Hoy empieza todo
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Hoy empieza todo
Hoy empieza todo 13 años ZINEMA.COM Año 1998 Nacionalidad Francia Estreno 22-10-99 Género Drama Duración 117 m. T. original Director Intérpretes Guión Fotografía Música Montaje Ca commence aujourd'hui Bertrand Tavernier Philippe Torreton (Daniel Lefebvre) Maria Pitarresi (Valeria) Nadia Kaci (Samia Damouni) Véronique Ataly (Sra. Lienard) Francoise Bette (Sra. Delacourt) Dominique Sampiero Tiffany Tavernier Bertrand Tavernier Alain Choquart Louis Sclavis Sophie Brunet Sinopsis Daniel es director de un parvulario en una región que conoció mejores tiempos, pero que ahora está devorada por el desempleo. Una tarde, la señora Henry va a buscar a su hija Laetitia, pero cae redonda en el patio, completamente borracha. Al recuperarse, huye avergonzada, dejando abandonada a Laetitia y al hermanito de ésta. Daniel no tiene más remedio que implicarse y ocuparse de los dos niños. Referencias • • Dirige Bertrand Tavernier, autor de películas como Capitán Conan, La hija de d'Artagnan o L.627 y Presidente del jurado en el Festival de Cine de San Sebastián 1999 La película consiguió el Premio del público en el Festival de Cine de San Sebastián 1999 y el Premio FIPRESCI, así como una Mención especial, en el Festival de Cine de Berlín 1999. http://www.zinema.com/pelicula/1999/hoyempie.htm http://www.filasiete.com/empiezatodo.html HOY EMPIEZA TODO País: Francia Dirección: Bertrand Tavernier Guión: Dominique Sampiero, Tiffany Tavernier, Bertrand Tavernier Intérpretes: Philippe Torreton, María Pitarresi, Nadia Kaci, Veronique Ataly De todos los géneros cinematográficos quizás sea el cine social uno de los menos comunes. De vez en cuando asoman islotes que reflejan sin tapujos la existencia de los hombres de su tiempo o buscan la denuncia de una situación. Son los lugares por donde transitan directores como el británico Ken Loach. Y son realidades que vemos cada día en los noticiarios, pero sólo una mirada como la de Bertrand Tavernier puede hacernos recapacitar sobre sus motivos y humanizar los hechos. Hoy empieza todo refleja los problemas de la educación en Francia. Lo hace a través de Daniel Lefebre (Philippe Torreton, que ya fuera protagonista en Capitán Conan), el director de un colegio infantil, al que no le basta con saber que existen problemas sino que también hay que solucionarlos. El colegio está situado en un pueblo de ex mineros del norte de Francia, donde el paro se ha cebado, donde no hay un horizonte para los niños, ni mucho menos para sus padres. Es una historia de rebeldes con causa, donde la batalla no consiste en salvar al mundo sino lograr integrar a cada alumno, en solucionar problemas como la factura de la luz, los abusos contra un pequeño por parte de sus familiares... (perdón, rectifico, la batalla sí consiste en salvar al mundo). Rodada cámara al hombro, con un estilo casi documental, Tavernier sigue a Lefebre en su quehacer diario, lanzando una crítica feroz sobre la deshumanización del sistema, sobre la pérdida de la dignidad de la vida en todas sus circunstancias. Y Tavernier lo hace sin grandísimos discursos, sólo a base de arrancar bocados, trozos de realidad. HOY EMPIEZA TODO (Ça Commence Ajourd d'Hui, 1999. Bertrand Tavernier) 400,000,000,000 de golpes Por Alejandro G. Calvo «Yo soy director de cine, no soy quien tiene las soluciones. Sólo puedo mostrar las cosas que me duelen, que me perturban, que me impactan... Puedo filmarlas, iluminar ciertas cosas... y cuando se hace eso, uno espera obtener resultados» (1). Una década de cine francés Tengo que reconocer que si me obligaran a decidirme por la figura cinematográfica por excelencia del cine francés de los noventa nombraría sin pensármelo al cineasta Bertrand Tavernier. Y realmente no me importaría no sopesar ni a los nuevos enfant terribles cómo Mathieu Kassovitz o Francois Ozon, a las viejos maestros cómo Claude Chabrol, Jean-Luc Godard, Claude Lelouch o Eric Rohmer, o a figuras emergentes cómo André Téchiné, Erick Zonca, Robert Guédiguian, Frédéric Fonteyne o Laurent Cantet. Al margen de la alta calidad de los films de los aquí nombrados, me siento hechizado por cómo Bertrand Tavernier ha sabido reconducir su cine de aspecto algo anacrónico e intelectual -lo que ojo, no