que su abuelo tenía. Sólo sabía que su abuelo se reunía con los demás y que la forma en que
les hablaba era muy distinta a lo común. Hasta que a la edad de 17 años llega el momento
de pedir a su abuelo que le enseñara los conocimientos que ellos sabían. Es entonces cuando
ellos deciden contarle toda la historia y la responsabilidad que tendría.
Durante un período de siete años lo mantienen en estudio para que lograra purificar su ser y
entender su tarea. Y es el día 17 de diciembre de 1990 a la edad de 24 años que deciden
iniciarlo en la Comunidad, en honor a Julio del Toro, su bisabuelo.
A partir de ese momento y durante los siguientes cuatro años, Julio del Toro Batista recibe
las enseñanzas de los Principios Esenios por parte de estos cinco maestros. Ya como
sacerdote (Gameine), el día 17 de diciembre de 1994 se le entrega oficialmente el
Patriarcado, nombrándolo como SUM, máximo sacerdote de la Comunidad de los Esenios
«las manos sabias que traen el buen mensaje». A partir de ese día SUM abre las puertas de
la Comunidad de los Esenios, confirmando la Alianza por quinta vez el 17 de diciembre del
2005.
El día 25 de septiembre de 1999 a las 9:00 a.m. muere el querido y distinguido Gran
Gameine, Liduvino del Toro. Tranquilo y en perfecta armonía por haber podido cumplir con la
parte que le correspondió.
Miembros fundadores:
1. Liduvino del Toro Fernández
2. Mario Baluja Pérez
3. Mario Santana Mas
4. Luís Carlos del Toro
5. Lesme Jorge del Toro Feria

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