significa que sean malos films en absoluto, por ejemplo, películas cómo El relojero de Saint-Paul (L'Horlogler de Saint-Paul, 1973) o Un domingo en el campo (Un dimanche à la campagne, 1984) son buenas obras, pero aún muestran un Tavernier embrionario, demasiado preocupado por afianzar sus postulados teórico-cinematográficos que llevaba años defendiendo en revistas tan antitéticas cómo Postif o Cahiers du Cinema en los setenta y ochenta –con las consabidas excepciones de dos pequeñas joyas alejadas de todo lo común cómo son La muerte en directo (Mort en Direct, 1979) y Coup de Torchon (Ídem, 1981), que también tienen sus detractores–, aunque de indudable belleza narrativa y plástica, y ha sabido encarar los noventa con una madurez ya no envidiable, si no asombrosa. Desde que en 1989 Tavernier rodara uno de sus mejores y más conmovedores films, La vida y nada más (La vie et rien d'autre), de la mano de su actor fetiche hasta la fecha, Phillipe Noiret –que sólo volvería a coincidir con el realizador en la infravalorada, machacada y repudiada La hija de D'Artagnan (La fille de D'Artagnan, 1994)– y que habría así una trilogía que completarían las magníficas Capitán Conán (Le Capitaine Conan, 1996) y Salvoconducto (Laissez-passer, 2002) (a mi juicio, sus tres mejores films, incluso por Francia 1999. Dirección: Bertrand Tavernier. Producción: Frédéric Bourboulon y Alain Sarde. Guión: Dominique Sampiero, Bertrand Tavernier, Tiffany Tavernier. Fotografía: Alain Choquart, en color. Música: Louis Sclavis. Dirección artística: Thierry François. Montaje: Sophie Brunet. Intérpretes: Philippe Torreton (Daniel Lefebvre), Maria Pitarresi (Valeria), Nadia Kaci (Samia Damouni), Véronique Ataly (Sra. Lienard), Nathalie Bécue (Cathy), Emmanuelle Bercot (Sra. Tievaux), Françoise Bette (Sra. Delacourt ), Christine Citti (Sra. Baudoin), Christina Crevillén (Sophie), Sylviane Goudal (Gloria), Didier Bezace (Inspector), Betty Teboulle (Sra. Henry), Gérard Giroudon, Marief Guittier, Daniel Delabesse, JeanClaude Frissung, Thierry Gibault, Philippe Meyer, Gerald Cesbron, Michelle Goddet, Stefan Elbaum, Nathalie Desprez. Desde que en 1989 Tavernier rodara uno de sus mejores y más conmovedores films, La vida y nada más (La vie et rien d'autre), de la mano de su actor fetiche hasta la fecha, Phillipe Noiret –que sólo volvería a coincidir con el realizador en la infravalorada, machacada y repudiada La hija de D'Artagnan (La fille de D'Artagnan, 1994)– y que habría así una trilogía que completarían las magníficas Capitán Conán (Le Capitaine Conan, 1996) y Salvoconducto (Laissez-passer, 2002) (a mi juicio, sus tres mejores films, incluso por encima de Hoy empieza todo). Entretanto Tavernier rodaría tres miradas internas a la sociedad actual francesa, preferentemente la marginal, a través de un policía que recorre los barrios más pobres de la ciudad, L-627 (Ídem, 1992), una crónica de la juventud de los noventa totalmente descarnada, La carnaza (L'appât, 1995), y un retrato del funcionamiento de las guarderías públicas en los barrios pobres del norte de Francia en la que hoy nos toca: Hoy empieza todo. Seis películas magníficas, que vendrían intercaladas entre la irregular y algo impávida Daddy Nostalgie (Ídem, 1990), y el simpático film de aventuras La hija de D'Artagnan, que sitúan a este crítico reconvertido en realizador, en la doble vertiente de cineasta talentoso tanto en la ficción cómo en la aproximación a la realidad. Es curioso cómo los cineastas franceses de la actualidad, saben acercarse con mucho más cuidado y sinceridad al realismo social de su país, mientras que directores cómo Ken Loach o Stephen Frears, hayan sucumbido en sus últimos films a un tremendismo fuera de lugar, que entorpece tanto el ritmo como la veracidad de la obra. Téchiné con su Alice y Martin (Alice et Martin, 1997), Cantet con sus Recursos humanos (Ressorces Humaines, 1999), Zonca con su La vida soñada de los ángeles (La vie rêveé des anges, 1998), Jean Marc Barr con Lovers (Ídem, 1999), Guédiguian con La ciudad está tranquila (La Ville est Tranquile, 2000) o el mismo Tavernier con L-627 son un buen puñado de ejemplos de coherencia cinematográfica. Obras sinceras, lo menos subrayadas posibles, desviando la mirada de la lágrima o de la simple y vana compasión. Son películas muy duras que le niegan reposo al espectador, están afiladas cómo cuchillas y no permiten que se caiga en la autocomplacencia del lloro fácil. En Hoy empieza todo tras la muerte de Laetitia, su madre y su hermano pequeño, Tavernier sólo nos lleva en un acelerado travelling al interior de la casa, recorre el lugar de la tormenta y se marcha... el dolor es tan real que casi ni se puede filmar. El plano que contiene a Lefevbre y al padre de la familia que se ha quedado solo frente a la tumba sin lápida de las tres personas fallecidas vale más que todas las palabras, gritos, sollozos y alaridos que cualquier cineasta artesanal hollywoodiense pudiera utilizar. Empezando día a día, todos los días Daniel Lefevbre (Phillipe Torreton, sobresaliente, insaciable, qué más da interpretar a un policía de los barrios bajos, a un capitán de la 1ª Guerra Mundial o a un profesor de parvulario, Torreton con la fuerza de un DeNiro o, si tiramos para casa, de un Bardem, además de servir de alter ego a Tavernier, arrastra toda la película bajo sus hombros sin que esta se resista un solo momento) es el director de un parvulario de acogida en uno de los barrios con más índices de paro del norte de Francia. Cada día ocurren nuevas desgracias y cada día hay que empezar de nuevo: padres que no llevan sus hijos al parvulario, madres alcohólicas, agresiones físicas, niños malcomidos viviendo sin luz ni gas, una asistencia social inexistente, políticos despreocupados (ya sean de izquierdas o de derechas), delincuencia juvenil, delincuencia infantil, incestos... en fin, un panorama casi tan ensombrecedor cómo los campos de cadáveres que recorría el mismo Torreton en Capitán Conán. Tavernier hace una foto en un momento concreto de este parvulario, de tal manera que Hoy empieza a todo no es una historia con principio y fin, al igual que en Los lunes al sol de Fernando León de Aranoa es un momento concreto de una gente concreta, que puestos a pensar, cuesta imaginar el principio (anteriormente la zona había sido más próspera y todo el mundo tenía trabajo) y, sobretodo, resulta imposible imaginar un final. El pueblo obrero en Francia está tan desesperado que ya se ha resignado en confiar en ningún político que les pueda salvar. La izquierda es casi inexistente y el neofascismo de la mano del –me ahorro el adjetivo– Le Pen, va subiendo puestos precisamente entre los más necesitados, aferrándose ya no a un clavo ardiendo, si no a la propia llama. Cuando Lefevbre va a discutir con el alcalde comunista de la ciudad, sólo se encuentra a un escéptico al que le importan ya poco los problemas, alegando que tiene demasiados, y resulta casi tan horripilante, cómo cuando el inspector visita la escuela y sólo pone pegas didácticas cómo que Lefevbre se mueve demasiado entre los niños, y le recrimina el que no haya querido acoger a dos niños más. Lefevbre le replica que no puede cogerles por que su propia ley lo exige, y el inspector le dice, que lo que importa es su propia imagen, que está deteriorada... Un diálogo de besugos que hace patente la total estupidez que impera en ese mundo, por desgracia, realista que filma Tavernier (2). Para mantenerse lo más cercano a la historia y respetar al máximo su realismo, Tavernier optó por combinar actores con personajes reales (sobre todo los niños y los padres de los mismos), así cómo filmar en decorados naturales, y contar historias nacidas de las propias vivencias del guionista del film y profesor del centro Dominique Sampiero. El resultado es una mezcla, aunque parezca imposible, esperanzadora y amarga a la par, que compagina lo peor y lo mejor que se puede hallar en las calles. Si la muerte de la familia de Laetitia enfoca la desgracia, la fiesta final con las botellas llenas de colores y la orquesta tocando, sirve para contraponer algo de esperanza y sonrisa en medio de tanta miseria. Tavernier pasea la cámara con gusto, rueda sus habituales y cada vez más sofisticadas tomas largas (los planos secuencia de Salvoconducto son de un verdadero placer visual, y nada tienen que envidiar de los realizados por cineastas como Martin Scorsese o Brian DePalma), y mantiene un aspecto ágil en lo festivo y más sereno en las conversaciones que compensan la acción. Es cierto que las dos vías de narración que posee Hoy empieza todo, la del propio parvulario y la de la familia de Lefevbre, andan algo descompensadas, aunque se apoyan bastante bien la una sobre la otra –cf. el padre de Lefevbre golpeaba a este de pequeño, su hijastro propicia que haya un robo en el parvulario...– y van unidas por la voz en off del protagonista leyendo los poemas que escribe y que hacen referencia tanto a la familia, como al amor, como al trabajo y a la vida.(3) Hoy empieza a todo sirvió en su estreno para remover un poco la conciencia nacional patria y muchos educadores aprovecharon el film para levantar la voz y quejarse sobre el deficiente sistema de ayuda social del gobierno francés. Tavernier tiene razón cuando indica que el no puede hacer nada más de lo que ha hecho ya: una película denuncia, que complace tanto a la realidad social cómo a los amantes del cine, pues nunca Tavernier renuncia a los valores estéticos del film en función de la historia, si no que engranaje y mecanismo funcionan sincronizados para obtener un resultado lo máximo de favorable. Hay que aplaudir la sinceridad de Tavernier al no convertir el film en un panfleto político y por el hecho de convertir un argumento basado en hechos reales en una ficción, que incluso se podría considerar atenuada (ya saben, la realidad siempre supera con creces a la ficción), para reflejar un problema muy serio, que aunque se sitúe en el norte de Francia, se podría hacer extensivo a todos los países del mundo. (1) Betrand Tavernier dirigiéndose al público en el primer pase de Hoy empieza todo. El público estaba formado tanto por la gente que colaboró en la película como los habitantes del barrio donde se rodó, incluida la gente del parvulario -al que posteriormente bautizaron con el nombre del realizador francés- y la imagen fue recogida por Nicolas Baulieu en su documental Todo empieza cómo una película (Ça commence comme un film, 1998). (2) En el mismo documental (1), en una escena gemela de la de la película (pero sin la exasperación de Lefevbre), el actor Phillipe Torreton va ha hablar con el alcalde real de la ciudad, y bueno, mantienen una conversación en la que el alcalde parece leer un guión de los hermanos Wachowsky sobre cómo "la energía negativa a pasado a ser energía positiva". (3) Algo que molestaba a mi compañero Alejandro Díaz y así lo reflejo en su excelente artículo sobre el film en el estudio que le dedicó Miradas de Cine a Bertrand Tavernier. http://www.miradas.net/estudios/2003/08_losnoventa/hoyempieza.html http://multivac.info/hoy.html DANIEL RODRÍGUEZ HERRERA Hoy empieza todo 26 de Enero de 2000 Ya se sabe el amor de los críticos por el cine social europeo, los altares que se construyen con extraordinaria rapidez para aquellos que denuncian la injusticia social, el paro, la nueva Europa que se nos viene encima... Desafortunadamente, tanta alabanza en ocasiones impide distinguir si nos hallamos de verdad ante una buena película o ante un bodrio cuyo contenido social impide a algunos comentar sus defectos. Para alguien que, como yo, mantiene sus reservas hacia ese género tan de moda, "Hoy empieza todo" es todo un descubrimiento. Porque nos recuerda que, a veces, el cine es séptimo arte y que, cuando eso sucede, la denuncia nos llega a los espectadores y nos toca el alma. Bertrand Tavernier nos cuenta la historia del director de un parvulario francés, situado en un barrio marginal, y de su lucha contra todo y todos para que la vida de esos niños mejore. Dicho así parece sencillo hacer un buen filme, pero no lo es. Puede ser habitual para muchos que las películas les parezcan un pedazo de vida puesto ante nuestros ojos, pero a mí no me sucede con frecuencia. Desde "Solas" no salía con esa sensación de haber conocido la experiencia de los personajes, de haber estado entre ellos viviendo lo que viven. Es un milagro no muy frecuente, que recomiendo que no dejen pasar. http://www.nodo50.org/espacio/ca8taver.htm corriente alterna nº 8 un papelón rojo, verde y violeta CINE Hoy empieza todo de Bertrand Tavernier Homenaje pequeño a una película grande Miguel Romero 1. Para Tavernier cada película es una exploración, "un viaje no organizado". A partir de unas situaciones, conflictos o imágenes iniciales, sus películas se desarrollan tan imprevisibles como la vida. No hay mensaje, sino conocimiento de unas personas, de sus relaciones sociales y su trabajo. Pero sí hay la búsqueda de algo que está más allá de la trama. Algo que el propio cineasta descubre y nos revela. Por eso el cine de Tavernier desasosiega, a la vez alegra y angustia. Por eso su estilo tiene el nervio, la tensión, la imperfección también de quien quiere capturar un trozo de vida. Ha contado para ello con colaboradores excepcionales: especialmente, el actor Philippe Torreton y el fotógrafo Alain Choquart. 2. En "Hoy empieza todo" ese trozo de vida tiene como referencia una escuela infantil en un pueblo minero del Norte de Francia desgarrado por la crisis. Esa crisis crea el ambiente de desesperanza que envuelve el comienzo de la película y del que no se libra nadie Precisamente el motor del film es la lucha por hacer que nazca la esperanza, a pesar de todo, sin evasiones, asumiendo los conflictos a brazo partido. 3. "Hoy empieza todo" nos habla de personas que se niegan "a tirar la toalla" pese a vivir rodeados, y ser ellos mismos, como dice el propio Tavernier, "víctimas del Fondo Monetario Internacional". Lo que me conmueve y me apasiona de esta película hermosísima es la radicalidad, la piedad y el amor de la mirada de Tavernier hacia esa gente. Valga como muestra el terrible plano general, a poco de comenzar la película, con la caída de la madre alcohólica. Este plano chocará al espectador maleducado por las estridencias del cine a la moda; se quedará con las ganas de verle el rostro a esa mujer y tener el subidón de adrenalina que confunden con la emoción. Tavernier no hace concesiones. Explica sencillamente su decisión: la cámara se mantiene lejos "para respetar al vencido". Con este talento y esta moral se han hecho las películas más hermosas de Ford, de Rossellini, de Nicholas Ray... 4. El cine de Tavernier es, en cierto sentido, cine militante. Pero sólo en cierto sentido. Él lo explica así: "Me interesa la gente luchadora que intenta cambiar lo que le rodea (aunque cometan errores en el proceso) y hacer su trabajo correctamente (...) Ellos son nuestra única esperanza. Se enfrentan a situaciones que resultarían desesperanzadoras si ellos no continuaran luchando por cambiar las cosas". En esta película esa gente son maestros y maestras. Pero en otras, "Ley 627", fueron policías. 5. "Trabajar correctamente" significa asumir la función social original del propio oficio, lo que implica, a la vez, una idea de compromiso individual y de servicio a la comunidad, de sociabilidad. Pero sin lucha política. O mas bien, luchando contra la política, que se nos muestra como el oficio de los políticos, un mundo lejano y casi siempre hostil frente a los que "no tiran la toalla". 6. A propósito de "Hoy empieza todo" se ha recordado al gran Jean Renoir y al cine que respiró el vitalismo y la esperanza del Frente Popular en Francia. Pero hay una importante diferencia: en la época del Frente Popular la esperanza tenía una base política. Y ahora no. Ahora está en la dignidad, la felicidad, el sentido de la resistencia social. En un presente en el que apenas cuenta el futuro, salvo quizás como temor, o como amenaza. 7. Se le toma cariño a esa gente. Cariño de espectador y de militante. No hay izquierda sin ellas y ellos. Podríamos hablar de muchas cosas y encontrar sentimientos, ideas y hasta acciones comunes. Pero, posiblemente, si les habláramos de la lucha política, se mostrarían tan escépticos y distantes como en la breve secuencia en que charlan sobre los sindicatos. Esto forma también parte del hoy. Ojalá, todo empiece. P.D: Atención al cine francés que viene. Ha sido, con alguna excepción, la mejor sorpresa del Festival de San Sebastián. Especialmente una opera prima "Recursos humanos" cuya base argumental es nada menos que las 35 horas. Estaría bien que se estrenara. Pero no inmediatamente. Mejor dentro de unos meses. Más o menos cuando el congreso de CC OO. HOY EMPIEZA TODO Tras casi dos siglos de escuela pública e institucionalizada, hoy empieza todo porque hoy hay clase y mañana también. Tras numerosas reformas educativas llenas de palabras huecas, hoy empieza todo porque ahí estamos tú, yo, él, ella y ellos y ellas. Tras milenios de ingentes cantidades de conocimientos, hoy empieza todo porque todavía no hemos aprendido a transformar el conocimiento en sabiduría. Tras solo unos años de la mal llamada sociedad del bienestar, hoy empieza todo, porque el bienestar sin educación es malestar y la educación sin bienestar es un engañabobos. Sí, hoy empieza todo, así deberíamos plantearnos un presente que se nos presenta presentable cuando en realidad es impresentable. Sí, hoy empieza todo, porque ya está bien de tanto discurso académico y burocrático que oculta la realidad y legitima lo antieducativo. Sí, hoy empieza todo, porque si abandonamos la tarea de "Educar" (con mayúscula) ¿qué nos queda?. Los que hemos visto esta película, más allá de las palabras y de las imágenes, nos hemos planteado nuevamente aquellas viejas preguntas que teníamos escondidas en el baúl de los recuerdos: ¿A dónde vamos?¿Qué persona soy?¿Qué sociedad tenemos? ¿Qué sociedad queremos? ¿Qué podemos hacer? y otras muchas de imprescindible y obligatoria formulación para todo profesional de la educación que se considere como tal. Encogido el corazón por ver en una pantalla lo que día a día vemos, prevemos, intuimos o nos pasa inadvertido como consecuencia de nuestro cómodo refugio de seguridad e individualismo, una vez más aparece en el paisaje y en su horizonte la luz del amor, que alumbramos y nos alumbra, que salvamos y nos salva, que hacemos y nos hace. Aún a riesgo de parecer ridículo: ¿acaso se puede educar sin amar? (a mi mismo, a mi amante, a mis padres, a mis hijos, a mis hermanos, a mis compañeros, a la vida, a los demás, a mis alumnos...) y digo yo ¿puede educar el que no ama? o ¿puede enseñar algo el que no sabe?. Cansados ya de respuestas prefabricadas a preguntas en las que no hemos participado y que siempre nos han hecho otros y nosotros hemos recitado obedientemente como papagayos para asegurarnos un rinconcito de protección, ya va siendo hora que nos cuestionemos sin necesidad de intermediarios preguntas que vayan a las raíces y me atrevo a dejar dos: ¿cuál es nuestra función social como profesionales de la educación? ¿qué enseñamos realmente a nuestros alumnos?. Bueno ya está bien, creo sinceramente que esta película bien vale un buen comienzo de milenio para volver a pensar en la Educación como herramienta insustituible de desarrollo personal y de transformación social y que en estos temas no podemos ni debemos tirar la toalla mientras nuestra tarea dure, porque como bien dice Savater, los pesimistas a lo sumo podrán llegar a ser buenos domadores pero nunca aprenderán a ser maestros. Gracias por leerme y a Paco que me la recomendó. Espero que vayas a verla cuando puedas. Título: HOY EMPIEZA TODO Título original: Va commence aujourd´hui País: Francia. Dirección: Bertrand Tavernier. Año: 1999. Duración: 117 min. Intérpretes: Philippe Torreton, Maria Pitarresi, Nadia Kaci. Guión: Bertrand Tavernier, Tiffany Tavernier, Dominique Sampiero. Fotografía: Alain Choquart. Juan Miguel a 23/10/99 http://usuarios.tripod.es/masvalor/Cine/hoy_empieza_todo.htm http://www.aulacreativa.org/cineducacion/temasmariposas.htm Película: Hoy empieza todo Francia. 1999. 95 min. Director: Bertrand Tavernier. Intérpretes: Philippe Torreton, Maria Pitrresi, Nadia Kaci, Veronique Ataly. Sinopsis: En un pequeño pueblo del norte de Francia, el 30% de los 7.000 habitantes está en paro a causa de la crisis de la minería; Daniel, de 40 años, es el profesor de la escuela infantil. Un día, la madre de una de las alumnas llega borracha a la escuela, sufre un colapso y deja allí a su bebe y a su hija de cinco años. El profesor decide tomar cartas en el asunto, y solicita la ayuda de la comunidad y de los padres de sus alumnos. Su trabajo como docente será cuestionado. Arriba Sugerencias didácticas El análisis de estas películas es necesario para docentes, ya que plantean la iniciación en la cultura, y la dificultad en la transmisión de los mensajes que tienen que ver con los valores, al mismo tiempo que la responsabilidad e implicación de los docentes en la sociedad en la que viven. Lo que lleva tiempo y esfuerzo en trasmitir se puede trastocar en cuestión de segundos. La dificultad de la enseñanza. La educación en valores. La honestidad del maestro. El influjo del ambiente en la educación. La responsabilidad del profesor en el entorno social y laboral. o La orientación en la vida como misión o tarea del profesor. o o o o o Arriba